De María Lafuente a Dolores Cortés y Ángel Schlesser, lo mejor de la última jornada de desfiles en MBFWMadrid

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María I. Ortiz

La última jornada es siempre una de las más esperadas, pues se pondrá el broche de oro con el tradicional premio L´Oreal París a Mejor colección y Mejor modelo de esta edición. Un cierre que en esta ocasión llevará a cabo Ángel Schlesser y en el que numerosos rostros conocidos ocuparán la primera fila como en los días anteriores donde famosas como Tamara Falcó, Paco León o el alcalde de Madrid han sido algunos de los rostros conocidos que han asistido mostrando su apoyo a la moda. El domingo, como es habitual, segará el turno de la jornada de nuevos talentos.

La nueva propuesta de María Lafuente se llama 'ULLĀSA'. Una colección con una paleta cromática que va del blanco y el beige al mandarina, amarillo, verde, rosa y negro y en la que los tejidos cobran gran protagonismo. Tejidos como el Tencel certificado PEFC, algodón, lino, tul y encajes que dialogan con piezas de joyería de autor y detalles únicos de ganchillo artesanal creados junto a las Arte-Sanas de Madrid.

La innovación se convierte en la protagonista de la colección a través de materiales como el BioPeel, un biomaterial compostable a partir de naranjas amargas de Sevilla; la diseñadora incorpora además la lana merino impermeable y transpirable de Añino, innovación textil que une tradición y funcionalidad, y la tecnología limpia de Jeanologia, cuyos procesos en denim eliminan químicos agresivos y reducen la huella hídrica.

La nueva colección de Paloma Suárez celebra una década de evolución creativa y compromiso con su esencia. Inspirada en la silueta de su isla natal, La Palma, el logotipo —a menudo interpretado como un diamante o un corazón— se convierte en símbolo central de esta propuesta.

Como el diamante, la marca ha sido moldeada por años de presión, esfuerzo y transformación, hasta alcanzar su brillo y autenticidad únicos. Esta colección rinde homenaje a esa trayectoria, fusionando lujo, innovación y la energía volcánica que dio origen a la diseñadora", cuenta la marca. Cada pieza refleja exclusividad, historia y fuerza interior, adaptándose al contexto sociocultural actual sin perder su identidad. "Es un tributo a la perseverancia, la autenticidad y la pasión que han definido estos diez años de carrera, en los que la moda se convierte en un vehículo para contar historias con alma", explican.

'Dreaming' es la nueva colección de Fely Campo para la primavera-verano 2026, una propuesta "pensada para la mujer antes que para el espectáculo" con siluetas elegantes y versátiles que reflejan una belleza serena y consciente. Los tejidos se transforman en cómplices de un vestuario concebido para vivir el presente con autenticidad.

Prendas deconstruidas, siluetas femeninas, tejidos con mucho movimiento que son "un manifiesto de creatividad y una reivindicación del estilo como voz propia capaz de resistir al paso del tiempo", cuentan desde la marca.

“Es verano. La noche cae suavemente y las luces se encienden sobre un escenario improvisado. Podríamos estar en cualquier lugar del mundo. Ellas bailan radiantes, en un paraíso donde la belleza se manifiesta sin avisar”, cuenta el manifiesto de esta colección que Odette Álvarez llama Paraíso. "Una celebración dedicada a las mujeres que han caminado con nosotros desde que nació la marca hace quince años", explican.

Prendas que abrazan el cuerpo con tejidos como linos y popelines de espíritu veraniego y junto a materiales ricos y sugerentes, como la pedrería, las chapas metálicas, los bordados y las aplicaciones de abalorios. La paleta cromática se mueve entre dorados, plateados y pasteles vibrantes —rosa, verde, azul turquesa— que se funden con tonos tierra como el marrón chocolate y el marfil.

La diseñadora inspira su propuesta para el próximo verano en el arte Ndebele del sur de África, reinterpretando su riqueza cultural y visual con una mirada contemporánea. "Bañadores y bikinis se convierten en lienzos donde los patrones geométricos se expanden sobre el cuerpo, mientras los acabados en lurex captan la luz como destellos sobre el agua", explican. Bordados a mano que añaden textura y una paleta que transita entre matices terracota, marfil, negro y verde hoja, con contrastes de azul índigo y tonos vibrantes que evocan la energía de la tierra y la fuerza del color.

"Más que swimwear, esta colección es un homenaje a la creatividad femenina, al legado africano y al poder transformador del diseño", cuentan desde la marca.

"¿Quíen sería Frida Kahlo en el siglo XXI?" Partiendo de esta premisa, los creativos de la firma Malne reinventan una Frida actualizada, que seguiría encarnando los valores de la célebre pintora, su talento, su compromiso, su valentía, su alegría y su especial belleza, que, muy lejos de la perfección física, era distinta y única y marcó toda una estética.

La colección transcurre por tejidos de algodón y lino para prendas sofisticadas, con notas de corsetería, incluso de ortopedia, como la auténtica Frida, que convirtió en arte su incapacidad, causada por un grave accidente. Femeninos vestidos de mikadode seda pintados a mano, con pantalones masculinos, o líneas con escotes y mangas típicos de vestimentas de México, pero reconvertidos en prácticos y modernos jumpsuits con colores que van desde el blanco, salpicado de flores artesanales y bordados, pasando por los tejidos de seda pintados a mano, los estampados florales efecto wet, y el infalible negro, siempre presente en las propuestas de Malne.

Ángel Schlesser ha sido el encargado de poner el broche de oro a la sesión de desfiles de este sábado, la última de las jornadas de diseñadores consagrados que mañana domingo da el relevo a los nuevos talentos. La nueva colección se inspira en la liturgia y su simbolismo, entendiendo el acto de vestir como un acto sagrado.

Sobre la pasarela, un paralelismo entre la liturgia religiosa y la moda, ambos como formas de comunicar a través del cuerpo, el color, la forma y el ritmo. "La pasarela es vista como un altar y el desfile como un ritual contemporáneo", explican desde la marca. "Cada prenda, color y gesto forman una coreografía simbólica que convierte el vestir en una forma de fe y presencia", cuentan.