¿Por qué Hollande es el presidente francés más impopular desde 1996?
Según la última encuesta publicada en Francia, el presidente francés solo cuenta con el respaldo del 24% de la población
laura riestra
Su elección fue definida como «el renacimiento de la izquierda francesa», pero a día de hoy bate récord de impopularidad : el 71% de los franceses tienen una opinión negativa de François Hollande , lo que supone el peor resultado para un presidente francés desde 1996 ... . Ante un dato así, ¿qué es lo que ha fallado?
El severo juicio de la opinión pública se produce en el marco de un desempleo que persiste -la cifra de parados ha marcado su récord histórico, superando los 3,2 millones -, el aumento de los impuestos y la reforma fiscal, factores que no hacen sino incrementar la mala imagen de un presidente en el que, como ha ocurrido en buena parte de Europa, se pusieron grandes esperanzas para salir de la crisis .
«El hombre normal», como él mismo se definió en la campaña por las presidenciales, obtuvo el 51,7% de los votos frente el 48,3% que logró su oponente , Nicolas Sarkozy, en mayo de 2012. Francia se convirtió de este modo en el país número 22 en cambiar su gobierno desde que comenzó la crisis , en 2008, tal y como apunta el investigador principal de Europa del Instituto Real El Cano , Ignacio Molina. Por tanto, el factor económico y la situación que estaba viviendo el país –serio declive y un fuerte desempleo- fue determinante en la victoria del candidato socialista, en quien los franceses depositaron la ilusión y esperanza para salir del mal momento.
«Esto no es un elemento sólo de Francia , es una pauta que ha ocurrido en otros países. Se ha terminado con los gobiernos de Nicolas Sarkozy (Francia), Gordon Brown (Reino Unido), Rodríguez Zapatero (España) o Silvio Berlusconi (Italia), con al esperanza de que cambie algo. Es una especie de «voto milagro» pero, en el caso francés, la situación no ha mejorado y el desencanto ha llegado muy rápido», explica a ABC.es Molina, quien también es profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la UAM.
El modelo socialista
Desde el primer momento Hollande quiso dejar claro que optaba por un estilo propio, diferente al resto de candidatos y de presidentes que habían dirigido el país. «Tras dejar la dirección del Partido socialista en 2008, tuvo que inventarse un estilo que no era muy mediático. Para él lo importante era posicionarse con respecto a Nicolas Sarkozy , que es más reactivo y a veces actúa con precipitación», describe Henry Rey, del Centro de Investigaciones políticas de la escuela «Sciences Po París». Así, su figura es percibida como la de una persona moderada, muy distanciada de la imagen agresiva propia de su predecesor.
«Hollande tuvo que inventarse un estilo que no era muy mediático»Con su programa -en el que abogaba principalmente por aumentar los impuestos a los millonarios, incrementar el salario mínimo, la creación de una tasa para las transacciones financieras o la puesta en marcha de los eurobonos- Hollande quiso romper con la pesadilla del 21 de abril de 2002 , cuando el representante de la izquierda, Lionel Jospin, se desplomó en las elecciones obligando a los franceses a elegir entre la República de Jacques Chirac o el extremismo de derechas de Le Pen. Su victoria simbolizó, por tanto, una nueva etapa para Francia en la que el modelo del nuevo inquilino del Elíseo sería Francoise Mitterand , el último presidente socialista de Francia.
Con todo, pese al afán de ruptura y de abrir una nueva etapa en la sociedad francesa, lo cierto es que lo que impulsó a Hollande al poder fue la crisis . De no haber sido por ella, es muy probable que Sarkozy hubiera repetido victoria: «Lo normal es que el presidente francés gobierne durante bastante tiempo. La media es de diez años y por ello es bastante probable que hubiera aguantado y más aún gracias al tipo de liderazgo que ejercía , que gustaba a los franceses», apunta Molina.
Los desafíos a los que se enfrentaba Hollande no estaban sólo en su país. También tendría que hacer frente a la que había sido hasta ahora la política europea de Sarkozy , un claro seguidor de la canciller Angela Merkel, configurando ambos el eje franco-alemán en la UE. «Sarkozy fue un mal gestor de la crisis, se sumó a la forma de hacer las cosas de Merkel, y ahí está el éxito de Hollande. Él consiguió que se suavizaran las condiciones, logró cambiar la idea de que para salir de la crisis es necesaria la austeridad, defendiendo que se requiere más flexibilidad», explica a ABC.es Molina. En su contra, sin embargo, juega el factor de esta actitud implica también poner de manifiesto que Francia no es un país tan fuerte como se creía , algo difícil de asumir en la sociedad francesa, tal y como apunta el escritor André Bercoff en su libro «La caza de Sarko»: «Todavía hay un sentimiento generalizado en Francia de que deben establecer el camino a seguir».
A todo esto cabe sumarle el hecho de que, tal y como ocurre por ejemplo en Italia, estamos ante un país mucho más personalista que de partidos . «Si la persona defrauda, el peso del partido es mucho menor. Si el líder es flojo, el partido se hunde más de lo que haría en España, donde tiene más peso el grupo político», añade Molina. De hecho, en la actualidad, el país vive un momento en el que Marine Le Pen y su política extremista de derechas está en pleno auge , hasta el punto de ser clave en pequeñas ciudades francesas.
Hollande cumplió el pasado mayo un año de gobierno. Falta por ver cómo gestiona los cuatro restantes y qué tipo de políticas emprende para convertir aquel «voto mágico» en algo real .
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