Fayna Bethencourt y Carlos Navarro, el amor más tóxico de 'Gran Hermano'

Aunque era evidente que aquella relación tóxica estaba condenada al desastre y Fayna, a sufrir en sus carnes todo tipo de maltrato, cuando la audiencia la expulsó, la canaria fue corriendo a echarse en brazos del hombre que convertiría su vida en un infierno: «Ahora para mí es un monstruo, pero junto a él viví momentos muy bonitos. Yo me enamoré de un hombre que me hablaba de su familia, que desprendía amor por su abuela. Yo le veía como un rebelde que no había conocido el amor verdadero. 'Ya te cambiaré', pensaba yo con mi complejo de salvadora.» Así fue cómo Fayna se echó a perder.

Pero la semilla del mal ya estaba sembrada desde 'Gran Hermano': Carlos se enfrentaba a sus compañeros por el tabaco y el Cola Cao mientras ellos querían cereales para desayunar, discutía con Fayna por todo, la tenía controlada y sometida. Cuando el 'reality' terminó para ellos, él se convirtió en polemista de 'Crónicas marcianas', ella fue a 'La isla de los famosos', juntos montaron un bar, La taberna del Yoyas. Se casaron, tuvieron dos hijos y el matrimonio mostraba al mundo su lado más feliz mientras el infierno se desataba poco a poco de puertas para adentro. Ella se fue apartando de la pequeña pantalla, refugiándose en la cocina de la casa por exigencias de su marido: «¡El de la tele soy yo! ¡Yo El Yoyas!» Tremendo título, casi nobiliario para los de su calaña. El monstruo estaba a punto de enseñar su verdadero rostro.