Octavi Pujades: «Mi relación fue inesperada. No buscaba nada estable»
El actor, que también ha escrito un libro de cuentos, recuerda su infancia y nos habla de su familia, de la que está tan orgulloso como de su pareja
Octavi Pujades: «Hay que tomarse con humor que las cosas en la familia no salen bien al 100% ni perfectas»
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Iniciar sesiónOctavi Pujades lleva días metiendo su vida en cajas y llevándolas a un guardamuebles: «Nos hemos metido en una reforma tocha de dos meses, pero nos va a quedar una casa preciosa». Su chica, sus dos hijos y él seguirán viviendo todos juntos ... en Cerdanyola del Vallés, «porque es un pueblo muy tranquilo. Es la burbuja en la que puedo aislarle de esta profesión, tan bonita como inconstante, agotadora emocionalmente».
Mientras guarda los recuerdos, hace balance: «Me he dado cuento de cuánto he leído, de todo lo que he vivido en mi cabeza, y no me arrepiento. No cambio mi vida por nada». También es consciente de sus frikadas: «Nunca he tirado un cómic. Colecciono réplicas de cine. Y me encanta disfrazarme en Halloween y carnaval». Pero cuando dice disfrazarse, lo dice en serio, con producción de vestuario y caracterización. Se lo toma muy en serio.
Este verano, ha prorrogado en Barcelona la función 'El joc de la veritat' ('El juego de la verdad') y tiene una curiosa serie en pequeño formato en Filmin, 'Putos modernos'. Está muy contento con el éxito de su libro 'No viene a cuento', en el que aprovecha las lecciones morales y los personajes de los cuentos clásicos para, desde la ficción, hablar de su familia. Porque la familia está muy presente en su vida, no hay más que ver sus redes sociales: «Antes no me gustaban, me parecían un medio fatuo. Luego me separé, me fui a vivir con mi padre y entendí que era necesario tener presencia en redes. Empecé a contar mis cosas y le cogí el gustillo porque yo controlo el discurso. Soy dueño y señor de mis palabras. Me gusta mostrarme con naturalidad». Sus seguidores se multiplicaron con las historias del patriarca: «Con mi padre fue muy curioso. Nos queríamos, pero chocábamos mucho. Y esto nos unió».
Enamorado y orgulloso
Octavi no puede disimular que está muy enamorado, también se le ve muy orgulloso de su chica, Anna Senán: «Mi historia de amor es tan inesperada como maravillosa. Llevamos siete años juntos. Yo no buscaba una relación estable. Yo tenía a mi padre, que era dependiente, y dos hijos adolescentes. Vamos, que no tenía precisamente lo que se requiere para iniciar una relación de ningún tipo. Pero ella respetó y aceptó mis circunstancias». También se le llena la boca cuando habla de sus dos retoños, ya creciditos: «Todavía se están definiendo, lo que provoca roces. Están en ese momento vital en el que van contra todo lo que han vivido como lo establecido, es la rebeldía, pero lo importante para mí es que son buenas personas. Son cada vez más adultos, más responsables».
A Octavi le gusta ser empático, ir de frente, ser leal, no guardar rencor, y se reconoce con una actitud más pasiva en la vida: «Soy más de observar, de aprender». Le da paz «que todos los míos estén bien» y le altera «la intolerancia, la ignorancia, la gente que se cree que tiene la verdad absoluta». No es un maniático, «porque soy muy racional y no creo en supersticiones». Y es muy dado a las rutinas: «El deporte y lo que conlleva, el descanso y la comida sana, me dan estabilidad. No es tanto por vanidad, por verme bien, como por sentirme bien, por salud mental».
La foto: el niño que se montaba películas
Ahí tenemos al pequeño Octavi con su peto, sonriendo a la vida. Era un niño muy bueno, «muy querido porque mis padres me tuvieron siendo ya mayores, mi padre tenía 45 años y mi madre, 34. Yo era bastante reflexivo, interactuaba poco socialmente y me montaba mis películas. Me encantaba quedarme solo y leer. Empecé con los tebeos de 'Mortadelo y Filemón', luego ya pasé a los cómics y los libros. Mi primera película fue 'La guerra de las galaxias', que me marcó y despertó mi lado friki. Yo tenía toda la colección de muñecos de la saga y jugaba con ellos». En el colegio, orquestaba las funciones de teatro: «Escribía, dirigía, era el que estaba detrás de todo».
Pero ese recuerdo lo tenía bloqueado: «Fue en una reunión de compañeros de EGB cuando me lo recordaron. Pero nunca llegué a pensarlo, porque luego yo me dediqué a esta profesión por pura casualidad». En su familia no había ni médicos ni actores. Octavi estudió medicina, logró incluso su plaza MIR, pero un casting se interpuso en su destino y logró el papel protagonista en 'Happy house' que cambió su destino: «No me arrepiento. Esta es mi verdadera vocación, Y la medicina es un gremio muy exigente en el que se juega con la vida de las personas, pero no está, en mi opinión, lo suficientemente recompensado».
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