Las tres Ucranias
Este es un país dividido entre el Este y el Oeste, entre Europa y Rusia, con una tierra de nadie en la mitad
La división histórica de Ucrania entre el Este y el Oeste, entre la influencia de Polonia y el Imperio austrohúngaro, por un lado, y Rusia, por otro, con la consiguiente impronta idiomática y cultural, quedó en gran parte mitigada en la época soviética por la ... unificación forzada que imponía el régimen comunista. Aun así, los habitantes de las zonas occidentales se consideraron siempre más europeos.
Con la desintegración de la URSS, las diferencias entre un extremo y otro de Ucrania volvieron agudizarse . Se empezó a poder viajar al extranjero tras décadas de aislamiento. Entonces, los ucranianos del Oeste prefirieron ir a a Centroeuropa, en tanto sus compatriotas del Este seguían viajando a las regiones vecinas de Rusia y Moscú. Los primeros hablan ucraniano, una lengua con muchas similitudes con el polaco, mientras que los segundos hablan casi exclusivamente ruso.
A estas dos Ucranias aún puede añadirse una tercera , resultado de la confluencia de las dos primeras, del Este y el Oeste, con el alma dividida, proeuropea, pero vinculada a Rusia.
La Revolución Naranja de 2004 hizo otra vez patentes las diferencias. Se enfrentaron el actual presidente ucraniano, el prorruso Víctor Yanukóvich , y Víctor Yúshenko , a quien las movilizaciones callejeras consiguieron aupar a la jefatura del Estado. Eran dos formas contrapuestas de abordar la política. Yanukóvich defendía el acercamiento a Rusia como panacea que resolvería todos los males mientras que Yúshenko veía en Europa el ejemplo a seguir para alcanzar la democracia. Tras el fracaso de la tentativa europeísta de Yúshenko, parecía que los partidarios de esta tendencia habían desaparecido o estaban aletargados. Ahora, la negativa del Gobierno ucraniano a firmar el Acuerdo de Asociación con Bruselas ha provocado que el país se parta otra vez en tres pedazos.
A favor de Europa
Antonina Nikólskaya , de 66 años, nació y vive en Lvov, en el extremo occidental. Viuda y jubilada, trabajó toda su vida en una fábrica de electrónica. Tiene dos hijas, Anna y Valia , que han estudiado en Suiza, Canadá y EE.UU., de las que está muy orgullosa. Su hermana reside en Kiev y, cuando comenzó la ola de protestas, se trasladó a la capital para unirse a los manifestantes. Después vino Anna, de 26. Las tres acuden cada día a la Plaza de la Independencia para exigir que el Gobierno rectifique y firme el Acuerdo de Asociación con la UE. Antonina se sometió hace poco a una operación en Austria. «Descubrí que aquello es otro mundo (...) es el modelo al que nuestro país debe aspirar». «No pedimos gran cosa, simplemente queremos vivir en un país normal».
A favor de Rusia
Ostap Cherni , de 32 años, es un técnico de la Central Nuclear de Zaporozhie, en la parte oriental de Ucrania, que no se queja de su salario. «Es la planta atómica más grande de Europa», dice. Al preguntarle sobre qué hace en Kiev en un mitin de apoyo al presidente Yanukóvich, responde que es activista del Partido de las Regiones y que le han dado unos días para «demostrar a la oposición que el poder también tiene seguidores». Niega haber recibido dinero por ello. «Si Rusia nos cierra su mercado, sería la ruina. Somos Europa y estamos por la integración en la UE, pero no estamos aún preparados para abandonar el regazo de Rusia», dice.
Entre Europa y Rusia
María Bondar , de 18 años, estudia en Valencia, pero habitualmente vive en Kiev con sus padres. Su madre es española, y su padre ucraniano. Tienen un negocio de azulejos de marcas españolas. María quiere terminar Administración de Empresas. Habla ucraniano y ruso, y espera dominar el español y el inglés. Estaba en el mitin de apoyo a Yanukóvich, con los prorrusos; «mis amigos están todos aquí y no están en contra de Europa». «Soy partidaria de la integración en la UE. En España me he dado cuenta de que nuestro lugar está allí, pero no creo que tengamos que dar la espalda a Rusia. Somos eslavos, como ellos».
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