Eva Cobo: «No tengo ninguna relación con Toni Cantó, tampoco la tenía antes»
Convertida en empresaria de éxito, su aceite de oliva es uno de los mejores del mundo, habla orgullosa de sus hijos y de un verano con Jackie Chan
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Iniciar sesiónA Eva Cobo no le duele tomar decisiones que cambian su vida: dejó el cine y el teatro para siempre, cortó su primer matrimonio en apenas unos días, se fue a vivir nueve años a Londres, se ha convertido en empresaria y ahora se ... ha instalado en Torremolinos. «Soy una mujer optimista. A mis hijos siempre les digo, 'el no ya lo tenemos', así que hay que tirar adelante», confiesa al tiempo que reconoce sus errores: «Me arrepiento de muchas cosas, aunque esas equivocaciones me han llevado adonde estoy ahora. No tendría a mis hijos, ni todas las vivencias. Ahora me siento rodeada de los míos, me siento querida, y eso me da mucha tranquilidad». Al mundo del aceite llegó por casualidad. Y por rabia: «Es que no entiendo cómo no sabemos vender los tesoros que tenemos en España, como el vino. Nos consideramos poco cuando somos un país muy rico. Fuera, muchos creen que el aceite de oliva es italiano. Y eso me indigna». Así, empezó importando y, poco a poco, amplió el negocio con su marca, DeCobo, exportando 'oro líquido' orgánico gracias a la colaboración de sus socios, que tienen campos en Rute, Córdoba: «Estamos en el ránking de los 10 mejores aceites del mundo», recalca orgullosa. Si le preguntamos si es más estresante la vida de empresaria que la de actriz, Eva no tiene dudas: «Lo estresante es la vida misma. Hagas lo que hagas, hacerlo bien es estresante»
Eva Cobo ha tenido tres hijos de tres padres diferentes: Carlota, con Toni Cantó; Alejandro, con el arquitecto Álvaro Ackerman, y Roberto, con el empresario Roberto Díaz Rincón. «Pero se han criado juntos, ellos se adoran, se cuidan unos a otros. Al final, es lo que ven en casa, y nosotros formamos una familia unida». Eva habla de sus hijos en presente, a pesar de que Carlota falleció asesinada por un conductor kamikaze cuando apenas tenía 18 años: «El dolor no se supera porque está ahí, pero aprendes a convivir con él, a guardarlo en un lugar más profundo para que te permita seguir funcionando porque, si no, no vives«. Eva se siente profundamente orgullosa de su hija, que participaba activamente en una ONG: »Destacaría su altruismo y su bondad infinita. Cuando estaba en la universidad, se puso a trabajar los fines de semana para enviar su sueldo íntegro, además de ir a trabajar codo con ellos en África. Ella tiene allí una escuela taller para jóvenes. Yo quería mantener el vínculo, que perdure su memoria, por eso sigo colaborando con ellos. Parte de los beneficios del aceite van a la ONG«. Pero ni siquiera su muerte provocó un acercamiento con Toni Cantó: »No tengo ninguna relación con él, tampoco la tenía antes«.
A Eva le quedan sus chicos: Alejandro (25) es ingeniero aeronáutico, «es serio y responsable», y Roberto (17), el pequeño, «es el más cariñoso, es mi niño». No tiene claro que sus hijos hayan visto muchas de sus películas, sobre todo aquellas en la que protagonizó algún desnudo: «No creo porque no me han dicho nada. Además, los he mantenido muy al margen. Pero me gustaría recordar que, como actriz, no tenía otra opción. O lo hacías o no trabajabas. Y eso que eran directores de prestigio, como Almodóvar o Aristarain. Tampoco entiendo que ahora se escandalicen con esas cosas, basta con ir a la playa para ver unos pechos».
Un verano en Marruecos con Jackie Chan
Eva Cobo llegó en enero a Hong Kong con el guion en el brazo. Jackie Chan se le quitó de la manos, lo tiró a la papelera y, desde ese momento, entendió que 'Operación Cóndor' iba a ser una película fuera de lo común. El rodaje era de cinco meses, pero llegó el verano y todavía faltaba más de la mitad, así que la actriz se desplazó a Marruecos: «Menos mal que me trataron muy bien. Jackie es un encanto y nos hicimos muy amigos. Siempre que venía a Madrid nos veíamos. Un vez alquiló toda planta del Hotel Ritz para su séquito y, cuando fui a visitarle, había metido en bolsas toda la fruta las cestas de bienvenida. Como se iba ese mismo día, no quería que se echara a perder. Me acompañaron hasta el coche cinco de sus colaboradores, todos cargados con bolsas. Cuando llegué a casa podía haber montado una frutería».
Ese verano fue un aventura: «Trabajábamos con dinero falso, con billetes con la cara de Jackie en lugar de la del Rey de Marruecos. La caja fuerte desapareció un día y vino la policía, que detuvo a la jefa de producción, que pasó dos días en la cárcel. Por un momento pensamos que acabaríamos igual».
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