Corea, la guerra de nunca acabar
Las escaramuzas entre el Norte y el Sur han sido constantes desde el final de la contienda hace sesenta años
PABLO M. DÍEZ
La Península Coreana se halla en «estado de guerra» desde el viernes. Pero, en realidad, lleva así desde hace seis décadas porque la contienda entre el Norte y el Sur acabó en 1953 con un armisticio, no con un tratado de paz.
Con el cese ... de las hostilidades, comenzó otra lucha soterrada, pero igual de sangrienta. Para derribar al Gobierno del Sur, Kim Il-sung, fundador de Corea del Norte y abuelo del actual dictador, organizó un comando formado por 31 soldados de élite de la Unidad 124 que, el 21 de enero de 1968, se infiltró en el país y llegó a Seúl, donde fueron abatidos por la Policía a sólo 800 metros de la Casa Azul, la residencia presidencial.
Aupado al poder por el golpe de Estado que dio en 1961, allí estaba el también dictador Park Chung-hee, padre de la nueva presidenta surcoreana, Park Geun-hye. Tras fallar en esa ocasión, un pistolero japonés de origen norcoreano atentó contra el presidente Park en 1974. Su bala erró el tiro pero acabó matando a su esposa, Yuk Young-soo.
La guerra estuvo a punto de volver a estallar en 2010 por el hundimiento de una corbeta
En los años más oscuros de la Guerra Fría, cuando la CIA y la KGB se intercambiaban sus espías en el Puente Sin Retorno del Paralelo 38, Corea del Norte intentó ocupar el Sur. La mejor metáfora de esta guerra subterránea son los túneles excavados por el Ejército norcoreano para invadir al odiado vecino. Uno de ellos, de 300 metros de profundidad y un kilómetro de largo, puede visitarse cerca del puesto fronterizo de Panmunjom.
Separados por unos pocos metros, allí hacen guardia los soldados de uno y otro lado, que a veces han acabado enfrentándose. El 18 de agosto de 1976 tuvo lugar el famoso «incidente del hacha», en el que los militares norcoreanos mataron a dos americanos que querían cortar un árbol porque impedía ver sus puestos de vigilancia.
El 23 de noviembre de 1984, Vassilly Matauzik, un traductor ruso que acompañaba a una delegación oficial que visitaba el lado norcoreano de Panmunjon, echó a correr y cruzó la línea divisora para desertar. Inmediatamente, varios soldados del Norte le persiguieron abriendo fuego con sus armas, por lo que se produjo un intercambio de disparos con los militares del otro lado en el que fallecieron tres norcoreanos y un surcoreano.
Terrorismo
Antes de suceder a su padre, el «Querido Líder» Kim Jong-il cimentó su poder planeando atentados terroristas, como el que en 1983 costó la vida en Rangún (Birmania) a 13 diplomáticos y cuatro ministros surcoreanos, o la bomba que explotó en 1987 en otro avión de ese país con 115 pasajeros a bordo. Además, ordenó el secuestro de ciudadanos japoneses para que enseñaran su idioma a los espías norcoreanos y hasta raptó en 1978 a un director surcoreano, Shing Sang-ok, y su esposa, la famosa actriz Choi Un-hee, para que rodaran películas para el régimen.
Ya en 1999 y en 2002 se registraron sendos enfrentamientos entre barcos de uno y otro lado que, en el último episodio, acabaron con seis marinos surcoreanos fallecidos en plena celebración del Mundial de Fútbol en ese país y Japón.
Después de que, en 2008, un soldado norcoreano matara de un tiro a una turista del Sur en el complejo de vacaciones del monte Kumgang, la guerra estuvo a punto de estallar en 2010 por el hundimiento de la corbeta «heonan» y el bombardeo de la isla de Yeongpyeong.
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