Agustín Jiménez: «La labia y el humor me han funcionado para ligar»

El humor es su vida y, también, su salvación: «Conocí a María, que es una artista maravillosa, pianista, experta en música barroca, y aquello fue un choque de trenes. Es la persona que me tocaba en esta vida. Su humor me enamoró. Nos fuimos a vivir juntos al día siguiente de conocernos. Me dejo guiar por sus consejos y por su criterio. Es una mujer maravillosa que siempre tiene algo divertido para levantarme el ánimo por cansado que llegue a casa«. Cuando a Agustín le ofrecieron hacer 'Al fondo a la derecha', un podcast sobre la incontinencia masculina, fue María quien, con su sentido del humor, le dijo »vas a ser la Concha Velasco de los hombres«. Y lo lleva con orgullo: »Pero es que las mujeres hablan mucho de estas cosas, y con naturalidad, mientras nosotros adolecemos de educación sexual. Hay hombres que le roban las compresas a sus esposas porque no saben qué hacer. Nosotros tenemos los problemas de próstata, nuestras pérdidas… Lo que hago es abordar esa realidad de manera informal, con otros cómicos, pero se trata de un tema serio«.

Agustín no es un hombre especialmente maniático, pero reconoce que hay algo que no soporta: «Esas comidas eternas, con tres platos, postre copa y puro. Por no hablar de las sobremesas interminables. A mí me salva que vivimos en tiempos de la comida rápida, aunque sé que no es un muy sano». Además, subirse a un escenario con la tripa es una de sus pesadillas: «¡Si a mí lo que me da es sueño!».

Por esa razón, el cómico ha estado estos días en Mérida más pendiente del estreno de 'Aroma a Roma' que de los manjares extremeños, sobre todo porque es «un espectacular musical de gladiadores» en el que canta y baila junto a otros 23 intérpretes: «Soy barítono bajo. Y me marco un tango, además de unos bailes convertido en el dios Júpiter». El público se va a sorprender, pero Agustín tiene un pasado: «Antes de los monólogos, que me dieron popularidad, hice mucha zarzuela y estuve en un coro profesional. Y yo bailando solo soy un crack. La prueba la tienes el vídeo de 'El Hormiguero' que se hizo viral», recuerda mientras insiste en algo esencial en un artista: «Para dedicarse a esto hace falta mucha formación, no solo vocación».

Con sus funciones, sus monólogos, su podcast, sus colaboraciones en radio y televisión, Agustín tiene poco tiempo para descansar: «He visto más gente disfrutando de sus vacaciones de lo que yo he podido disfrutar de las mías. Fui voluntario en campamentos de verano y trabajé como animador en hoteles, estoy acostumbrado a trabajar mientras los otros se divierten. Yo creo que por eso lo que realmente disfruto es tumbarme al llegar a casa y ponerme a ver la tele. Además, me encantan las novedades técnicas, el grafismo, los efectos…». A pesar de todo, siempre que puede hace una pequeña escapada: «La foto es en la sierra de Madrid, no es que yo vaya de aventurero explorador, pero me gusta caminar», aclara. «Lo que hago es hacer una guía con los bolos y fijarme en los lugares cercanos para hacer pequeñas rutas».

Agustín recuerda con nostalgia la verdaderas vacaciones, las que hacía de pequeño sus padres: «A los cinco años me llevaron a Denia a ver el mar. Me impresionó tanto que recuerdo perfectamente su olor. Eso sí, lo vi rodeado de alemanes... Otro verano recorrimos Portugal a bordo de un Renault 4L blanco, parando por los pueblos». Uno se lo imagina en plan 'road movie', pero en comedia, con el actor animando el viaje con sus chistes y sus bromas. Algo parecido hizo luego con sus dos hijos: «Cuando era pequeños íbamos toda la familia a la playa. Es verdad que cuando eres padre sacas más tiempo para estar con ellos. Ahora que son veinteañeros van a lo suyo. Me mandan vídeos de las fiestas… Siempre están de fiesta».