Charlene de Mónaco habla, como nunca antes, de sus mellizos: «Ella está muy intrigada por la vida y él es más reservado»

Pero lejos de tranquilizar acerca de la preocupación que persiste en torno a la Princesa consorte de Mónaco, en los últimos meses su estado volvía a alarmar y sus apariciones públicas a ser contadas. «Está rodeada de gente, tiene sus propios trabajadores a su servicio, pero está completamente sola y, en gran medida, muy protegida», compartía su análisis de la situación el periódico 'Bunte' y las alarmas sonaron desde entonces y ella necesitó expresarse. «El camino ha sido largo, difícil y doloroso. No quiero ir muy rápido, pero hoy me siento más tranquila», declaraba en una entrevista para la revista sudafricana 'News24'.

Es en las entrevistas donde Charlene de Mónaco encuentra la mejor manera de sincerarse ante el foco mediático. «Pasé por un momento muy difícil, pero tuve la suerte de ser apoyada y querida por mi esposo, mis hijos y mi familia, de quienes saco todas mis fuerzas», reconocía cuáles son sus grandes apoyos para 'News24'. Ahora y para diluir los rumores que advierten problemas en la relación que mantiene con Alberto, de quien parece haber estado distanciada asistiendo a actos oficiales por separado, la Princesa ha concedido una nueva entrevista en la que aborda en profundidad la relación familiar.

En sus declaraciones no dedica ninguna referencia a su esposo, pero su sinceridad al hablar de sus hijos denota un reforzado vínculo familiar que no se ha roto. Detrás de lo que Charlene de Mónaco muestra en sus apariciones públicas, no solo hay una fiel monegasca, también una madre comprometida y una mujer que trata de conciliar la vida familiar y su trabajo. Sus hijos, que han crecido en perfecto equilibrio entre el ámbito público y privado, pues aunque aparezcan sin ocultarse en los eventos oficiales, poco se ha sabido de su vida privada, son su motivo para sacar fuerzas. Así ha decidido hablar de Jacques y Gabriella para la revista francesa 'Gala'.

A un mes para que los pequeños de 9 años cumplan 10, la Princesa Charlene, que encuentra en ellos su pilar fundamental, ha tomado el relevo de su marido para describir a los tan diferentes mellizos. Si Alberto reconocía que la timidez y la observación caracterizan a su hijo y la extroversión a su hija, Charlene subrayaba hace unos días en la revista los mismos aspectos. «Él observa en silencio, capta cada cosa desde un lugar más íntimo y calmado, reservado y tranquilo por naturaleza», mientras que ella es «curiosa», demandante de cariño y «está muy intrigada por el mundo y la vida en general». Esta dualidad en sus personalidades es lo que más admira la Princesa de su familia.

«Las conversaciones que puedo tener con Jacques y las que tengo que Gabriella son muy diferentes, así como el tiempo que paso con ellos», afirma sobre el tiempo que comparte con ellos, que también le supone un desafío a la hora de compaginas las labores reales con las suyas como madre. «Es difícil reservar ese tiempo para estar a solas con cada uno», dijo reconociendo que tenerlo es importante para reforzar sus lazos de unión. madre-hijo, pues los de los hermanos ya son fuertes. Este año, tal y como ha confirmado, es el primero que los pequeños no comparten clase en el colegio, pero es «un gran paso para ellos» para poder así adaptarse a las situaciones en las que deban estar separados.

Charlene también ha querido tratar la educación real que les ha dado a sus hijos, así como los planes que tienen acerca de su vida en la agenda oficial. Prefiere hacer las cosas «poco a poco y sin forzar», sin «exponerles demasiado» pero aprendiendo para que cuando sean mayores puedan involucrarse en más actividades oficiales. «Nuestros hijos encaran el futuro del Principado y debemos hacerles entender por qué contamos con una protección constante», dijo en otra ocasión sobre la responsabilidad que adoptan con ellos. «A pesar de que aún no creo que entiendan todo, son algo conscientes de lo que pasa, a veces ven las noticias y hablan de ellas en la escuela», reconocía que ya tienen la edad de saber lo que pasa en su familia con condición de 'royal'.