Las tendencias que Jackie Kennedy instauró y aún siguen vigentes

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Marta Benayas Álamos

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Defendía a ultranza, como muchas veces repetía, que «la belleza comienza en el momento en que decides ser tú mismo», y precisamente eso hizo ella con su vestimenta, reintepretarla para ser ella misma siempre, sin perder su esencia, hasta mayo de 1964, cuando falleció a causa de un linfoma.

Además, la neoyorquina fue una defensora de las artes cuya contribución a la cultura estadounidense sigue vigente hoy en día (no hay que olvidar que renovó la Casa Blanca con un enfoque en la preservación histórica y organizó eventos culturales muy significativos que siguen siendo recordados en la actualidad). Igual que ha sucedido en el ámbito de la moda, era una adelantada a su tiempo, con un estilo que fue madurando con ella y que, si por algo se caracterizaba, era por la elegancia y sofisticación, reinterpretadas desde un enfoque muy actual y vanguardista.

Uno de los aspectos más notables del estilo de Jackie Kennedy fue su preferencia por siluetas impecables y cortes precisos. Caracterizado por contar con una abundancia de prendas estructuradas, con líneas limpias y un toque de romanticismo con las que realzaba su figura, siempre siguiendo una línea clásica que sabía hacer suya gracias a la atención a los pequeños detalles.

Hay ciertas prendas que destacan en su vestidor que se han convertido en una verdadera seña de identidad, como el sombrero 'pillbox', un imprescindible en la década de los sesenta que se encargó de popularizar como broche final a sus trajes de americana y falda, otro de sus conjuntos estrella. Porque si había un look con el que sabía que el éxito estaba asegurado, ese era el compuesto por un dos piezas monocolor, donde la chaqueta solía tener la manga francesa, el cuello barco y una abotonadura a juego.

Un estilismo cuyo inicial artífice fue Oleg Cassini, uno de sus diseñadores de cabecera, quien creó numerosos conjuntos para ella, incluido el famoso vestido rosa pálido que usó en la cena en honor al presidente Charles de Gaulle, en su primer viaje de estado a Francia en 1961.

Jackie Kennedy también era conocida por su afinidad por la Alta Costura y su apoyo a diseñadores de vanguardia, por lo que era habitual verla con prendas de firmas como Burberry, Saint Laurent, Dior, Carolina Herrera, Givenchy o Chanel (siendo está última la que luciese el día del asesinato de JFK, con un dos piezas rosa bebé, que a día de hoy se encuentra custodiado en los Archivos Nacionales de Estados Unidos, en una habitación especial protegida de la luz y la humedad, prácticamente en las mismas condiciones de aquel fatídico día, manchas de sangre incluidas).

De hecho, mantenía muy buena relación con algunos de ellos, como Valentino, con quien compartió varias vacaciones en Italia cuando ella estaba casada con Onassis.

Hay otros elementos que destacan en su armario, como los abriguitos tres cuartos de corte acampanado que poseía prácticamente en todos los colores, las prendas con cuello Perkins y los pantalones de vestir combinados con camisas fluidas, otro de sus estilismos todoterreno cuando quería acertar sin esfuerzo.

En cuanto a la paleta de color, solía incluir tonos pastel y neutros atemporales: rosa chicle, verde menta, amarillo limón, naranjas… Pero también estampados con los que contrastaba y entre los que destacaba el animal print. De hecho, hay una historia relacionada con este último que avala su poder de prescripción en el mundo de la moda: en 1962 lució un abrigo de leopardo que Oleg Cassini había confeccionado para ella cuyo éxito fue tal, que tuvo que dejar de utilizarlo porque prácticamente de un día para otro, la caza de estos animales aumentó exponencialmente.

Volviendo a su estilo, como se comentaba anteriormente, los detalles cuidadosamente planificados eran su punto fuerte, especialmente con los complementos. Jackie puso de moda los guantes largos en looks tanto de día como de noche, pero también los cinturones estructurados con los que marcar la figura, y sus inseparables pañuelos en la cabeza, otro de sus símbolos más distintivos. Un accesorio que alternaba con el uso de lazos y diademas con los que conseguía dotar a sus conjuntos de un aire muy dulce y femenino.

En cuanto al calzado, solía apostar por las Mary Jane o los 'kitten heels' con las que se veía elegante y cómoda, además de estilizar la pierna. Tampoco faltaban las gafas de sol XXL, con monturas redondas y de pasta que le ocupaban gran parte del rostro. Lo mismo sucedía con los collares de perlas, otra de sus piezas favoritas, así como los pendientes de aro en todos los tamaños posibles.

Mención especial merecen otras tendencias como los flecos, con los que lograba un aire más boho, o el cuero en chaquetas o vestidos, un material que contrastaba con su estilo clásico y con el que demostraba que estaba al día de todas las tendencias.

En definitiva, Jackie Kennedy ha sido -y es- un icono de estilo cuyo legado sigue siendo una fuente de inspiración, dejando patente que en lo que a moda respecta, las tendencias son cíclicas y el pasado siempre vuelve reinventado de una u otra forma. En un mundo en constante cambio, sigue siendo un foco de estilo y gracia que ilumina el panorama de la industria contemporánea.