35 razones (como mínimo) para estar orgullosos de la Historia de España
El divulgador José Javier Esparza pretende en su libro «No te arrepientas: 35 razones para estar orgullosos de la historia de España» (La Esfera de los libros) demoler uno de los mitos más aparatosos que inundan la historia de España: la creencia de que el país es una anomalía en la cultura, la ciencia o la política
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Iniciar sesiónA la historiografía actual, desprovista supuestamente de las exigencias nacionalistas de antaño, le resulta indiferente que sus hallazgos orgullezcan o avergüencen a los pretendidos herederos de los hechos históricos. La investigación histórica no persigue encontrar cosas positivas o emocionar al lector, ni lo contrario, ... sino trazar un relato lo más objetivo y preciso posible sobre lo que ocurrió. Así y todo, resulta inevitable que los herederos, por ejemplo, los españoles de hoy, puedan sentirse identificados con los aciertos y desaciertos de sus antepasados, con las situaciones que vivieron, con sentimientos universales que sobreviven al paso de los siglos, con lo que sacrificaron pensando en el bienestar de sus hijos, nietos, de las generaciones futuras... El orgullo es algo natural en la sociedad, aunque no sea el objetivo de los historiadores, cuyo esfuerzo a la hora de revisitar otros tiempos está centrado en desmontar mitos y creencias extendidas.
El divulgador José Javier Esparza pretende precisamente en su libro «No te arrepientas: 35 razones para estar orgullosos de la historia de España» (La Esfera de los libros) aunar las necesidades de una sociedad que demanda un pasado por el que quiere sentirse orgulloso, o, al menos, no tan avergonzado respecto al de otros países pretendidamente inmaculados, con la demolición de uno de los mitos más aparatosos que inundan la historia de España: la creencia de que el país es una anomalía en la cultura, la ciencia o la política; el tópico de que nada se le debe a esta nación.
«No te arrepientas»
Frente a la injusta pregunta de la Enciclopedia Metódica de «¿Qué se debe a España? Y desde hace dos siglos, desde hace cuatro, desde hace diez, ¿qué ha hecho por Europa?», Esparza contesta tres siglos después con 34 razones que incluyen, desde el Camino de Santiago a la lengua que hoy hablan casi 600 millones de personas. «Por supuesto, nuestro suelo ha dado una buena proporción de criminales, fanáticos, ladrones y bárbaros. Claro que sí. Como todos los pueblos del mundo, porque los humanos estamos hechos en todas partes de la misma pasta. Nadie es mejor por ser español, ruandés o noruego. Pero, en el otro plato de la balanza, nuestros antepasados han hecho cosas maravillosas, cosas que cambiaron el curso de la historia, también cosas que hicieron del mundo un lugar más habitable», explica el autor en la introducción de «No te arrepientas: 35 razones para estar orgullosos de la historia de España» .
Buena parte de los hitos con los que España cambió el mundo tienen que ver, por supuesto, con la aventura que protagonizaron sus navegantes en los siglos XV y XVI. Los marinos españoles dibujaron el mapa del océano Atlántico primero y, de corrido, hicieron que el Pacífico dejara de ser para los europeos algo así como la cara oculta de la Luna. Núñez de Balboa descubrió en 1513 para el Viejo Mundo que ese «mar» existía, pero no fue capaz de hacerse una idea de sus dimensiones. Sería Magallanes quien puso nombre al océano, en 1520, durante aquel periplo por el mundo que se saldó con su muerte en Filipinas y que culminaría Elcano con la primera travesía sin derrotero.
«La propaganda nos ha vendido la idea de una España negra donde la Inquisición quemaba brujas para gozo de una población fanatizada. Pero la realidad es exactamente la contraria»
El libro de José Javier Esparza, veterano en la divulgación histórica, se centra en desmontar distintos mitos sobre la crueldad de los españoles, entre ellos el supuesto genocidio en América o la persecución de brujas en el país. «La propaganda nos ha vendido la idea de una España negra donde la Inquisición quemaba brujas para gozo de una población fanatizada. Pero la realidad es exactamente la contraria: España es el país de Europa que menos quemó, y ello, precisamente, gracias al celo jurídico de la Inquisición», señala Esparza en su libro, que dedica varios apéndices al caso del inquisidor Alonso de Salazar Frías .
El bloque dedicado a la ciencia y la cultura, bajo el título «Civilización» , se detiene ampliamente en la gran cantidad de científicos e ingenieros españoles que desmontan el tópico de la nación atrasada. Ningún imperio podría sostener el dominio que ostentó la Monarquía católica sobre los mares sin científicos –navegantes y cosmógrafos–, o vencer en los campos de batalla sin las matemáticas prácticas que exige un buen cuerpo de artilleros o los ingenieros militares, creadores de caminos, puentes y fortalezas. Esparza cita a personajes tan importantes , aunque nada bien conocidos, para la ciencia mundial como Antonio de Ulloa, Jorge Juan, Féliz de Azara, Jerónimo de Ayanz, Juanelo Turriano, Juan Martínez Silíceo...
«Es cierto que nos falta documentación: datos, cifras, fechas, nombres, invenciones. Sabemos poco. O mejor dicho: sabemos mucho pero desorganizado. Por un lado, porque los franceses despojaron el Archivo de Simancas en 1811, durante la Guerra de la Independencia, y no es fácil decir cuánto falta en lo que se devolvió en 1816», señala el libro sobre los enormes vacíos que hay sobre la historia de la ciencia en España. Los trabajos de Nicolás García Tapia , investigador citado en el libro, dibuja desde tiempos de los Reyes Católicos un paisaje totalmente inédito de sabios españoles, portugueses, italianos, flamencos y alemanes acudiendo en peregrinación al corazón del imperio para patentar centenares de inventos tan diversos como bombas para achicar el agua de los barcos, balanzas de asombrosa precisión, ingenios para aprovechar los recursos hídricos, instrumentos para afinar la triangulación geodésica del terreno, obras de canalización de agua, sistemas para mantener a buzos bajo el agua y hasta la primera máquina de vapor.
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