MADRID CIBELES FASHION WEEK
Día de fieles e infieles...
En la segunda jornada de la Cibeles Madrid Fashion Week, Amaya Arzuaga repite con acierto sus siluetas origami, mientras que Victorio & Lucchino se desprende de su estilo flamenco
La segunda jornada de desfiles empezó con dos fenómenos inexplicables: primero, llegaron los OVNIs: Objetos de Victorio&Lucchino No Identificados. Y es que lo único que recordaba el estilo del dúo sevillano eran los volantes en los vestidos de noche (y curiosamente en algún zapato).
Acostumbrados a ver trajes de clara inspiración flamenca, con estampados de flores ultra coloridos y largos flecos rescatados de mantones de Manila, nos encontramos con una colección cuyo color predominante es el negro y el único estampado es el de los bolsos de leopardo. De no ser por la música que sonaba de fondo (música flamenca, aunque cantada en inglés), pensaríamos que nos habíamos equivocado de desfile. Como nota personal, nunca me acostumbraré a la combinación bailarina de punta con traje de noche. Por mucho que el mismo Karl Lagerfeld haya querido imponer este look en su último desfile de alta costura, donde los zapatos eran ultra planos y plateados, la verdad es que nada estiliza la silueta como un tacón.
El segundo momento «Expediente X» del día lo vivimos gracias a Hannibal Laguna. Fue como una sensación de «déjà vu» (con foto de la Torre Eiffel de fondo). Desfilaron trajes de noche, en todas sus vertientes —pero con gran insistencia en el corte palabra de honor— que podían haber sido de la temporada pasada, de la anterior o incluso de la próxima. Eso sí, impecables en su elaboración.
Menos mal que llegó Amaya Arzuaga a poner orden con su colección AA de Amaya Arzuaga (su primera línea desfilará en Le Gran Palais de París en unas semanas). ¿Lo mejor? La ropa de día entre urbana y guerrera. «Leggings» de cuero, con partes de arriba XXL, pantalón militar reinterpretado con un acabado origami en los bolsillos y combinado con un top de cuero ajustado estilo neopreno, y minifaldas estructuradas con partes de arriba ceñidas. ¿La paleta de colores? Desde el camel hasta el piedra,pasando por el gris humo y el antracita. La nota de color la puso un verde esmeralda y un rosa frambuesa.
Lo que más nos gustó fue su mezcla de cuero elástico y lana fría. Si Trinity de «Matrix» hubiese ido al baile de fin de curso, se habría enfundado un combo de toque «casual», de top ajustado de cuero, más microfalda «made by» Arzuaga. Cerraron el desfile unos divertidos vestidos tubo, largos, de rayas de colores verde, fucsia y naranja que parecían la Abeja Maya después de tomarse un tripi.
Lo único que no nos convenció fueron los zapatos con calentadores incluidos, que no sabemos si era un homenaje a «Flashdance» o un intento de poner un punto de modernidad. No hacía falta, el resto estaba clavado.
Y es que el punto de partida de los diseñadores suele ser un concepto, pero el punto de llegada se convierte en algo que no tenía nada que ver con la idea inicial. Esto es lo que nos explica Roberto Toretta, que intentó ceñirse a un look años 90 futurista. ¿El resultado? Una colección ultra ponible y apetecible de ropa sofisticada urbana, que mezcla tejidos y texturas. ¿La clave? Torretta nos la explica: «hemos trabajado sobre dos siluetas completamente opuestas, la silueta “oversize” y la XXS». Para que nos entendamos, la primera es amplia y la segunda con efecto encogido. Curioso el estampado animal con efecto «zoom» en los vestidos de noche. Pero de todo lo visto, nos quedamos con el nombre que le han dado al color verde: «verde absenta», como el alcohol, que en este segundo día de desfile no vendría nada mal para entender mejor algunas colecciones.
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