Un pediatra explica cómo afecta a los hijos las discusiones entre sus padres: «Es la base...»

Uno de los conceptos que González destacó es la creencia de que los padres nunca deben contradecirse frente a sus hijos para no «perder autoridad». Sobre este tema, el pediatra explicó: «Otro mito con el que muchas veces se asusta a los padres es el de que una vez que papá o mamá han dicho algo, el otro progenitor, por nada del mundo, debe contradecirle porque eso le haría perder autoridad, porque eso lo dejaría en ridículo ante los hijos».

Sin embargo, el experto señaló que esta idea carece de fundamento y que, de hecho, es beneficioso que los niños perciban que ambos progenitores pueden cuestionarse mutuamente de forma respetuosa: «Es todo lo contrario, no está perdiendo autoridad, al contrario, la está ganando. Es la base de la democracia, en realidad, la división de poderes». Para el pediatra, este intercambio constructivo entre padres es esencial para enseñar a los hijos cómo resolver conflictos y valorar el diálogo.

González subrayó además la importancia de que los niños sepan que cuentan con la protección de ambos progenitores, incluso en momentos de tensión: «Cuando papá dice un disparate, mamá le puede parar los pies y al revés. La garantía para el niño es que si papá pierde los nervios, mamá me protege, y si mamá pierde los nervios, papá me protege».

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Este equilibrio, según el experto, refuerza la seguridad emocional de los menores, ya que les permite confiar en que siempre habrá una figura adulta dispuesta a velar por su bienestar.

Por otro lado, el pediatra señala otro de los mitos más extendidos en la crianza, que las discusiones entre los progenitores nunca deben ocurrir frente a los hijos. En ese sentido, el experto desmitificó esta idea al diferenciar entre el conflicto constructivo y el destructivo, ya que para González, el problema no radica en discutir, sino en la forma en que se hace: «Esto es una tontería. Si por discutir entendemos insultarse, golpearse, tirarse platos, 'calla gilipollas', 'me tienes harto', a ver, eso no hay que hacerlo delante de los niños, pero tampoco hay que hacerlo detrás de los niños. Sencillamente eso no hay que hacerlo». Por lo que el pediatra aboga por normalizar el desacuerdo como una herramienta educativa, ya que los niños pueden aprender valiosas lecciones sobre el respeto, la empatía y la resolución de conflictos.