Hazte premium Hazte premium

ESPECIAL UNIVERSIDADES

El momento decisivo para conectar las aulas al ritmo de los nuevos tiempos

Solo una de cada tres universidades ya contaban con una estrategia de transformación digital antes de la pandemia

Alumnos de Derecho de la Universidad de Málaga asisten a una clase presencial EP

Charo Barroso

La pandemia ha sacudido, como a otros tantos ámbitos de la sociedad, a la Universidad española. Reinventada de urgencia en pocos meses ha expuesto el diagnóstico de los numerosos retos que tenía pendientes. Toda una lista de dolencias para las que los expertos llevan reclamando desde hace tiempo profundas reformas metodológicas, de gestión y gobernanza, ligadas a la necesidad de una mayor inversión . La futura LOSU (Ley Orgánica del Sistema Universitario) habla de agilizar la gestión de los campus, de digitalización de los centros y de recualificación de las plantillas... Mientras, la enseñanza superior sigue esperando su vacuna. Los expertos en el sistema nos hablan de sus posibles ingredientes.

En el estudio ‘Situación y retos de las universidades españolas ante la transformación digital’, elaborado por Conferencia de Consejos Sociales de las Universidades Españolas (CCS) y la Red de Fundaciones Universidad-Empresa (Redfue), presentado hace menos de un año, se ponía de manifiesto que solo una de cada tres universidades españolas contaban con una estrategia de transformación digital y que de las 34 universidades que participaban en el estudio –poco antes de la pandemia– solo cinco consideraban la necesidad de reinventarse a pesar del escenario de pérdida de alumnos constante. Y puntualizaba que la crisis generada por el Covid ha puesto al descubierto la imperiosa necesidad de acometer este reto de manera inmediata.

Para el presidente de la CCS, Antonio Abril Abadín , «todo lo que pueda hacerse digitalmente tiene que poder hacerse digitalmente. Y, en el caso de que situaciones como estas se repitan, o la pandemia se agrave, no se puede perder ni una sola hora de clase, de investigación ni de transferencia de resultados a la sociedad ». No obstante, reconoce el enorme esfuerzo que han hecho las universidades durante la pandemia a pesar de contar con medios muy limitados. Y con vistas al futuro tiene claro que « una Universidad cien por cien presencial ya no tiene sentido , como tampoco –salvo excepciones– cien por cien virtual. Tiene que haber un mix adecuado que tendrá que tener en cuenta las características de cada titulación».

Además, señala que «el reto de la transformación digital no es tecnológico sino esencialmente cultural. Tenemos que adecuar las estructuras y culturas universitarias al mundo de nuestro tiempo si queremos que la universidad tenga un papel de liderazgo en educación, innovación y emprendimiento, tres ámbitos cruciales para la transformación digital».

Nuria Hernández , profesora titular del departamento de Economía Aplicada en la Universidad de Oviedo, reconoce que enseñar y aprender en tiempos de pandemia ha sido todo un reto . Y señala que la transformación digital de la universidad supondrá una mayor utilización de la tecnología en el aula, «pero cuando hablamos de cambio no debería ser solo de ordenadores, banda ancha o plataformas digitales, sino de una mayor interactividad entre alumnos y profesores . Debemos crecer hacia una renovación tecnológica, pero también curricular y metodológica, buscando la combinación entre la presencialidad y la virtualidad. Hay que replantearse qué hacer antes de una clase síncrona y qué hacer durante la misma para que los alumnos no vivan esa experiencia como algo aburrido sino significativo. La universidad del futuro debe ser tecnológica y metodológicamente avanzada, pero también colaborativa, interdisciplinar, flexible, interactiva, humanamente amigable, capaz de profundizar en la parte emocional y de brindar acompañamiento a todas las personas».

Titulaciones a examen

Otra de las cuestiones que la mayoría de expertos señala es la necesidad de revisar el mapa de titulaciones . Antonio Abril considera que la pandemia hará que los estudiantes tengan mucho más en cuenta la empleabilidad a la hora de elegir sus estudios. « Tenemos un gravísimo problema de empleabilidad en España y en particular de los egresados universitarios . Cada año volcamos al mercado casi 100.000 universitarios a los que no vamos a ser capaces de darles un trabajo adecuado al esfuerzo y compromiso que les hemos pedido al hacer un grado o un máster».

Y señala como parte del problema el hecho de que las universidades carezcan de flexibilidad y agilidad en la configuración de sus grados. « Entre el diseño, la acreditación, la verificación e implementación de un grado pasan seis años . En este tiempo, ha cambiado el mundo, las necesidades de las empresas, y las habilidades y las competencias demandadas en el mercado laboral». A pesar de ello, defiende que las universidades públicas tampoco han de ser fábricas de los perfiles que se demandan en las empresas. Defensor a ultranza de la colaboración entre universidad y empresa , considera clave para ello que se transforme la investigación y el conocimiento que produce la universidad en economía productiva. « Deberíamos de asumir que la responsabilidad es de todos , hay que mejorar la autonomía de las universidades para que puedan adaptar sus titulaciones a las necesidades reales del tejido productivo y las empresas deben colaborar con ellas participando en la formación en habilidades y competencias de los estudiantes y en el diseño de los títulos».

Una reciente imagen de la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense Isabel Permuy

A la luz de lo anterior, y del informe ‘El estado de la educación superior en el mundo’, realizado por EAE Business School y dirigido por el profesor David de Matías , este llama la atención sobre el hecho de que «la enseñanza pública, piedra angular de la educación española durante décadas, está siendo sustituida por instituciones de enseñanza privada más flexibles y ágiles, que responden más rápido a los cambios y con una oferta cercana a la realidad empresarial». Y no duda al afirmar que el sistema educativo español es antiguo, se ha basado en la presencialidad a fin de asegurar la calidad docente y limita la obtención de conocimientos y habilidades profesionales . De Matías señala que «nos hallamos ante el reto de actualizar el método docente y hacerlo más accesible y flexible, introduciendo cada vez más tecnología en el aula en cualquier modalidad , ya sea presencial, semipresencial u online. Ahora nos encontramos en un momento crítico en el que el sistema educativo español ha de dar un paso adelante para adaptarse al nuevo escenario y no perder el rol que ha tenido hasta la fecha. Si apostamos por una sociedad de conocimiento real, las instituciones han de estar a la altura y ser catalizadoras y no barreras al conocimiento . Nunca antes la universidad española había estado en un momento tan crítico para alinear sus retos con los retos de las empresas y la sociedad».

Casilda Güell , decana de OBS Business School, señala que hay espacio para todos, para lo presencial, lo online y para fórmulas mixtas, aunque sí reconoce que la pandemia ha «abierto los ojos a la educación superior en línea y que la Universidad se encuentra muy alejada de la realidad empresarial». No obstante, alerta de que el paso a la digitalización no se improvisa, que exige un cambio cultural y se necesitan de modelos pedagógicos probados . Y para ello, con docentes formados en estas nuevas necesidades: «Como enseñanza online, yo no tengo un edificio o una cafetería... el equipo docente es la gran joya de la corona», precisa.

Desde Fundación CYD se han ido poniendo de relieve, a través de diferentes encuentros, muchos de estos retos pendientes. Melina Díaz , responsable de Comunicación, pone el acento en la internacionalización del sistema universitario , «un factor clave para la calidad que se ha visto afectado por la pandemia por razones de movilidad pero que ya suponía un reto importante», explica. Y es que, del total de estudiantes presenciales durante el curso 2019, solo el 9% eran extranjeros . De ellos, casi la mitad eran estudiantes en programas de movilidad, tipo Erasmus (4,3%) y el resto (4,7%) tenían matrícula ordinaria. Además, su presencia es mayor en universidades privadas que en públicas (18,8% frente a 7,5%).

Y por Comunidades, sobresale Navarra (casi 18%), seguida de Cataluña, Castilla y León, Madrid y Comunidad Valenciana. « España sigue muy alejada de la OCDE en estudiantes internacionales . Tenemos por delante un arduo trabajo para que nuestras universidades puedan ser reconocidas a nivel internacional», insiste Díaz. Para ello, señala que es clave mejorar su competitividad, fortalecer lazos de colaboración y cooperación. Tenemos que estar más abiertos a la captación del talento, tanto de estudiantes como de docentes».

«La internacionalización es una oportunidad para que nuestro país juegue un papel único. Si ampliásemos la docencia en inglés seríamos el único país que podría ofrecer una experiencia internacional en español y en inglés, apelando a los estudiantes a formarse en los dos idiomas más hablados del mundo», señalaba con determinación Juan Romo , rector de la Universidad Carlos III de Madrid, en uno de estos encuentros. Sin embargo, la enseñanza en inglés es otra de las asignaturas pendientes : en las universidades públicas se enseña solo un 7,68% a través de programas bilingües, porcentaje que sube al 17% en las privadas.

Revisión de equipos docentes

Tanto para la digitalización como para la enseñanza bilingüe será necesaria una revisión de los equipos docentes. Y es que, a pesar de un ligero rejuvenecimiento en los últimos cuatro cursos, hay más 20.000 docentes mayores de 60 años que se jubilarán en el próximo decenio , un 16% del total. Y si nos referimos a los catedráticos, la mitad de ellos tiene 60 o más años. Amén de una agudización de la endogamia , ya que el 70% de los profesores han obtenido el doctorado en la universidad en la que han estudiado.

En este contexto, Antonio Abril precisa que «el sistema universitario español necesita reformas profundas de su modelo estructural, así como la implicación en su sistema de gestión, gobierno y rendición de cuentas, de representantes de la sociedad». Pide a los políticos «generosidad porque las reformas necesarias en educación se ven más allá de cuatro años, valentía ante las resistencias del propio sistema universitario y grandeza de miras». Y es rotundo: «España será en el futuro lo que sea capaz de invertir en educación y en las universidades, y esa inversión no es solo financiación sino proporcionar medios de organización y de respuesta para que puedan competir con los modelos de éxito de las universidades del resto del planeta ». Un nuevo modelo que permitirá respirar (esperemos que sin virus) nuevos aires en los campus.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación