Las razones detrás de la elección del rojo y el amarillo para la bandera de España
La razón por las que el Rey escogió la bandera con dos franjas rojas y una de mayor tamaño de color amarillo situada en el centro ha dado lugar a muchas leyendas, entre ellas la de que se inspiró en la enseña de Cataluña
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Iniciar sesiónEl 13 de octubre de 1843, la Reina Isabel II estableció que la bandera que venía usándose para representar a los barcos de guerra se convirtiera, también, en la enseña de la nación. Concretamente, el Gobierno encabezado por el liberal progresista Joaquín ... María López decretó los colores rojos y amarillo como «verdadero símbolo de la monarquía española» y determinó que todas las banderas y estandartes del Ejército español los adoptaran.
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En un tiempo en el que los liberales buscaba desvincular a la nación y a la monarquía constitucional de aquellos símbolos puramente dinásticos, la decisión de la joven Monarca puso fin a un proceso iniciado por su bisabuelo para la racionalización y unificación de las numerosas enseñas que convivían en el Ejército.
¿Vinculada a Cataluña?
Con el objeto de evitar la confusión provocada por la tradicional bandera blanca que compartía la Armada españa con un sinfín de países (Francia, Gran Bretaña, Sicilia, Toscana…), el ministro de Marina Antonio Valdés y Fernández Bazán presentó doce propuestas a Carlos III para utilizar como distintivo en alta mar. El Rey eligió una de estas banderas para los buques de guerra, la rojigualda; y otra para su flota mercante con tres franjas amarillas y dos rojas. En el Real Decreto del 28 de mayo de 1785 , el Monarca ilustrado explicó las razones por las que estableció esta bandera que, a la postre, se convertiría en la de todo el país:
«Para evitar los inconvenientes y perjuicios que ha hecho ver la experiencia puede ocasionar la bandera nacional de que usa mi Armada Naval y demás embarcaciones españolas, equivocándose a largas distancias o con vientos calmosos con las de otras naciones, he resuelto que en adelante usen mis buques de guerra de bandera dividida a lo largo en tres listas».
También es bastante habitual escuchar hoy y ayer que la explicación estaba relacionada con los colores de Cataluña y con el hecho de que a Carlos III le resultaba familiar la señera
El criterio por el que el Rey escogió en concreto la bandera con dos franjas rojas y una de mayor tamaño de color amarillo situada en el centro ha dado lugar a muchas leyendas. En la tradición popular era habitual escuchar que era porque el rojo simbolizaban la sangre vertida por los españoles en defensa de su patria y el oro traído de América por los conquistadores. También es bastante común la explicación relacionada con los colores de Cataluña y con el hecho de que a Carlos III le resultaba familiar la señera por ser la que usaba la Armada del Reino de Nápoles , país que había reinado durante varias décadas antes de desplazarse a España tras la muerte de su hermano Fernando VI.
Sin embargo, esta leyenda urbana se enfrenta, para empezar, al error de considerar la señera (bandera de franjas rojas y amarillas que hoy está presente en los símbolos de varias comunidades autónomas) como una bandera propiamente catalana . Entre historiadores y expertos en vexilología no existe unanimidad al concretar si la señera era un símbolo procedente de los Condados catalanes o del Reino de Aragón.
Para algunos investigadores, las barras de gules en campo de oro tendría su origen en la temprana vinculación del Reino de Aragón con la Santa Sede (el Rojo y el Amarillo eran los colores pontificios en la Edad Media), mientras que otros se aferran a unos sellos fechados en 1150, poco después de la unión de los condados catalanes con Aragón, donde el conde de Barcelona Ramón Berenguer IV aparece montado a caballo con un escudo en la mano izquierda con varias rayas heráldicas para defender la teoría catalana (o más bien, de la Casa de Barcelona).
En ambos casos habría que recordar que la señera no era la bandera de los catalanes o de los aragoneses de su tiempo, sino el símbolo de una familia aristocrática que igualmente reinaba allí como lo hacía en territorios italianos e incluso griegos.
Entre razones históricas y prácticas
Pero, más allá del debate sobre la paternidad de la señera, lo cierto es que las razones por las que la mayoría de las propuestas de Antonio Valdés y Fernández Bazán incluían tonalidades parecidas de rojo y de amarillo están únicamente relacionadas con cuestiones pragmáticas y, solo por medio de especulaciones, es posible hallar vínculos históricos en tal elección.
Algunos expertos afirman que efectivamente se usaron los colores tradicionales de la Corona de Aragón (rojo y amarillo) debido a la importancia naval de estos territorios y a que, en el escudo del Reino de España , habían adquirido ya mucha importancia los símbolos de Castilla y de León. Escoger el rojo y el amarillo de Aragón sería, según esta teoría, un ejercicio de equilibrio o de compensación entre los distintos elementos que daban forma a esa España…
El problema es que cuando Carlos III eligió esta bandera concreta para su Marina no tenía ni idea de que medio siglo después sería designada por su biznieta como bandera nacional. El componente político no pudo jugar un papel importante, y menos si se tiene en cuenta que los Borbones dieron preeminencia en sus escudos a Castilla y León por encima del resto de reinos «históricos» de la Península Ibérica. Precisamente Carlos III depuso el escudo borbónico que incluía, entre otras ornamentas, el toisón de oro y armas de Ducados italianos en representación de la herencia del Rey, para sustituirlo simplemente por el castillo dorado y el león rampante de Castilla y León .
El experto Juan José Sánchez Badiola recuerda en su libro «Símbolos de España y de sus regiones y autonomías» que cualquiera de estas teorías carecen de pruebas:
«Desde luego, su parecido con las enseñas y escudos de la Corona de Aragón son más que evidente, y a este origen podría apuntar también el hecho de que el escudo que figurara en ella se limitara al partido de Castilla-León. Sin embargo, no se conserva dato alguno que aclare este extremo, y, aun admitiendo la influencia de los colores aragoneses en la decisión de Carlos III, no es improbable que en esta pesara más su vistosidad y fácil reconocimiento entre los pabellones de las otras potencias europeas. La preminencia o exclusividad de los cuarteles castellano-leoneses en la emblemática regia española, especialmente en la de este Monarca, es también conocida».
El tradicional escudo de armas de Castilla es un campo de gules (fondo rojo) con un castillo de oro, almenado de tres almenas y donjonado de tres torres, cada una con tres almenas de lo mismo mazonado de sable y aclarado de azul
Cabe también recordar que Castilla y Aragón compartían el uso del rojo, el oro y la plata en su heráldica medieval. No eran colores exclusivos de Aragón. El tradicional escudo de armas de Castilla es, de hecho, un campo de gules (fondo rojo) con un castillo de oro, almenado de tres almenas y donjonado de tres torres, cada una con tres almenas de lo mismo mazonado de sable y aclarado de azul. El rojo y el amarillo eran así dos colores fundamentales en la historia de las dos grandes coronas de España.
Si hubo razones más allá de que eran colores vivos, lo que permitía distinguirlos en alta mar, resulta bastante probable que tuviera que ver con la importancia histórica de estas gamas cromáticas, especialmente el rojo, a lo largo del pasado español. Sin ir más lejos, unas ordenanzas militares de 1728 reconocían que el rojo era el «color nacional», disponiendo su empleo como divisa de todas las banderas blancas del Ejército.
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