El único truco que funciona para que la tortilla de patatas no se reseque al día siguiente
Déjala ligeramente cruda, cúbrela con aceite y consérvala como un tesoro: así seguirá igual de jugosa y sabrosa
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Iniciar sesiónLa tortilla de patatas es uno de esos platos que une a generaciones en torno a la mesa. Hay quien la prefiere jugosa, casi líquida por dentro, y quien opta por la versión más cuajada, pero todos coinciden en lo mismo: si sobra, no ... debe estropearse. El problema es que, al dejarla para el día siguiente, muchas veces pierde esa textura melosa que tanto nos gusta y se convierte en una masa reseca. Pero hay un truco infalible que te permitirá disfrutarla como si estuviera recién hecha.
El secreto: no cuajarla del todo
El primer paso para conservar bien una tortilla es no terminar de cuajarla por completo. Cuando la hacemos con la intención de guardar parte para más tarde, conviene retirarla del fuego en el punto en el que el interior sigue ligeramente cremoso. Así, el calor residual terminará de cocinarla poco a poco, sin que llegue a secarse. Al día siguiente, incluso después de enfriarse, la tortilla sigue estando jugosa y deliciosa.
Este punto de cocción tiene otra ventaja: si decides recalentarla (por ejemplo, en una sartén con tapa a fuego muy bajo), no se pasará de cocción ni se endurecerá. En lugar de eso, volverá a recuperar su textura original, como recién hecha.
El truco: aceite y reposo templado antes de refrigerar
La clave está en no dejar que se enfríe del todo al aire libre ni meterla en la nevera recién hecha. El momento ideal para conservarla es cuando todavía está templada, es decir, ni ardiendo ni fría. Justo entonces, hay que añadirle un chorrito de aceite de oliva virgen extra por encima, de manera que se forme una ligera película que proteja la superficie del contacto directo con el aire.
Después, guárdala en un recipiente hermético (mejor de cristal que de plástico) o envuélvela en papel film, asegurándote de que no quede nada expuesto.
Esto conserva la humedad interior, evita la oxidación del huevo y protege la textura de la patata, evitando que se ponga harinosa o correosa.
¿Fría o caliente al día siguiente?
Aquí entra el gusto de cada uno, pero si eres de los que disfruta la tortilla fría, lo mejor es sacarla del frigorífico al menos media hora antes de comerla, para que se atempere y vuelva a estar tierna al paladar.
Si prefieres calentarla, no uses el microondas: lo reseca aún más. En su lugar, utiliza una sartén antiadherente, fuego bajo y una tapa. Así el calor se distribuye poco a poco, la humedad no se escapa y el resultado es casi idéntico al original.
¿Y si la llevas al trabajo o a la playa?
El truco del aceite también funciona a la perfección si vas a guardar la tortilla para llevarla al día siguiente al trabajo o a la playa. Si la cortas en porciones individuales, unta ligeramente cada trozo con aceite, envuélvelo en papel film o papel vegetal y mételo en un táper. Evitarás que se reseque o que los trozos se peguen entre sí.
Este truco funciona con cualquier tipo de tortilla: la tradicional de patatas, la de patata y cebolla, la de verduras o incluso las versiones con chorizo o atún. En todos los casos, el objetivo es conservar la textura esponjosa del huevo y la suavidad de los ingredientes cocinados. En GURMÉ te damos un largo listado de tortillas para llevar a la playa.
Una joya de la cocina española que merece cuidado
La tortilla de patatas no es únicamente un icono de nuestra gastronomía: es un plato lleno de matices, sabores y texturas que cambia mucho dependiendo de cómo se conserve. Y es que, aunque parezca sencillo, preparar una buena tortilla y disfrutarla al día siguiente sin que pierda su esencia es casi un arte.
Por eso, si eres de los que la preparan con mimo, dale el mismo cariño a su conservación. Con este truco del aceite y el reposo controlado, no volverás a sufrir por una tortilla reseca.
Y si quieres más consejos para conservar en buen estado tus alimentos, toma nota de las recomendaciones que te hacemos para conservar las «papas aliñás» más tiempo en la nevera o para conservar el melón.
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