«Otra vez he tenido que hablar con mi jefe para poder conciliar y no me hace sentir bien»
Carolina Compés y su familia se han tenido que reorganizar tras la suspensión de las clases presenciales en la Comunidad de Madrid durante una semana debido a Filomena
Los hijos de Carolina jugando en casa con la nieve
« La actual situación me ha conectado con el confinamiento », reconoce Carolina Compés , una madre madrileña de dos niños de 3 y 6 años que ha visto cómo de repente Filomena le ha obligado a una nueva reorganización familiar ... tras la suspensión de las clases presenciales en la Comunidad de Madrid durante una semana.
« Otra vez he tenido que hablar con mi jefe para explicarle que tenía que quedarme con los niños, pidiendo una conciliación, y no me hace sentir bien porque vaya racha llevamos...», reconoce la joven. Y eso que puede teletrabajar y en su empresa no le han puesto problema alguno.
«Mi marido, Jose, es de Valencia. Mi madre es la única persona con la que podemos contar para imprevistos pero es de alto riesgo y no está bien de salud ahora -continua- No tenemos a nadie que nos pueda echar una mano con los niños . Así que me he visto de nuevo con el discurso de 'tengo hijos y no tengo con quien dejarles'. Parece que estás pidiendo un favor cuando en realidad es algo necesario. Y eso me pesa ».
Aún así, Carolina reconoce que ella y su marido son unos privilegiados porque él teletrabaja y ella tiene flexibilidad horaria. «Él no se puede encargar de los niños por la mañana mientras trabaja así que me ocupo yo y luego al mediodía me voy a trabajar y se encarga él», explica.
Esta familia, eso sí, ha intentado no perder la rutina que ya habían adquirido. «Durante esta semana, seguimos haciendo lo mismo: madrugamos, desayunamos y cada uno se pone con sus tareas. Los niños, al ser pequeños, no tienen deberes. Así que jugamos, bajamos a comprar algo, hago la comida, cenan y se acuestan pronto», explica la progenitora.
Ella, después de comer, se va a trabajar. Y vuelve tarde . Es psicóloga y trabaja como coordinadora de una comunidad terapetútica por lo que parte de su trabajo, como las terapias, tiene que hacerlo presencialmente. Por ello reconoce que, ante este tipo de situaciones, las familias realmente no concilian . « Lo que haces es quedarte tú con los niños y luego tu marido. Al final, tiempo en familia no pasamos , aunque estés intentando conciliar. Se hace lo que se puede -reconoce-. No hay que dejar de ver el lado positivo y de que, al final, nos apañamos«.
Para Carolina, este nuevo «confinamiento» le permite de nuevo estar más tiempo con sus hijos. «Y eso es un privilegio», subraya, «aunque luego siempre estés diciendo... 'qué ganas de que vuelvan al cole'. Pero es normal. Al final, tanto adultos como menores, convivir muchas horas hace que acabemos todos saturados. Pasa en todas las convivencias».
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