Chanclas, bermudas y otros delitos sartoriales
Los horteras ya no están en las boleras, están en el campo de fútbol
En el pasado, se utilizaba la expresión «hortera de bolera», refiriéndose a esos hombres que llevaban calcetines blancos con zapato oscuro, trajes demasiado apretados, pantalones pesqueros o riñonera. Hoy la moda —y cuando digo «moda» me refiero a los diseñadores italianos— ha llegado para confundir a la gente —y cuando digo «gente» me refiero a los futbolistas. Los horteras ya no están en las boleras, están en el campo de fútbol.
. No sabiendo muy bien cómo combinar las prendas entre sí, acaban eligiendo lo más extravagante, mezclándolo en la peor forma posible, y en una talla menos. Al final, no parece ni tan siquiera que vayan vestidos de marca, sino de imitación de marca.
Lo llamo el fenómeno Cristiano Rona ldo .
Pero una cosa es no tener gusto en el vestir, y otra muy diferente el vestir de forma inapropiada. Vamos a poner un ejemplo práctico. Si vas a salir a pasear por el paseo marítimo de alguna ciudad costera, en bermudas y chanclas, está bien. Si vas a subirte a un avión y vas en bermudas y chanclas, por mucho que tu destino sea una ciudad costera como San Francisco, está mal. Que tome nota Iker Casillas , que se presentó en el mostrador de facturación de Business de Ibera en Barajas vestido de esta guisa para emprender su primer viaje con Sara Carbonero. No solo no eran las «flip flops» de moda (marca Havaiana) sino que ¡su bolso bandolera iba a juego! (lo cual ya no se lleva en moda, suponiendo que se lleve un bolso bandolera, que tampoco). Mi opinión: los demás pasajeros de Business que hayan pagado sus 6.000 euros para ocupar un asiento de lujo, no tienen por qué ver los pies faltos de pedicura de nadie, por mucho portero de la Selección que sea.
No sé si alguien llegó a pedir una hoja de reclamaciones, pero los que sí reclamaron vía redes sociales fueron los fans —y no tan fans— de otro futbolista al ver como se presentaba a un acto oficial. Hablamos de Carles Puyol, cuyo look causó una avalancha de comentarios en Twitter cuando acudió en la gala de la UEFA vestido en bermudas (eso sí, uniforme de su club). Muchos apuntan a que se olvidó el traje (igual se lo estaban estrechando).
Lo que tiene su punto de gracia es que haya sucedido en Monte Carlo.
Los falsos pobres
Para quienes no lo sepan, Mónaco es el patio de juegos de los hermanos Casiraghi, o lo que es lo mismo, los abanderados del look «falso pobre». Posiblemente su estilo «miserable exquisito» sea la antítesis al look futbolista. Mientras los Cristianos Ronaldos intentan fardar del tamaño de su… logotipo, los Casillas se pasan de humildes, y los Puyoles no saben hacer una maleta , los Casiraghi usan prendas ultra lujosas y caras, que pueden parecer anodinas. El lujo está en el tacto, el corte, las telas, los forros, todo lo que no se ve a primera vista, a no ser que seas experto en la materia. ¿Ejemplos en cuestión?
Foulares con acabado «no acabado» de Faliero Sarti de 600 euros; chaquetas ligeras de Loro Piana, elaboradas con una fibra procedente de la flor de loto, de 6000 euros o espartanas de Hermès de 400 euros.
Huyendo de los extremos, la clave es vestir con sensatez y criterio estético , siguiendo las normas de protocolo, ya sea oficial o de convivencia (no queremos ver sus hongos podales tan de cerca, gracias). Tomemos ejemplo de Sharon Stone que en los Oscar del año 96 no encontraba qué ponerse bajo su levita de terciopelo de Valentino, y se plantó un cuello vuelto de algodón de la firma GAP de 12 dólares.
Marcó historia: así es, se puede ser elegante, humilde y correcta, todo a la vez.
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