El neuropediatra: «Estos son los tres problemas que más preocupan a los padres»

Asegura que el «secreto» de su éxito se basa en que busca soluciones eficaces para sus pacientes con un método que es de gran interés y atrae mucho a los padres. Explica que cuando los niños llegan a su consulta, él ya conoce previamente lo que les ocurre y todo su historial gracias a un cuestionario previo que responden sus progenitores. «De este modo, en la primera consulta no perdemos tiempo con estos datos, sino que al ya disponer de toda la información sobre el problema del pequeño, les puedo dar un disgnóstico y explicar a los padres qué es exáctamente lo que le pasa a su hijo. Es decir, se van de la primera consulta conociendo el problema y, si fueran necesarias, las pruebas que necesita hacerse o el tratamiento a seguir».

Confiesa que a las familias también les resulta muy tranquilizador que disponga una consulta online abierta los 365 días del año, por lo que entre consulta y consulta física respondo a las dudas y puedo hacer un seguimiento del tratamiento y evolución de los niños.

Este experto añade que hay tres problemas esenciales que preocupan más a los padres: «cómo va en el colegio su hijo, cómo es su conducta y su capacidad de relacionarse con los demás». Sin embargo, matiza que «la mayoría de las alteraciones neurológicas, como Tdah, autismo... provocan que los niños fallen en alguna de estas tres grandes preocupaciones. Hay que entender que si el alumno va mal en el colegio o tiene mal comportamiento puede ser que tenga una complicación neurológica que le impida sacar buenas notas o ser un niño tranquilo, y no es que sea un vago . Es muy habitual que lleguen a la consulta familias diciendo que en el colegio les han dicho que su hijo es muy inquieto, no se concentra y que su capacidad intelectual es muy justita, lo que les lleva a tener mucha confusión».

En su opinión, el correcto rendimiento de un niño se basa en tres factores: buena capacidad intelectual, buen nivel de voluntad y esfuerzo y buena capacidad de autocontrol. «Si falla alguno de los tres, el resultado no será óptimo y habrá que trabajar sobre ello para que el niño reconduzca su camino. Si los padres o profesores no se lo plantean así, pensarán que son niños flojos, torpes, perezosos..., cuando la realidad es muy distinta: no son capaces de estudiar, de esforzarse ni controlarse aunque quieran hacerlo ».

Para solucionar el problema hay ocasiones en las que el neuropediatra recomienda medicar a los niños «para lograr un correcto funcionamiento de los neurotransmisores del cerebro». Aunque hay padres que no quieren, o les disgusta este tipo de tratamientos farmacológicos, el neuropediatra lo aconseja «porque ayudará a que el cerebro del niño vaya madurando correctamente y que, a largo plazo, logre solucionar su problema. No se puede pensar que con el tiempo, por sí solo, madurará. Eso es una equivocación. Ni por muchos castigos que se le ponga aprenderá a estudiar mejor o autocontrolarse porque, aunque el pequeño quiera —insiste— es incapaz de hacerlo por sí mismo. Su cerebro no se lo permite», concluye.