Luis Figo, de luto al fallecer su madre en Lisboa

Pero el proceso patológico que la afectaba no tenía vuelta atrás, como retrataba la hemodiálisis permanente a la que se veía sometida. Su enfermedad, por tanto, no tenía nada que ver con el coronavirus, tal cual certificó el equipo médico del centro sanitario privado del barrio lisboeta de Benfica.

Allí, en el mismo hospital al que suelen acudir numerosas personalidades de la vida social portuguesa, se le ha podido ver a Figo completamente abatido por la pérdida. Era hijo único y estaban muy unidos, aunque el futbolista de 48 años prefería vivir en Madrid junto a su mujer, la modelo sueca Helen Svedin , y sus tres hijas: Daniela , Martina y Stella .

La madre se encontraba en estado vegetativo y, por tanto, la situación en el seno de la familia era complicada últimamente. Lo que ocurre es que el ganador del Balón de Oro en el año 2.000, antiguo delantero del Sporting de Lisboa, tenía que trasladarse a Madrid con frecuencia para atender los negocios relacionados con sus dos empresas: Damash, centrada en la explotación de minas de oro en África, y Dream Football, una firma por internet que descubre nuevos talentos futbolísticos.

A Daniela Figo le encanta recordar la anécdota de cómo se conocieron sus padres, pues fue durante un espectáculo de danza de Joaquín Cortés en Barcelona, en 1996. Eso sí, Luis y Helen eligieron para contraer matrimonio el Algarve portugués , concretamente el club Casa do Castelo, entre Albufeira y Vilamoura. Una ceremonia en la que lucieron el sello de Giorgio Armani como estilista, en vista de que la elegancia constituye una de las señas de identidad de la pareja.

La misma elegancia con la que el excompañero de Zinedine Zidane en el Santiago Bernabéu suele sortear las preguntas incómodas que muchas veces le formulan, en unas ocasiones por sus comentarios demoledores en Twitter contra quienes critican a la monarquía española y en otras por los curiosos entuertos en los que se mete.

Por ejemplo, en Lisboa le cuestionaron a bocajarro: «¿Por qué tenía usted siempre cara de mal genio cuando jugaba en el Sporting y saltaba al campo?». El interrogante de una joven sorprendió a Figo en un congreso internacional sobre el futuro del fútbol en el estadio de Alvalade. En absoluto mostró ningún gesto de ira y le espetó: «Sube aquí y te doy un abrazo» .

Mientras tanto, su proyecto más ambicioso se halla aparcado en el contexto de la pandemia: la Casa Fundación Luis Figo, que será una realidad a medio camino entre Lisboa y Cascais, concretamente en Oeiras, uno de los destinos preferidos por los bañistas de la capital portuguesa en la temporada playera.

Le arropan el Ayuntamiento de la localidad lusa y la organización Equipo Móvil de Desarrollo Infantil e Intervención Precoz (EMDIIP). Todos juntos con un objetivo común: agrupar en un solo edificio una serie de mecanismos de apoyo para aliviar las necesidades de familias problemáticas, así como de niños y jóvenes hasta los 18 años con enfermedades mentales, dificultades en el desarrollo personal o condiciones de deficiencia.

En calidad de presidente de su propia Fundación, puesta en marcha en 2003, pero solo con dos oficinas en el centro de Lisboa, Figo se mostró encantado de poder exhibir esta dimensión suya. La edificación camina de la mano del EMDIIP, una de las entidades particulares de Portugal más activas en el ámbito de la solidaridad social. Su radio de acción implica una decidida apuesta por las terapias deudoras de las labores de los psicólogos.

El ex 7 madridista, primer galáctico que fichó Florentino Pérez (con el golpe de efecto de que se lo robó al Barça), no solo fue pionero en la era de futbolistas estelares al calor del Real Madrid, también antecedió a David Beckham y a Cristiano Ronaldo en los cánones del ‘lifestyle’ e igualmente puso los cimientos de la multiplicación empresarial.

También se asoció en su momento con el empresario Paulo China para gestionar el complejo Suites Alba Resort & Spa y el Sete Café, en el Algarve. Pero es tal vez Dream Football su ‘criatura’ empresarial favorita, como demostró hace tres años con una presentación mundial a través de Web Summit, la cumbre tecnológica más importante del mundo y una cita obligada en el otoño lisboeta, ya que se cierran ahí operaciones de compraventa que ponen en órbita a las compañías del siglo XXI.