De Malvinas a la URSS: misil Stinger, el secreto de Ucrania que aterroriza a los helicópteros rusos
El proyectil tierra-aire, verdugo de la Unión Soviética en Afganistán, se ha convertido en un arma clave para el ejército de Zelenski
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Iniciar sesión«Los afganos solo necesitábamos dos cosas: el Corán y los Stinger». Ahmad Shah Massoud , corazón y cerebro de la resistencia contra la Unión Soviética en Afganistán, no anhelaba carros de combate ultrapesados ni suspiraba por cazas a reacción. El señor de la ... guerra sabía que a sus hombres les valía con estos misiles tierra-aire para sembrar de destrucción los cielos y hacer estremecerse a los helicópteros de combate Mil Mi-24 del Kremlin. Acertó. Según los cálculos de Estados Unidos, los muyahidín derribaron durante el conflicto una aeronave al día valiéndose de los 'aguijones' –traducción literal y más que certera de su nombre– enviados por los Estados Unidos.
Hoy, casi cuatro décadas después de que Afganistán se convirtiera en la tumba de tres centenares de aeronaves soviéticas, los Stinger han vuelto a hacer su aparición sobre el terreno. Aunque en un teatro de operaciones mucho más cercano, Ucrania; el país que resiste la guerra acorazada de Vladimir Putin tras un mes de combates. «A pesar de que fue diseñado a finales de los años setenta, sus últimas versiones son muy eficaces. Es capaz de derribar helicópteros y aviones a baja cota. Barato, eficiente y fácil de utilizar , se ha transformado en una pesadilla para Rusia», explica a ABC el divulgador histórico e investigador José Luis Hernández Garvi.
La diferencia con el conflicto de Afganistán o la guerra de las Malvinas –donde el Stinger tuvo su bautismo de fuego ante los helicópteros y cazas del ejército argentino– es que los generales rusos han aprendido de sus errores pasados, que fueron muchos. «El Kremlin no está utilizando su arma aérea en masa precisamente por el miedo a los sistemas antiáereos de saldo. Ahora prima la llamada guerra híbrida, en la que uno de los factores clave es la capacidad de la infantería para acabar con carros de combate o aeronaves. Aparatos mucho más caros que un misil antiaéreo», desvela el experto a este diario.
Nacimiento y evolución
Pero vayamos por partes. El diseño del que todavía es el principal puño norteamericano en los cielos empezó en 1967 de la mano de General Dynamics . La empresa, la quinta que más material militar fabrica en el mundo, buscaba mejorar el FIM-43 Redeye y alumbrar una nueva era de sistemas de defensa aérea portátil ( MANPADS ). El programa fue aceptado por el Ejército de los Estados Unidos un lustro después. Así nació el proyecto FIM-92 , bautizado como Stinger en 1972. Su producción arrancó en 1978 y, desde entonces, sus cadenas de montaje no han tenido un respiro. De hecho, Alemania ha adquirido los derechos para ensamblarlos.
Sobre el papel, el Stinger no es mucho más alto que una mesa. Metro y medio de longitud, 16 kilogramos de peso –de ellos, 6 corresponden al misil–, reutilizable y con un alcance de 4,8 kilómetros, su principal ventaja es que no necesita que el operador mantenga la vista en el objetivo o que modifique su trayectoria después de lanzar el proyectil.
El oficial ingeniero del Ejército de Tierra Gonzalo Echevarría Moreno explica en 'Sistemas de defensa aérea del nuevo vehículo 8x8' que este arma cuenta con un sistema de guiado por infrarrojos que «engancha el blanco por su firma térmica, normalmente los gases de propulsión». Dicho de forma sucinta: persigue el calor que emanan los motores de las aeronaves. El único problema es que puede verse interferido por condiciones metereológicas adversas o las contramedidas lanzadas por el enemigo. Nadie es perfecto...
«El sistema alberga la modalidad ' dispara y olvida ', permitiendo al lanzador olvidarse del guiado una vez disparado el misil. Además, implementa un indicador amigo-enemigo que emite una señal al objetivo localizado. Si la contestación por parte de la nave no es correcta, el indicador señala que la aeronave no es aliada», explica el militar en el dossier. Esta sencilla característica reduce las posibilidades de fuego amigo y favorece que sea disparado por un operador sin excesiva experiencia militar. La enésima ventaja es que –atendiendo a su versión– puede ser utilizado por una única persona que haga fuego desde el hombro, o en sencillas plataformas para vehículos.
Desde aquellos primeros años, el Stinger ha sufrido diez evoluciones, cada una mejor que la anterior. «Aunque nos sorprenda, el armamento que se usa estos días en Ucrania tiene entre 40 o 50 años. Es muy caro invertir en nuevas tecnologías y, por ello, se utilizan algunas más antiguas, aunque mejoradas», añade Garvi a ABC. La última versión de este misil tierra-aire obtuvo la puntuación más alta en un estudio hecho por las Fuerzas Armadas para equipar a sus nuevos vehículos. Recibió 57 puntos sobre 100 en las siguientes facetas: sistema de guiado, carga explosiva detonación por proximidad, alcance, cota, 'dispara y olvida', eficacia probada, peso y países de empleo. El segundo clasificado fue el Mistral , con 53.
Echevarría, en su informe, lo tiene claro: «Se trata de uno de los misiles más tecnológicamente avanzados del mercado en la actualidad». Un veterano que ha sabido adaptarse a los nuevos tiempos, que todavía puede dar mucha guerra y que ha sido suministrado en ingentes cantidades por Estados Unidos y Europa a las fuerzas de defensa ucranianas. Aunque los números concretos son difíciles de obtener, el secretario de Defensa de Reino Unido, Ben Wallace, apuntó a la cadena BBC que Alemania habría entregado medio millar. Por parte norteamericana se baraja que han arribado miles hasta el teatro de operaciones. Los suficientes para provocar el terror en las aeronaves del presidente Vladimir Putin.
De las Malvinas...
La primera vez que los Stinger fueron desplegados fue entre abril y junio de 1982. Según afirma David Díaz Cabo en 'Cañones y misiles en la Guerra de las Malvinas', brigadas independientes del SAS británico fueron equipadas con seis lanzaderas portátiles del FIM-92. Estas fueron suministradas por Estados Unidos y provenían de la famosa fuerza Delta . La buena relación entre ambas unidades favoreció que les permitieran estrenarlos en conflicto.
«Tres hombres del SAS se encontraban dando un curso de contraterrorismo al FBI cuando estalló la guerra. Fueron enviados a Fort Bragg para recibir instrucción sobre el uso de estos misiles», explica el autor español en su obra.
Entre las primeras bajas que produjo se encuentra el FMA IA 58A Pucará , un avión de ataque a tierra turbohélice de la fuerza aérea argentina. La tragedia se produjo el 21 de mayo 1982. Aquella jornada, el capitán Jorge Benítez despegó de la Base Cóndor de Pradera del Ganso bajo el indicativo Tigre con el objetivo de abatir blancos navales. Le duró poco la aventura. Cuando se cruzó con el escuadrón D del SAS, un misil Stinger le impactó de lleno en la cola. «Benítez había salido en solitario para atacar a las tropas británicas en el Estrecho de San Carlos», añade Díaz Cabo. Pudo eyectarse y salvar la vida.
... a Afganistán
Aunque fue algunos años después, en Afganistán, cuando el Stinger demostró su versaltilidad. El Ejército Rojo invadió el país el 27 de diciembre de 1979 con toda su panoplia de armas y hombres. Desde paracaidistas y fuerzas especiales, hasta el KGB. Lo hizo, según los expertos en relaciones internacionales, para evitar que Estados Unidos le arrebatara el territorio tras la derrota en Vietnam. Cosas de la política internacional. Como siempre, Rusia no actuó a medias. En menos de una semana 55.000 hombres ya se habían adentrado en la región, pero, una vez más, no fue suficiente.
Durante los siguientes diez años se sucedió un enfrentamiento contra la guerrilla islámica que desangró poco a poco al Kremlin. «La guerra se convirtió en el Vietnam de la URSS . No se le veía fin y la moral de las tropas se derrumbaba entre consumo de drogas y escaso rendimiento», explica John Swift en ‘La invasión soviética de Afganistán’. Durante aquella década, y según narra Garvi a ABC, el FBI suministró una infinidad de Stinger a las guerrillas muyahidín. «Desconozco si será publicidad de la marca, pero se ha extendido que la victoria fue gracias al uso de estos misiles», añade el experto.
En palabras de Garvi, el caballo de batalla de la URSS en Afganistán, el Mil Mi 24, sufrió estos misiles. «Era un aparato que iba sumamente artillado, tenía la parte inferior blindada y podía transportar a un pelotón». No exageraba su apodo: el 'tanque volador'. «Por entonces no se utilizaban, o no se habían desarrollado, los posteriores Kamov Ka-50 y Mil Mi 28 Havoc , ambos de ataque a tierra», desvela. La primera baja de estas aeronaves se produjo el 25 de septiembre de 1986, cuando una treintena de guerrilleros disparó sobre dos aparatos que aterrizaban en el aeropuerto de Jalalabad. El presidente Ronald Reagan recibió un informe sobre el ataque. Para él, fue información de primera mano.
Tal y como explica el doctor en historia Eladi Romero en 'Breve historia de la Guerra Fría', la llegada de los flamantes Stinger de la CIA obligó a los soviéticos a modificar su estrategia. Para empezar, se ordenó a los pilotos operar a gran altura: no menos de 5.000 metros. Aquello disminuía la precisión de los ataques. También se prohibieron las operaciones diurnas. Cualquier golpe de mano o movimiento de tropas por vía aéreo se realizó por la noche debido a que las guerrillas carecían de gafas de visión nocturna. Por último, debían descender a toda velocidad y en espiral –algo más que peligroso– y siempre escoltados por helicópteros que arrojaban bengalas de calor.
La capacidad de destrucción de los Stinger los convirtió en el enésimo objeto de deseo del Ejército Rojo. Al poco, el Kremlin prometió convertir en Héroe de la Unión Soviética a aquel que consiguiera hacerse con uno. Pasaron meses hasta que el teniente Vladímir Kovtún pudo robar uno a un grupo de guerrilleros. «Cuando vieron nuestros helicópteros se detuvieron y empezaron a dispararnos y lanzaron dos misiles. Los pilotos hicieron una maniobra y descendieron a los helicópteros. Los Mi-24 nos cubrían desde arriba y empezamos a defendernos después bajar de un helicóptero», declaró, poco después, en una noticia recogida por 'Russia Beyond'.
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