Mónica Estarreado «Me gustan mucho los hombres, los entiendo muy bien»
La actriz nos habla de su boda, de su lucha por defender su intimidad, de la maternidad y de su transformación para la serie 'La novia gitana'
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónMónica Estarreado está en una nube. En muy poco tiempo se ha casado en la catedral de La Almudena con Ricardo Bosan y ha presentado en el Festival de San Sebastián la serie 'La novia gitana', que estrenó Antena 3 ayer miércoles y ... en la que ha hecho un esfuerzo físico tan grande que sigue pagando las consecuencias: «Me llevé el personaje a casa y las ojeras no se me han ido todavía». A los espectadores les va a costar reconocer a Cayetana, la pija manipuladora de 'Yo soy Bea', en el personaje que ahora encarna: «Sonia es una mujer devastada. Por eso decidí descuidar mi higiene personal, no lavarme el pelo, los dientes, no usar una sola crema para la piel. Dormía dos horas y llegaba al plató destruida, el cuerpo encogido, la mirada perdida, la voz rota. He rodado sin maquillaje para mostrar toda la crudeza de la realidad de esta mujer».
No fue así el día de su boda, en la que lucía espléndida y feliz. La prensa calificó su enlace como «secreto, sorpresa y sencillo». «Por mí habría sido más íntimo, soy así. Todo se habría quedado en familia, porque ellos son todo mi mundo». También es verdad que la actriz escarmentó tras la ceremonia con su primer marido, Luis Arribas, reventada por unos paparazi. Tras pasar dos días llorando, emprendió medidas legales y llegó al Tribunal Constitucional para defender su intimidad: «Tengo el derecho a decidir qué quiero compartir y qué quiero preservar. Entiendo que al ser un personaje público mi vida pueda despertar interés. Pero una cosa es informar y otra, acosar. Tengo buenas relaciones con la prensa, pero hubo una parte de ella dejó de ser cariñosa conmigo. Me tuve que defender, muy a mi pesar».
Profesión egocéntrica
Mónica se considera pasional, vehemente con las injusticias y con carácter: «Elijo las personas leales y honestas. Me gustan mucho los hombres, los entiendo muy bien, incluso con ese ramalazo de brontosaurio, tan primario, que les sale a veces. Pero lo que me enamora es lo que tienen en el coco». Su primer marido era ayudante de dirección; el segundo, empresario. Con uno hablaba más de trabajo, con el otro «puedo desconectar y hablar de otras cosas. Esta profesión es egocéntrica, monotema».
Mónica también lo hace con muchas causas solidarias: «Siento que debo poner un granito de arena. Algunas me han dejado huella, como 'Menudos corazones', una organización que ayuda a niños con cardiopatías. Hablar con los críos y sus familias me encogía el corazón. Era duro, pero muy gratificante».
Si hay algo que la cambiado por completo es la maternidad: «Cuando eres madre descubres el amor de verdad, incondicional, puro. Lo malo es que también me ha enseñado lo que significa el miedo. De pronto, te preocupan cosas en las que no habías pensado nunca». Mónica asume con naturalidad que su hija pueda acabar siendo actriz: «Ha crecido en los platós, rodeada de actores. Es lo que ha vivido. Yo pude conciliar porque la productora me dejó. Trabajar es sano y me empeñé en seguir al pie del cañón al poco de dar a luz».
La foto: La niña gitana
El reparto de la serie ha creado un grupo de WhatsApp en el que, entre cosas, las actrices han compartido fotos vestidas de gitana: «No sé si era una moda de los años 80, pero todas tenemos una». Por lo visto fue una década muy folclórica. Mónica echa la vista atrás para recordar cómo era de niña: «Muy buena, pero muy soñadora. Estudié danza porque me pasaba el día bailando. También me encantaba disfrazarme. Vamos, que apuntaba maneras». Si pudiera darle un consejo a su mini yo, Mónica lo tiene claro: «No le diría nada, no le robaría la oportunidad de equivocarse. He aprendido mucho de mis errores. Soy lo que soy gracias a ellos».
Y recuerda cómo empezó la aventura que marcó su vida: «Una noche me llamaron a las dos de la mañana para convocarme a la grabación de un programa de televisión porque les había fallado una de las convocadas. El director también hacía ficción y me propuso un papel en 'El Súper'». No fue una decisión sencilla, porque nadie de su familia se había dedicado al artisteo y no todos lo entendieron: «Pero tuve el apoyo incondicional de mi hermana, que fue mi cómplice». Lo que le atrae de ese mundillo es la energía: «Es como cuando acudes a un concierto, ves que lo dan todo en el escenario y piensas, '¡Qué a gusto se han han quedado!' Esa sensación de vaciarse es única. Engancha».
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete