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José Jesús Lorenzo: «No hay en moda producto más sostenible que la piel»

Pionero en la peletería de diseño, José Jesús Lorenzo estrenará colección el martes en la Cibeles Fashion Week

-Su desfile, el 23-F.

-Un golpe... de la moda.

-¿Con qué armas?

-Las de siempre desde hace casi cuarenta años: calidad, diseño e innovación. Siempre me ha gustado el arte, y un poquitín la investigación. La nuestra es una empresa familiar y tanto mi mujer como mi hijo Jesús y yo, que somos los que diseñamos, hemos demostrado seriedad y coherencia.

-Pero hoy en día un peletero resulta para algunos casi tan sospechoso como un fumador.

-Detrás de ese movimiento sólo hay intereses. No hay producto más sostenible en moda que la piel.

-Animalitos...

-Se critica por falta de cultura. ¿Qué hacemos con la piel de los corderos? ¿Tirarla para crear infecciones? En cuanto a los visones de granja, de ellos se aprovecha todo: la piel, la grasa para cosmética y para impermeabilizar calzado, y la carne para comida de mascotas. No estamos haciendo ninguna barbaridad.

-Cibeles antes no «vendía» pieles.

-La peletería se integró en los desfiles hace un par de años. Y cuando hicieron la selección, muy pocos éramos capaces de mantener un desfile de una hora de duración.

-¿Romperán en la pasarela? Todos buscan epatar.

-Habrá sorpresas. Y colorido para afrontar la crisis. Con una línea de lujo supremo y otra de lujo de calle, con pieles españolas. Nuestro cordero es el mejor del mundo.

-De Pamplona al cielo (o casi), por su prestigio internacional. ¿Cómo lo ha conseguido?

-Me he quedado en Navarra por mi vida familiar, por mis hijos y porque siempre me he planteado la vida con serenidad y he procurado ser prudente. Lo demás ha venido del trabajo. A nuestra peletería de Pamplona, Groenlandia, vienen norteamericanos, rusos, canadienses...

-No se ha apoltronado.

-Jamás. Aprendí diseño textil en Milán y Barcelona, y cada día me supero. Mantengo la ambición de ser el mejor y de demostrar que la peletería no es artesanía, sino arte.

-Y superó los diseños convencionales con piezas como su «abrigo Miró».

-De eso hace más de veinte años. Fue absolutamente innovador. Su propietaria aún lo luce. Reproduje sobre nutria despinzada el famoso cuadro de la liebre.

-¿Adónde llegan sus prendas?

-Muy lejos. Presentamos colecciones en Dubai, Hong Kong, Toronto, Nueva York y Montreal. En Hong Kong compartimos un premio con Carolina Herrera y Óscar de la Renta.

-¿Hay mucha chapuza en el sector?

-Mucha. Para empezar, en esto hay que saber patronaje, porque no es lo mismo la ilusión puesta encima de la mesa con un dibujo que llevarla a la práctica. Y además, la peletería nadie te la regala: la materia prima es cara y la mano de obra es muy especializada. Yo fui pionero en ir a las subastas de Norteamérica y comprar las pieles en origen. Allí es donde puedo encontrar pieles salvajes de visón o de linces, marmotas o martas.

-¿Se diferencian de las de granja?

-Aportan raza, una sangre nueva y un pelaje distinto. Se nota perfectamente.

-Vaya ojo. ¿En qué?

-Con el frío se erizan y con los rayos del sol tienen una luminosidad distinta.

-Algo así como una lubina salvaje frente a otra de piscifactoría...

-Jajaja. Parecido.

-También pinta.

-Los fines de semana. Y la Biblioteca Nacional me ha pedido un dibujo.

-Un creador empresario...

-Y jamás he sido subvencionado. Me gusta ser libre.

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