Maye, la madre de Elon Musk: «Si mis hijos se suben a un cohete, me uniré a la aventura»
Del calvario de los malos tratos y salir adelante con tres hijos a conseguir una carrera de éxito, la modelo y nutricionista habla con ABC tras publicar sus memorias
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Iniciar sesión«Me crié en el seno de una familia que tenía una avioneta y una gran fascinación por explorar el planeta. Mis padres sobrevolaron Canadá, América, África, Europa, Asia y Australia en un diminuto avión con hélices cubierto por una lona, sin GPS ni ... radio. Ya cuando éramos niños nos llevaban de viaje al desierto Kalahari cada invierno en busca de la ciudad perdida. Ahora, echando la vista atrás, me doy cuenta del peligro que suponía atravesar el desierto con una brújula, reservas de agua y comida para tres semanas y cinco niños pequeños». Leer las primeras líneas de ‘Una mujer, un plan’ (Roca Editorial), el libro de memorias de la modelo y nutricionista Maye Musk hace que una se cuestione todo lo que se ha publicado hasta ahora sobre el complicado carácter y la personalidad de su hijo Elon Musk , el fundador de Tesla y cofundador de PayPal . También se entiende que el hombre más rico del mundo, con una fortuna que asciende a 188.500 millones de dólares, consiga casi todo lo que se propone. Y es que su madre está segura de que le ha transmitido a él y a sus otros dos hijos, Tosca y Kimbal, que todo es posible con grandes dosis de estudio, trabajo y esfuerzo. «No hay nada que un Musk no pueda hacer», les ha repetido a modo de mantra desde pequeños.
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Maye Musk lamenta no conservar ninguna brújula de las que utilizaban sus padres para viajar por el mundo. Lo cuenta a ABC con motivo de la publicación de su libro, que sale a la venta hoy. «Me siento una privilegiada. Mucha gente se cría en un hogar horrible. Mis padres nos dieron a mí y mis hermanos un hogar feliz, fueron frugales, nos enseñaron buenos modales, a ser considerados con los demás y ser independientes», cuenta. Y bromea: «Nos proporcionaron un techo la mayor parte del tiempo, excepto en el desierto de Kalahari». Los primeros años de vida de sus hijos no fueron tan felices como los suyos . Tuvieron una infancia muy difícil, «un verdadero infierno» que su madre califica como la época «más oscura» de su vida .
La primera vez que Errol, su exmarido, le puso la mano encima fue en su luna de miel, donde se quedó embarazada al segundo día. Tuvo tres hijos en tres años y la violencia por parte de su exmarido llegó hasta tal extremo que Elon, con solo cinco años, daba puñetazos a su padre en la parte trasera de las rodillas para intentar que parase de pegar a su madre. Todo terminó diez años después de la primera paliza, cuando Maye Musk se fijó como objetivo su felicidad y la de sus hijos. Tomó las riendas de su vida y trazó su primer plan, el más complicado y liberador, el que marcaría el principio de una nueva vida.
Todavía a día de hoy, cuando Maye Musk recuerda aquellos años es incapaz de pegar ojo. Pero su vida no se entiende sin esos episodios, que narra con crudeza y con la intención de ayudar a mujeres que pasan por una situación similar. Y lo ha conseguido. «Se ven reflejadas en muchas de mis experiencias. Comparten sus historias conmigo y me cuentan cómo planean hacer un cambio», explica a ABC, al tiempo que comparte su sorpresa al observar lo común que es la violencia en el seno de una relación: «Esto tiene que cambiar. Las mujeres deben apoyar a las mujeres y los hombres deben apoyar a las mujeres».
Escribir sus memorias le ha servido para liberar muchas de sus pesadillas, pero también para afirmar que, a sus 72 años , está en el mejor momento de su vida. «Y va a mejorar», advierte. Tras varias relaciones tóxicas, ha llegado al convencimiento de que su felicidad gira en torno a sus viajes, su trabajo y su familia.
¿Cree usted en el karma?
Como ha habido muchas personas desagradables en mi vida, no creo en el karma. Ahora soy verdaderamente feliz y mis hijos están sanos y tienen éxito, quizá esta es la manera de mostrarles a esas personas que no podían detenerme.
¿Alguna vez pensó que sus hijos llegarían tan lejos?
Nunca sabes cómo serán tus hijos cuando sean mayores. Los tres me ayudaron con mi negocio cuando eran jóvenes y luego siguieron su propio camino. Estaban decididos a trabajar duro para sobrevivir ya que yo no podía mantenerlos. Afortunadamente, los tres han tenido éxito y están haciendo el bien por la humanidad, las mujeres, los niños y el planeta.
¿Qué se siente al ser la madre del hombre más rico del mundo?
No ha cambiado nada. Elon sigue trabajando tan duro como siempre para salvar el planeta. Estamos orgullosos de él.
¿Acude a usted para pedirle consejo?
Mis hijos a veces me piden consejo. Son bastante independientes, como yo.
¿Les pareció buena idea la publicación de sus memorias?
Ellos me pidieron que hablase sobre mis luchas en el libro porque las han vivido todas.
Al preguntarle por su reacción cuando en 2008 Elon le enseñó su primer Tesla , asegura que desde entonces esperaba que su hijo «llevase al mundo» hacia un futuro energético sostenible. «Parece que eso está sucediendo ahora. Todos le apoyamos y estamos muy orgullosos de él», apunta. Como aquel día Acción de Gracias que pasaron todos juntos en 2013 en el edificio de la NASA de Cabo Cañaveral, desde donde lanzó su primer cohete al espacio.
Maye Musk también está muy orgullosa de sus otros dos hijos: «Cuando fui al estreno de la primera película de Tosca para Passionflix, fue fantástico. Cuando fui a la primera apertura de los restaurantes de Kimbal, fue asombroso». Recuerda también los comienzos de Big Green, la organización benéfica de Kimbal, que construye huertos de frutas y verduras en escuelas desabastecidas.
Tras pasar una larga temporada en Los Ángeles –donde ha compaginado sus trabajos como modelo y en su clínica de nutrición con el cuidado de sus nietos– está a punto de concluir su último plan: en marzo se mudará a Nueva York. Allí, en Times Square , ha sido protagonista de cuatro vallas publicitarias durante sus 60 años de carrera . La última fue cuando tenía 69 años, de la mano de la firma de cosmética Covergirl. A lo largo de su vida, Maye se ha visto obligada a comenzar varias veces de cero, ha vivido en nueve ciudades distintas y en tres continentes diferentes, por lo que es muy consciente de que cualquier plan que suponga un cambio de estas características «debe cubrir ciertos gastos económicos y logísticos». A Nueva York se llevará solo lo esencial: algunos muebles, ropa y comida para Del Rey , su perro. Todo lo que sobra en su armario lo ha regalado a Dress for Success, una organización benéfica de la que es embajadora y que viste a mujeres que buscan trabajo.
Una vez allí, Maye Musk no descarta subirse a una aeronave de SpaceX, la empresa de cohetes de su hijo. «Si Elon, Kimbal y Tosca van, me uniré a ellos», concluye. Con ellos viajaría al fin del mundo. Tal vez no vuelva a cambiar de ciudad, país o continente. De momento una mudanza a Marte no es una opción. Pero tiempo al tiempo, que no hay nada que un Musk no pueda conseguir .
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