El truco de mi madre para que los filetes empanados para la playa no se ablanden
Crujientes por fuera y jugosos por dentro incluso después de horas en un táper, así es como los filetes empanados sobreviven al día entero en la nevera… y en la arena.
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Iniciar sesiónSi hay una receta que grita «verano en España», esa es la de los filetes empanados para la playa. Metidos en táper, junto a unas croquetas, unas rodajas de tomate y una tortilla de patatas, forman parte del menú playero por excelencia. ... Pero hay un problema que casi todos hemos sufrido alguna vez: esos filetes que salieron dorados y crujientes de la sartén llegan reblandecidos al chiringuito improvisado bajo la sombrilla. ¿La solución? La tenía mi madre, y la de muchas madres de este país: doble empanado y reposo en rejilla.
Aunque el empanado parece un gesto sencillo —huevo y pan rallado, vuelta y vuelta—, la clave está en el detalle. Si queremos que un filete aguante horas sin perder textura, hay que reforzar la protección del rebozado para que actúe como un escudo.
Y eso se consigue con el doble empanado: primero, se pasa por harina (que seca la superficie de la carne), luego por huevo batido, pan rallado, de nuevo huevo, y una segunda capa de pan rallado. Esta doble barrera evita que los jugos del interior reblandezcan la superficie, y mantiene el interior jugoso sin que se humedezca el exterior.
El reposo en rejilla: el gesto que lo cambia todo
Una vez fritos, muchas personas cometen el error de colocar los filetes sobre papel absorbente o apilarlos en un plato. Ese vapor que sale al sacarlos del aceite queda atrapado y reblandece la base. Mi madre lo tenía claro: los filetes se enfrían en una rejilla metálica, como la del horno, sin amontonarse. Así, el aire circula por arriba y por abajo, eliminando la humedad y manteniendo el crujiente intacto. Puede parecer un detalle menor, pero marca la diferencia entre una comida mediocre y un festín digno de foto.
Este paso también permite que los filetes se enfríen de forma uniforme antes de pasar a la nevera, lo que los prepara mejor para conservar su textura si se comen al día siguiente.
El arte del empanado perfecto: otros trucos que marcan la diferencia
El éxito del filete empanado empieza incluso antes del rebozado. Usar carne tierna y del mismo grosor ayuda a que la cocción sea uniforme. El pan rallado, mejor grueso o tipo panko, crea una cobertura más crujiente y duradera. El aceite debe estar bien caliente, pero sin humear, para sellar rápido sin que el rebozado absorba demasiado.
Y una vez fritos, nada de meterlos en el táper aún calientes. Espera a que estén completamente a temperatura ambiente y colócalos entre capas de papel vegetal, nunca de papel de cocina.
El táper que siempre triunfa
Lo mejor de este truco es que no solo funciona para llevar comida la playa. También es ideal para llevar al trabajo unos filetes deliciosos, para preparar cenas con antelación o incluso para celebraciones informales. El filete empanado perfecto no necesita recalentarse: está sabroso a temperatura ambiente.
Al final, la cocina tradicional siempre guarda pequeños secretos que marcan grandes diferencias. Y en el caso de los empanados, esos dos gestos —doble empanado y reposo en rejilla— son los que convierten una receta de diario en una receta que todos quieren copiar.
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