'Caravana de la muerte': así evitó la Guardia Civil que ETA volase el rascacielos más icónico de Madrid

El 22 de diciembre de 1999, dos agentes de tráfico salvaron la vida de millares de personas cuando, tras la 'tregua-trampa' de la banda terrorista, interceptaron dos furgonetas que escondían 1.500 kilogramos de explosivo

Así perpetraron sus asesinatos los siete candidatos de Bildu al 28M en tiempos de ETA

La Torre Picasso de Madrid, entre las más altas de la capital ABC

El 11 de noviembre de 1999, ETA anunció a toda España la reanudación de sus actividades terroristas. El comunicado rompió en mil pedazos un alto el fuego iniciado apenas un año antes; un pacto de cartón piedra cuyo único objetivo era tomar aire después de ... haber recibido varios mandobles por parte de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. La banda regresó con fuerza; un mes después, allá por diciembre y con el cuchillo entre los dientes, orquestó un plan para hacer saltar por los aires uno de los edificios más icónicos de Madrid: la Torre Picasso, integrada en un complejo comercial y empresarial que ABC denominó como el 'pequeño Manhattan' de la capital.

La banda terrorista, de actualidad estos días después de que se haya confirmado que algunos de sus antiguos miembros se presentan a las elecciones por las listas de EH-Bildu, no se anduvo con medias tintas. Según desvela la Benemérita en el dossier 'Cómo la Guardia Civil derrotó a ETA', el atentado se planeó para el 22 de diciembre de ese mismo año mediante dos furgonetas llenas, respectivamente, con 950 y 738 kilogramos de explosivo. La mayor carga que había empleado el grupo en su historia desde que atacara dos cuarteles del cuerpo militarizado con 500 kilogramos. El sistema sería tan sencillo como desplazar esta 'caravana de la muerte' hasta Madrid bajo la más estricta discreción.

Por suerte, todo acabó en nada. Durante el camino hacia la capital, dos agentes de la Guardia Civil interceptaron el convoy a la altura de Zaragoza y detuvieron a uno de sus integrantes. Lo que no consiguieron fue desvelar el lugar que pretendían hacer estallar. Para descubrirlo hubo que esperar hasta el 2000; ese año, tras la detención del llamado Comando Madrid, la verdad salió a la luz. Así lo explicaba ABC:

«Conocer el destino que ETA tenía preparado para la llamada 'caravana de la muerte' era una asignatura pendiente para las Fuerzas de Seguridad del Estado. Ahora, dos años después, se ha podido saber que el objetivo era la Torre Picasso, un edificio de 157 metros de altura, con 43 plantas y en el que trabajan unas 5.000 personas».

Desvelado

Pero vayamos por partes. La 'caravana de la muerte' inició su andadura en Francia. El 19 de diciembre, el grupo se trasladó hasta el sur del país para recoger las dos furgonetas cargadas hasta los topes de explosivo. Según desveló ABC, «cada una contenía 688 kilogramos de cloratita, 50 kilogramos de dinamita goma en 20 tubos, 300 gramos de amonita y 400 gramos de cordón detonante». Ambos temporizadores estaban programados para hacer explosión a las 19:56 horas, y no era al azar, sino porque «era la hora de máxima concurrencia de personas en este punto neurálgico de la capital de España». El día de autos sería el 22 de diciembre, en plena ebullición madrileña por la Navidad.

El sistema que se planteó había sido replicado hasta la sociedad por la banda terrorista. En primer lugar partiría un turismo que actuaría como 'coche lanzadera'; es decir, sería el encargado de adelantarse y avisar a sus colegas si veía algún peligro. A continuación, y a una distancia considerable, le seguirían las dos furgonetas. A la postre se supo que los etarras seleccionados para la tarea fueron José María Novoa Arróniz –militante de EH–, Igor Martínez de Osaba y Alicia Sáez de la Cuesta. Si arribaban a la ciudad, sabían que tenían muchas posibilidades de éxito, como bien explicaba ABC:

«En esas fechas los edificios como la Torre Picasso de Madrid estaban sometidos a medidas de vigilancia y protección mucho más blandas que en la actualidad. En esas circunstancias, la voladura del rascacielos no hubiera supuesto más dificultades que otros atentados».

Infografía de época elaborada por ABC

El atentado arrancó según lo planeado. Tras recoger los tres vehículos, los etarras pusieron rumbo a la capital. La diosa Fortuna, no obstante, quiso que una pareja de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil sospechara del convoy; la pesada carga de los vehículos, unido a que no llevaban los correspondientes distintivos de la tarjeta de transporte, les llevó a tomar cartas en el asunto. «Dieron alcance a la última de ellas deteniéndola en la salida de la localidad Contamina, Zaragoza. Y, tras un breve interrogatorio e inspección, descubrieron el enorme artefacto», explica la Guardia Civil en el mencionado dossier. Su par fue hallada una jornada después, abandonada, en un aparcamiento cercano. El único detenido fue Novoa; los otros dos lograron escapar.

Misterio

En su momento todo navegó en la incógnita. La Guardia Civil no pudo averiguar cuál era el verdadero objetivo de la 'caravana de la muerte' y se barajaron varios enclaves. «Fueron varios los puntos que se marcaron como destino: el campo de fútbol del Real Madrid, el del Atlético de Madrid, un puente de la M-30, el recinto ferial Juan Carlos I...», explicaba ABC. Novoa tan solo admitió que había recibido órdenes de conducir las furgonetas hasta el aparcamiento del Aeropuerto de Barajas para que fueran recogidas por los activistas del Comando Madrid, que eran los que conocían el lugar en el que estallarían las bombas.

Torre Picasso, de 43 plantas y en la que trabajaban 5.000 personas ABC

La verdad se conoció en el 2000, cuando se interrogó a los miembros del mencionado comando. Y lo cierto es que la noticia revolucionó a la sociedad madrileña. Apenas una jornada después de que se desvelara el secreto, el departamento de seguridad de la Torre Picasso comenzó a recibir llamadas de clientes, trabajadores y familiares con evidentes muestras de preocupación por la amenaza terrorista y por las medidas que se habían tomado para evitar en lo posible un atentado de ETA.

El director general del rascacielos, por su parte, se limitó a subrayar que la «la torre es un símbolo y un elemento tan atractivo» como para que la hipótesis fuera factible, pero resaltó que les habría sido imposible acercarse al complejo.

Artículo solo para suscriptores

Accede sin límites al mejor periodismo

Tres meses 1 Al mes Sin permanencia Suscribirme ahora
Opción recomendada Un año al 50% Ahorra 60€ Descuento anual Suscribirme ahora

Ver comentarios