El incierto futuro de los refugiados de la guerra de Malí

La mitad, unos 70.000, están en territorio mauritano, desde donde la ONG Médicos Sin Fronteras (MSF) ha dado la voz de alerta por las duras condiciones en que viven. El resto han llegado a Burkina Faso, Níger y Argelia, principalmente.

En el informe titulado «Atrapados en el desierto», MSF hace un llamamiento a los organismos internacionales para que no se olviden de estos refugiados, sobre los que pesa no solo la dureza de su estancia en Mauritania sin lo más básico para sobrevivir sino la incertidumbre de no saber cuándo van a poder regresar a sus casas.

A esto hay que añadir que muchos de los que han escapado pertenecen a las comunicades árabe o tuareg, sobre las que se están cometiendo abusos constantes y actos de venganza porque el imaginario popular los relaciona de manera sistemática con los grupos armados que se levantaron contra las autoridades de Bamako.

Este jueves Human Rights Watch (HRW) denunció la muerte de dos tuareg acusados de yihadistas en una cárcel de la capital depués de haber sido torturados. Las denuncias de este tipo se han multiplicado en los últimos meses y con frecuencia se señala com responsables a los militares malíes.

MSF ha realizado su estudio con más de un centenar de testimonios recogidos en el campamento mauritano de Mbera. «Los refugiados han visto cómo empeoraba su situación en el campo» con el paso de los meses, señala la organización humanitaria.

Ya a finales de MSF 2012 denunció que la situación nutricional era crítica y las tasas de mortalidad estaban por encima de los umbrales de emergencia para niños menores de dos años.