Concluye el juicio Daniel Sancho entre el optimismo de su defensa

El juez ha declinado la intervención del último de los testigos presentados por la defensa, un cocinero tailandés. Este había acudido para demostrar que serruchos como el adquirido por Sancho pueden ser empleados para cortar cocos, testimonio que pretendía afianzar la narrativa de que no medió premeditación. Según este relato, el acusado habría comprado los cuchillos para hacer vídeos de cocina y no para desmembrar el cadáver de la víctima, quien falleció a causa de un impacto fortuito durante una pelea.

Desechar la premeditación permitiría evitar una pena de muerte o incluso una cadena perpetua, también evitar las cárceles más hostiles, posibilidad que ha ido cogiendo enteros con el transcurso del proceso, en particular ante la imposibilidad de localizar la supuesta arma del crimen. Tanto es así que los abogados y familiares de Sancho han abandonado la última jornada aliviados y esperanzados ante la perspectiva de un veredicto favorable a sus intereses.

La sesión, por tanto, ha quedado reducida al alegato final de Sancho. Según ha podido saber ABC, el español ha reiterado que actuó en defensa propia y ha cargado contra los agentes de policía, quienes le engañaron y le obligaron a realizar su confesión inicial. Como en días previos, ha manifestado «sentir lo sucedido».

Una cuestión, el perdón, a la que también se ha referido el padre del acusado, el famoso actor de televisión Rodolfo Sancho. «Solo quiero comentar una cosa que, no sé por qué, hay gente que está diciendo que soy inhumano, que nunca he dicho que sentía nada por la familia, que no he presentado mis condolencias, es una absoluta mentira. Lo primero que hice cuando saltó todo esto fue, efectivamente, esto. La gente que lo sabe, lo sabe, y los que no, no se han informado bien», ha asegurado al término de la jornada ante los medios de comunicación congregados en el exterior del edificio.

«No nos ha sorprendido nada, [Daniel Sancho] sigue sin mostrar su culpabilidad, sigue generado un gran dolor», ha apuntado a este medio Juan Gonzalo Ospina, responsable del equipo legal de los familiares de Arrieta, personados como coacusación. «Creo que no explica con lógica y verosimilitud las incógnitas del caso, las dos habitaciones de hotel, la compra de cuchillos, sierra, bolsas de basura y productos de limpieza al día siguiente. Lo triste es que parece que podría haber salvado la vida [de Arrieta] y no lo hizo». El proceso, llevado a cabo entre el hermetismo impuesto por las autoridades tailandesas concluye, solo a falta de la sentencia que cifre en años el futuro de Sancho.