Por qué las neoyorquinas han sido siempre un referente de moda y cómo imitar su estilo

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Marta Benayas Álamos

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La mujer española suele poseer un armario con un estilo bastante diverso, y en general no faltan prendas básicas como un vestido negro, un par de zapatillas, unos tacones y unas buenas blazers. Definir el estilo patrio no resulta nada fácil, pues hay mucha variedad, pero si algo se saca en claro es que tomar como inspiración otras ciudades siempre contribuye a dar un soplo de aire fresco al armario, y es ahí donde la ciudad que nunca duerme puede convertirse en el perfecto escaparate para encontrar ideas.

La ciudad de Nueva York es conocida por su energía vibrante bajo un estilo único y atrevido que refleja su actitud cosmopolita. Si nos fijamos en sus ciudadanas, las neoyorquinas, son admiradas por su habilidad para combinar prendas y accesorios con una visión que les permite crear looks sofisticados y relajados a la vez. Incluso algunos ejemplos muy significativos se pueden apreciar en el cine y la televisión.

Más allá de 'Sexo en Nueva York', la película 'Annie Hall', de Woody Allen, presentó en su día un estilo 'tomboy' y chic que ha influido en el mood neoyorquino hasta el momento presente. El personaje principal, interpretado por Diane Keaton, llevaba prendas masculinas como pantalones anchos, camisas holgadas y sombreros fedora, combinados con elementos femeninos como faldas y tacones.

O 'Gossip Girl' que mostró un lado más preppy y elitista de Nueva York; y 'Girls', de Lena Dunham, donde los estilismos de las protagonistas reflejaban su individualidad. Concretamente hay cuatro pinceladas que se pueden extraer del armario de las neoyorquinas -de la ficción y la realidad- que todas podríamos incorporar al guardarropa.

Las neoyorquinas como Carrie Bradshaw no tienen miedo de combinar estampados y texturas en un mismo outfit, encontrando el equilibrio perfecto entre atrevimiento y buen gusto. Flores y rayas, vestidos de noche con deportivas, encajes con botas de cowboy, trajes coloridos con prints llamativos… Todo vale mientras los elementos que se incluyan en el conjunto, aunque diferentes, se complementen entre sí; y se lleven mostrando seguridad.

En una metrópoli como Nueva York, además de las grandes distancias, la gran diversidad de planes hace que una nunca sepa dónde puede terminar su día. Por eso mismo, suele ser habitual verlas en mallas deportivas con gabardinas y demás accesorios gracias a los cuáles se integran sin esfuerzo en el look. Una combinación clásica que no falla consiste en llevar unos leggings, una camiseta blanca impecable y una chaqueta estructurada. Un enfoque minimalista muy años noventa que permite que las piezas más básicas se conviertan en una base todoterreno y elegante al mismo tiempo. Menos es más, siempre.

Otro de sus trucos de moda clave consiste en la habilidad para superponer prendas de manera inteligente. Las neoyorquinas son expertas en el arte de las capas, especialmente durante las temporadas de transición, como la primavera y el otoño. Las camisas se tornan cruciales en estos periodos, donde el oversize gana puntos y permite añadir debajo opciones más ajustadas y sensuales para dar un giro radical al estilismo sin apenas esfuerzo. Una técnica que no solo agrega interés visual al conjunto, sino que permite adaptarlo en función del clima.

Ya se sabe que un truco infalible para elevar cualquier look es la elección de complementos, y las vecinas de la ciudad de los rascacielos son expertas en seleccionar piezas llamativas y de alta calidad que complementan su estilo personal.

Desde un sombrero con personalidad, a un bolso de una firma de tendencia o unos stilettos de tendencia pueden transformar el conjunto más simple en uno ultra sofisticado.