El jurado declara culpable a Ghislaine Maxwell de tráfico sexual de menores

El veredicto culmina un juicio que ha durado un mes y donde se han relatado sórdidas historias de explotación sexual a niñas de 14 años, contadas en primera persona por las cuatro testigos que decidieron declarar ante el juez y que describieron sus abusos a manos de Epstein y sus amigos en las mansiones que este tenía en Florida, Nueva York y Nuevo México. Los miembros del jurado deliberaron durante cinco días completos antes de encontrar a Maxwell culpable de cinco de seis cargos. Con la posibilidad de pasar el resto de su vida en prisión por su papel en el reclutamiento y preparación de las víctimas adolescentes de Epstein, ella mantiene su inocencia a pesar de todo.

El camino a los infiernos de Ghisliane Maxwell comenzó en 1990, cuando conoció al empresario millonario, amigo de expresidentes como Clinton o Trump, y comenzó un romance que con el tiempo se convertiría en una estrecha relación de amistad. Ghislaine siempre ha sido protagonista de los tabloides británicos por ser la hija menor del deshonrado barón de los medios de comunicación británico Robert Maxwell, quien cayó misteriosa y fatalmente de su yate, el Lady Ghislaine, poco después que sus empleados del Daily Mirror descubrieran que había saqueado cientos de millones de dólares de sus fondos de pensiones. Los hijos de Maxwell, Ian y Kevin, presentes durante el juicio a su hermana, fueron acusados de ayudar a su padre, pero fueron absueltos después de un juicio que duró ocho meses.

Cuando Epstein fue arrestado por el FBI en julio del 2019 por aprovecharse de decenas de niñas menores de edad, ella fue señalada como cómplice por las víctimas de Epstein. Después de que Epstein, de 66 años, se suicidara en un calabozo federal de Manhattan mientras esperaba el juicio en agosto, los fiscales federales apuntaron a Maxwell como la próxima acusada en la operación internacional de tráfico sexual del administrador de dinero. Si bien Maxwell ha negado rotundamente cualquier participación en el esquema de la pirámide sexual de Epstein, ha sido acosada durante años por las afirmaciones de los acusadores de que ella ayudó a su plan pervertido.

El arresto de Maxwell el año pasado, en un complejo secreto de New Hampshire donde se había refugiado con su esposo, un CEO de una empresa de tecnología, mucho más joven que ella, marcó otro capítulo escandaloso en la historia de su familia. La socialite enfrentó seis cargos: engañar a una menor a viajar para participar en actos sexuales ilegales; conspiración para atraer a un menor a viajar para participar en actos sexuales ilegales; transportar a un menor con la intención de participar en una actividad sexual delictiva; conspiración de transportar a un menor con la intención de participar en una actividad sexual delictiva; conspiración de tráfico sexual; y tráfico sexual infantil.

La defensa había insistido en que Maxwell fue víctima de un enjuiciamiento público ideado para hacer justicia a las mujeres de un villano que se suicidó. Durante el juicio, los fiscales llamaron a 24 testigos para dar a los miembros del jurado una idea clara de la vida dentro de las casas de Epstein, un tema morboso que ha fascinado a la opinión publica mundial desde su arresto en el 2006 en Florida por un caso de abuso sexual infantil.

Un ama de llaves testificó que se esperaba que los empleados fueran ciegos, sordos y mudos en las casas de Epstein, un financiero que cultivó amistades con políticos influyentes, aristócratas y magnates de negocios. Los pilotos del empresario también fueron testigos en el juicio dejando caer los nombres de varios viajeros en esos vuelos sexuales, entre ellos el del príncipe Andrés de Inglaterra, Bill Clinton y Donald Trump .