Las mentiras históricas sobre la España imperial del nuevo presidente del Perú en su investidura
Durante su acto de investidura como presidente, Pedro Castillo aprovechó su discurso para arremeter contra España, a pesar de la presencia del Rey Felipe VI en la ceremonia
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Iniciar sesiónAndrés López Obrador llegó justo a tiempo a la presidencia de México para enturbiar con cuestiones anacrónicas y acciones populistas la conmemoración por los 500 años de la Conquista (1519-1521). Si Pedro Castillo , nuevo presidente de Perú, juega bien sus cartas electorales es ... muy posible que él también esté presente con sus discursos contra España en la conmemoración por los cinco siglos de la Conquista del Perú (1532). Ambos comparten en su retórica grandes similitudes y mismos errores...
Durante su acto de investidura como presidente, Pedro Castillo aprovechó su discurso para arremeter contra España, a pesar de la presencia del Rey Felipe VI en la ceremonia: «Debemos romper con los símbolos coloniales para acabar con las ataduras de la dominación que se han mantenido vigentes por tantos años».
Pedro Castillo también señaló que «durante cuatro milenios y medio, nuestros antepasados encontraron maneras de resolver sus problemas y de convivir en armonía con la rica naturaleza que la providencia les ofrecía». Y esto «fue así hasta que llegaron los hombres de Castilla , que con la ayuda de múltiples felipillos [en referencia al intérprete que colaboró con Pizarro en la conquista] y aprovechando un momento de caos y desunión, lograron conquistar al estado que hasta ese momento dominaba gran parte de los Andes centrales ».
Afirmaciones clásicas de la Leyenda Negra que llevan muchos años desmontadas a nivel académico.
1.º La arcadia feliz antes de los europeos
Desde tiempos de la Ilustración , se ha cultivado el mito del «buen salvaje», de modo que se presenta a los indígenas y a las sociedades precolombinas como un paraíso perdido que corrompieron los europeos. Así lo da a entender Pedro Castillo al decir que los pueblos «convivían en armonía con la rica naturaleza que la providencia les ofrecía».
No en vano, la situación de los Andes centrales antes de la llegada de Pizarro estaba a años luz de ser una arcadia feliz. Lo primero que se encontraron los españoles en su avance hacia Cajamarca son los estragos de la guerra civil entre el estamento militar inca, representado por Atahualpa, y el sacerdotal de su hermanastro Huáscar. La guerra la ganaba entonces el primero, como pudieron adivinar los españoles en su avance desde San Miguel al interior de los Andes. En la fértil provincia de Caxas, Hernando de Soto describió un horizonte de cadáveres del bando sacerdotal colgados en altos cerros.
El Imperio inca hundía sus orígenes en el siglo XII, cuando los pueblos de cultura quechua extendieron su dominio sobre una región de Sudamérica que alcanzó cinco mil kilómetros, del sur de la actual Colombia al centro de Chile . No era, obviamente, un imperio que se hubiera abierto paso dando besos y abrazos al resto de pueblos. La lucha por hacerse con el dominio de los territorios colindantes sembró de sangre aquellas tierras llenas de «rica naturaleza».
Entre los rituales religiosos incas estaba el sacrificio de niños y de niñas procedentes de todo el imperio, en gran medida hijos de caciques locales que se veían obligados a ceder a sus descendientes al poder central. Los incas creían que, en el momento del sacrificio , los niños se convertirían en intermediarios entre dioses y personas.
2.º Equiparación de lo inca y lo peruano
Otra mentira sobre la que se sustenta el discurso del presidente es en la equiparación del Imperio inca con el actual Perú . Las costumbres, cultura e instituciones del país tienen hoy más que ver con el antiguo virreinato que con los pueblos precolombinos. La presencia virreinal duró tres siglos de convivencia pacífica y de resistencia por parte de la población indígena, cuyas reclamaciones han sobrevivido muchos años a la marcha de los españoles. Lo que hoy es Perú ha estado ocupado más tiempo por el Imperio español de lo que lo ha estado bajo la etapa republicana o de lo que lo estuvo bajo los incas.
Especialmente representativo es el caso del poeta el Inca Garcilaso de la Vega, «el príncipe de los escritores del Nuevo Mundo», hijo de una indígena y de un conquistador español que dominó el castellano en ambos lados del océano
Además, la mayor parte de la actual población de Perú no es de origen indígena, sino mestiza o directamente descendiente de europeos. Desde el principio de la conquista, Pizarro, que se apoyó en muchos pueblos enemigos de los incas para sustentar su avance militar, entendió que el nuevo país debía nacer de las ruinas incas y el auge hispánico a través del mestizaje, de ahí que él mismo, un soltero empedernido, tomara sucesivamente a dos mujeres nativas con las que tuvo varios hijos, a los que trató con gran cariño.
La lengua común tendió puentes entre estos grupos. Especialmente representativo de ello es el poeta el Inca Garcilaso de la Vega , «el príncipe de los escritores del Nuevo Mundo», hijo de una indígena y de un conquistador español que dominó el castellano en ambos lados del océano. El primer mestizo racial y cultural de América, el primero que supo asumir y conciliar sus dos herencias culturales con gran brillantez literaria.
3.º La plata robada
Para el nuevo presidente de Perú en los «tres siglos en los que este territorio perteneció a la corona española le permitieron explotar los minerales que sostuvieron el desarrollo de Europa, en gran parte con la mano de obra de los abuelos de muchos de nosotros». El viejo relato de «los españoles robaron el oro» (en este caso la plata) no se sostiene ni por los datos económicos ni por los históricos. Entre 1503 y 1660, se estima que a Sanlúcar de Barrameda llegaron diecisiete millones de kilos de plata, procedentes del Nuevo Mundo. La cifra puede parecer muy alta, pero solo supone una pequeña parte de las reservas americanas aún existentes. Según la web CEIC, dedicada a datos macroeconómicos, lo que España extrajo en 150 años es lo que, según los registros de CEIC, ha producido solo en los últimos cinco años Perú.
Las remesas de metales ayudaron a los Austrias a financiar sus guerras y sus palacios, pero supusieron un impacto negativo en la economía castellana y lastraron el desarrollo industrial. «El no haber dinero, oro ni plata en España es por haberlo y el no ser rica es por serlo», planteaba con acierto Martín González de Cellorigo ya en esos años. Con el paso del tiempo, la mayor parte del oro y la plata ni siquiera llegaba a pisar suelo español, siendo los banqueros del norte de Europa y de Génova sus principales beneficiados.
Esta disminución de las remesas transatlánticas en el siglo XVII fue en paralelo con el florecimiento del continente. Como comenta John Lynch en su obra sobre los Austrias, «una importante cantidad de plata permanecía en América, donde el proceso histórico era más de transformación que de hundimiento». Las Indias alimentaban cada vez más el comercio propio. La creación de cientos de ciudades, catedrales, universidades, caminos e incluso hospitales (entre 1500 y 1550, se levantaron unos 25 hospitales grandes y un número mayor de pequeños) demostró que para la Corona aquel continente, aquella empresa atlántica, iba más allá de una labor depredadora.
Perú tardó más en diversificar su actividad, pero, cuando absorbió los beneficios de su propia actividad minera, los invirtió en crear una red de comercio intercolonial
A partir de 1640, fueron muchos los mercaderes españoles que invirtieron sus metales preciosos en América, sobre todo en Perú, en vez de arriesgarse a que fueran confiscados en España o se perdieran en el viaje. Este capital fue la base para la transformación de las ciudades en la era posterior a la minería. El crecimiento urbano trajo, a su vez, una diversificación de actividades y una reorientación económica. Cuando llegó a su fin el primer ciclo minero, México se reorientó a la agricultura y la ganadería y comenzó a autoabastecerse con productos manufacturados. Perú tardó más en diversificar su actividad, pero, cuando absorbió los beneficios de su propia actividad minera, los invirtió en crear una red de comercio intercolonial que era independiente de la metrópoli.
4.º Independencia
Después de tomar el mando de manera oficial, Pedro Castillo juró el pasado jueves de manera simbólica en la Pampa de la Quinua, en Ayacucho , en la sierra sur del país. «Dos siglos han pasado desde que miles de hombres cruzaron los mares, los llanos de Venezuela, las selvas colombianas, los montes ecuatorianos, las pampas argentinas y los andes chilenos y llegaron a este suelo (...) con la convicción de luchar por la libertad de un continente. En este suelo de Ayacucho se consolidó la independencia de Perú y de América», dijo el mandatario.
Coincidiendo con el 150 aniversario de la independencia del Perú, el político visitó el lugar donde se gestó el final de la presencia española en la América continental para pronunciar unas palabras en sintonía con el relato hegemónico de los criollos. Estos españoles nacidos en América se presentaron como las voces y guardianes de los indígenas frente al malvado Imperio español, a pesar de que el tiempo demostró que la independencia solo empeoró, en la mayoría de casos, las condiciones de vida de la población indígena.
Hoy, la historiografía americana empieza a reconocer que se trató de una guerra civil y que, desde luego, sin los españoles americanos se hubiera perdido aquello a las primeras de cambio. Miles de criollos y de indígenas lucharon del lado de la Corona en un conflicto que, en general, no logró movilizar a grandes masas de la población. Basta un dato poco recordado para demostrarlo: la cantidad de tropas indígenas del bando realista superaba por mucho a la de los rebeldes en la propia batalla de Ayacucho (1824).
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