Los sindicatos griegos van a la huelga general por el cierre de la TV estatal
El cierre de la cadena pública reaviva las protestas sociales. Se teme que la nueva inestabilidad ponga en peligro la coalición de Gobierno en el país
b. castiella/ e. serbeto
El anuncio de cierre «temporal» de la televisión estatal griega ha vuelto a poner el país patas arriba. Ha reavivado las protestas sociales, ha provocado una huelga general, ha puesto en peligro la supervivencia del Gobierno y ha vuelto a sumir a Grecia en ... una inestabilidad de la que parecía emerger muy lentamente.
Todos los partidos excepto el conservador se han mostrado en contra de la decisión de cerrar la empresa de radiotelevisión estatal ( ERT ), y de la forma en que se anunció: cierre inmediato y despido de todo su personal, unas 2.680 personas (entre ellas 600 periodistas). Después, la cadena se reabrirá, pero notablemente «adelgazada». La oposición, liderada por la izquierda radical de Syriza, ha llegado a hablar de dictadura. Al tiempo que la Asociación Internacional de Periodistas (API) ha dejado claro que «la acusación indiscriminada de que cientos de periodistas de ERT son enchufados políticos es populismo infundado y peligroso».
El cierre es parte del programa de reformas y ajustes con los que el primer ministro , el conservador Andonis Samaras, intenta contentar a la troika y mostrarles su determinación a hacer adelgazar al sector público. Pero ERT era mas que un organismo estatal, aunque todos conocían sus gastos excesivos. Era la información, la voz y la imagen de Grecia en los lugares mas apartados, a donde no llegan las televisiones privadas.
El caso es que el cierre de ERT ha hecho temblar a la coalición de gobierno formada por conservadores, socialistas e izquierda moderada. Hasta ahora, los líderes de estas tres formaciones han conseguido ponerse de acuerdo en las reformas y recortes impuestos por la troika. Y habían dado al país una mínima estabilidad. Pero el frágil equilibrio en el Ejecutivo corre peligro de romperse.
Socialistas e izquierda moderada han presentado una proposición de ley destinada a anular el cierre de ERT. En parte también para no quedar descolgados de la ola de descontento social que se ha apoderado de las calles. Samaras puede encontrarse en una situación muy precaria cuando tenga que vérselas con nuevos recortes, fusiones y privatizaciones impopulares. Y reaparece así la fatídica sombra de nuevas elecciones anticipadas si no se recupera el consenso. Samarás insistió en que el cierre de ERT «es una medida temporal». Pero la nueva televisión estatal –adelgazada– tardará muchas semanas en crearse.
Bruselas y Gazprom
Por su parte, la Comisión Europea niega que la decisión adoptada por el Gobierno heleno tenga que ver con sus exigencias a cambio del rescate, aunque en Bruselas se interpreta que se trata de una respuesta a las trabas de la UE a la venta del monopolio estatal del gas Depa a la rusa Gazprom.
El comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn , ha insistido en la tesis comunitaria de que esta es una decisión que corresponde a las autoridades griegas y que no ha sido expresamente solicitada como parte del segundo rescate financiero, aunque cuadra con la exigencia de que despidan a unos 40.000 empleados públicos . «La Comisión no ha solicitado el cierre de la ERT, pero tampoco cuestiona el mandato del Gobierno griego para administrar el sector público», dijo ayer Rehn ante el Parlamento Europeo. «La decisión se ha tomado en el contexto de los enormes esfuerzos que las autoridades están haciendo para modernizar la economía griega» y aunque la Comisión «entiende la difícil situación del personal de la ERT», se limita a pedir que el proceso «se lleve a cabo de plena conformidad con el marco jurídico aplicable».
En círculos comunitarios se considera esta abrupta decisión como una consecuencia del anuncio el pasado viernes de que la privatización de la compañía de gas Depa no había encontrado comprador. La «troika» exige a Grecia que recaude mediante la privatización de compañías públicas. Al tiempo que la Depaestá en el punto de mira de la rusa Gazprom, que lleva años tratando de entrar en la distribución comercial dentro del mercado europeo, algo que la UE intenta evitar por razones estratégicas. La compañía rusa ha reconocido que se retiró de la operación a causa de «los obstáculos impuestos por la UE». El fin de semana, Bruselas pidió a Atenas que siguiese adelante con las privatizaciones, pero no dio solución a las demandas de Gazprom.
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