Samantha Vallejo-Nágera: «El matrimonio es respeto, complementarse y aguantar, la gente tira la toalla a la primera»
La chef y empresaria, que estrena hoy lunes 'MasterChef 12' en TVE, nos habla de su infancia, su familia, su carácter y su pasión por la vida
Crispación tras las quejas de Samantha Vallejo-Nágera por la falta de camareros: «Hay pocas ganas de pagar un sueldo digno»
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Iniciar sesiónCon sus programas de televisión, su negocio de cátering, su restaurante y casa de huéspedes en Pedraza y sus cuatro hijos, uno se imagina a Samantha Vallejo-Nágera tan ocupada que debe organizar su vida con una tabla de excel. Nada más lejos de ... la realidad: «Por no tener, no tengo ni ordenador ni correo electrónico de empresa, lo gestiono todo por teléfono. He aprendido a delegar. Y me gusta dejarme llevar por la vida. Como me organizo, puedo improvisar para viajar con mis amigas, desconectar, pasear sin seguir la guía oficial, perderme en los mercados».
Samantha cultiva su lado disfrutón: «tengo un caballo desde hace seis años. No hay nada como cabalgar por el campo, sentir el aire en la cara…» Le da tanta paz como la meditación: «Tengo hasta una aplicación. Necesito parar de vez en cuando y eso ayuda a conocerse a una misma, eso es importante. Me cuesta, pero me relaja».
Frente a eso, reconoce que le alteran las peleas, las situaciones tensas: «cada vez soy menos conflictiva, prefiero arreglar las cosas por las buenas». Sobre todo en el matrimonio: «Nosotros somos muy independientes y muy complementarios. El matrimonio es eso, el respeto por la vida de cada uno. Y aguantar, la gente tira la toalla a la primera. Y no, hay que trabajar la relación, hay que entender al otro». Claro que para eso una necesita algo muy importante: «La serenidad que te otorga la edad. Cuando cumplí 50 me entró una especie de tranquilidad ante la vida. Antes estaba revolucionada».
Samantha estrena esta noche la 12ª temporada de 'MasterChef', un formato que sigue una receta infalible para el éxito en sus distintas versiones, 'Junior' y 'Celebrity': «Es que lo tiene todo para triunfar. Tiene cocina, que a todos nos gusta comer; tiene 'talent', lo que nos permiten ver cómo evolucionan los concursantes, y tiene esos maravillosos exteriores que nos descubren rincones preciosos de España. Y luego estamos los jurados, que ya somos parte de la familia y generamos sentimientos en el público. Me lo paso bomba picando a Jordi y a Pepe, tenemos una conexión muy especial entre nosotros y eso se nota».
Se considera una mujer perfeccionista: «Súper, porque además soy hiperactiva y tengo siempre muchos frentes abiertos. Pero delegar me ha ayudado mucho. Al final te tienes que adaptar porque la vida es eso, un cambio constante». También se confiesa muy detallista: «Me gusta tanto en los demás como en casa. En la cocina, lo chulo está en los detalles». Y una madre exigente: «A mis hijos, cuando cumplen 16 años, les hago trabajar en el cátering para que aprendan a ganarse su primer sueldo, así pueden pagarse sus caprichos». Aunque se le cae la baba cuando habla de ellos: «son buena gente, familiares, disfrutones, independientes».
Samantha tiene una relación muy especial con su hijo Patrick, al que todos conocemos como Roscón, con el que protagoniza muchos vídeos en redes sociales: «Se ha convertido en una estrella viral. Le gusta ayudar y todos le quieren. Hay gente que se siente muy sola con la discapacidad y él, con su síndrome de Down, ayuda a normalizarlo. Pero ese trabajo lo hace él porque es genial. La vida es más divertida con Roscón a tu lado».
La foto: La niña de mamá
Samantha tuvo dos vidas: la de ciudad, de lunes a viernes; la de pueblo, los fines de semana. En ambos se mostraba divertida y 'movidita', mostrándote una amante de la vida al aire libre y del deporte: «La bici y la montaña me encantaban». Ya de niña mostraba su pasión por la gastronomía: «Era muy disfrutona y comilona. En Pedraza iba de casa en casa de amigos para llegar a los postres y que me invitaran». Disfrutaba con los niños, a los que llegó a cuidad en uno de sus primeros trabajos. Porque Samantha fue una emprendedora precoz: «Monté un negocio de limpieza de coches y vendíamos piedras de Pedraza a los turistas».
La separación de sus padres no le supuso un trauma, « Gané un maravilloso padrastro, Paco Muñoz, que siempre fue maravilloso conmigo». Pero su verdadero apoyo fue su madre, Sabine, «que me inculcó los valores con los que me guío. Con ella iba al mercado los viernes para hacer la compra del fin de semana para comidas y cenas, excusa para reuniones sociales y familiares. Eso lo he heredado y lo mantengo. Me encanta recibir gente y que la comida sea el centro». De pequeña ya mostraba sus aptitudes: «Era un poco la líder entre mis amigas, yo proponía los planes y lo organizaba todo. Se me daba bien gestionar». El tiempo y el trabajo le permitido perfeccionar su talento: «es que la vida es como un menú, variada y compleja».
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