El genio español al que honra con su nombre el submarino S-82 de la Armada
A finales del siglo XIX, el inventor Narciso Monturiol fue uno de los precursores de los sumergibles
Retraso en la entrega del submarino S-82 a la Armada, que no lo tendrá en 2024
Submarino S-81 Isaac Peral, de la misma clase que su hermano, el S-82 Narciso Monturiol
España forja historia, como lo hiciera con la revolución marítima que arribó en los siglos XVII y XVIII. Sigue, viento en popa y a toda vela a pesar de algunos retrasos, el proyecto industrial estrella de la Armada: la construcción de los submarinos S-80 ... por Navantia. Después de que la empresa rojigualda hiciera entrega de la primera unidad, el S-81 Isaac Peral, el pasado noviembre, en los próximos meses le tocará el turno al S-82. Un sumergible que, como el resto de sus hermanos –Cosme García y Mateo García de los Reyes–, ha sido bautizado con el nombre de un marino revolucionario de nuestro pasado patrio: Narciso Monturiol.
Aprovechando que su puesta a flote se ha retrasado hasta el septiembre, hoy narramos la historia de este inventor y explicamos el porqué ha sido escogido para nombrar uno de los caballos de batalla de nuestra marina.
Narciso Monturiol y Estarriol, un nombre más escrito al margen de la historia, fue alumbrado en Figueras (Gerona) en 1819. Narra Antoni Roca Rosell, profesor de historia de la ciencia y la técnica, que provenía de una familia de artesanos, pero que no siguió su camino. Primero pasó por la carrera de Medicina, que abandonó, y después dirigió su vida hacia el Derecho. Aunque lo que de verdad le atraía era la ingeniería y la técnica. Viajó mucho nuestro protagonista, pero fue en Barcelona donde fundó revistas de corte socialista y republicano como 'La Fraternidad' o 'La madre de familia'. La treintena le trajo consigo la pasión por la política, por lo que creó en 1848 el Partido Republicano Federal.
Su vida fue un carrusel. Se exilió y volvió a España; participó en la invención de todo tipo de artilugios como una máquina de imprimir cartapacios y otra de hacer cigarrillos; ambas, a mediados de los años cincuenta.
En esas andaba cuando se vio obligado a trasladarse a Cadaqués por motivos políticos. Allí, mientras sobrevivía pintando retratos en la calle, se percató de una dificultad que quiso solventar. «Vio que los pescadores de coral conseguían grandes beneficios con su extracción, cosa que compensaba el gran riesgo de cada inmersión», explica Roca en su artículo sobre este personaje para la Real Academia de la Historia. Su solución fue pensar en un sistema de navegación submarina, una suerte de sumergible, que paliara las dificultades de estos operadores.
Dos submarinos
Monturiol, defensor ya de que aquel que dominara esta tecnología se haría con el dominio de los siete mares, forjó el 'Proyecto de Navegación Submarina. El 'Ictíneo' o barco-pez'. La idea fue recibida con los brazos abiertos: en un suspiro se recabaron 75.000 reales y se construyó un prototipo que quedó varado en el puerto de Barcelona en 1859. Después de una infinidad de pruebas, el 'Ictíneo' fue presentado al público el 23 de febrero de ese mismo año; tenía siete metros de eslora –largo– y funcionaba, como es lógico, por tracción humana. De inmediato saltó a los medios de comunicación y se ganó la admiración de la sociedad; hasta tal punto, que el general O'Donnell, jefe del Gobierno, presenció los primeros ensayos.
No sirvió de nada. Las autoridades no vieron viable el invento y declinaron su producción mediante un informe de la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Pero Monturiol no estaba dispuesto a rendirse y diseñó un nuevo y mejorado sumergible, el 'Ictíneo II', más grande y más rápido que su primer retoño; y lo hizo, además, mediante suscripción popular, el 'crowdfunding' de la época.
Una vez más, la fortuna le fue esquiva. Su empresa quebró y nuestro protagonista viró y dedicó su vida a su otra gran pasión: la política. Durante la última etapa en este mundo fue diputado por Manresa en las Cortes de la Primera República por el Partido Federal. Y así, hasta su muerte en 1885.
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