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Mascando un chicle y con la barbilla apoyada en la mano: la actitud de Harvey Weinstein durante su juicio

Durante la lectura de uno de los testimonios este miércoles, a petición del jurado que ya se encuentra deliberando, el productor mostró una actitud despreocupada

Escenificación del juicio REUTERS

ABC/Efe

El jurado todavía sigue deliberando sobre el caso de abusos sexuales contra Harvey Weinstein . Parece que podría ir para largo a juzgar por las constantes peticiones que están llevando a cabo desde el pasado martes. Los doce miembros se reunieron este miércoles por segundo día consecutivo y en apenas dos horas habían llamado ya tres veces al timbre de que disponen para hacer solicitudes o anuncios al tribunal, en este caso para pedir que el juez James Burke volviera a definir algunos delitos que se le imputan a Weinstein, como ya hicieron el martes.

Lo suyo no es una tarea fácil. Deben tomar una decisión unánime sobre cada uno de los cinco cargos a juicio, pero no podrían condenarlos todos a la vez sino seguir determinadas combinaciones, ya que la Fiscalía imputa a Harvey Weinstein dos cargos graves que van unidos a una supuesta violación prescrita .

Se trata de la violación de la actriz Annabella Sciorra en el invierno de 1993-1994, sobre la que los fiscales basan dos cargos de agresión sexual depredadora ligados a un acto sexual criminal en 2006, denunciado por la asistente Mimi Haley, y a un delito de violación en primer grado en 2013, denunciado por la actriz Jessica Mann .

Los cargos se deciden uno a uno y por orden: el primero es el de agresión sexual depredadora relacionado con Sciorra y Haley, seguido por el de acto sexual criminal relacionado solo con Haley, en los que parece estar encallada por ahora la deliberación. Pueden condenar a Weinstein por agresión sexual depredadora en los dos casos, si creen a Sciorra y a las dos denunciantes. Si no creen a Sciorra, podrían hallar al productor culpable del supuesto sexo oral forzado a Haley y/o de la violación en primer o en tercer grado a Mann, según desgranó el juez.

Hasta el más mínimo detalle

El jurado ha demostrado estar discutiendo en detalle las pruebas del proceso y hecho varias peticiones que se suman a las del martes, cuando quiso ver un plano del apartamento de Weinstein en el que supuestamente abusó de Haley y la «lista» de mujeres que este encargó investigar a una firma israelí, Black Cube.

Esta miércoles, los miembros pidieron las transcripciones del testimonio de Haley y, ante los «estrictos requisitos» de la corte que, según dijo el magistrado, le impedían dárselas, solicitaron «por favor» que se lo leyeran, por lo que poco después dos funcionarios protagonizaron una «actuación» de una hora.

La actitud de Weinstein

Mientras Weinstein escuchaba sentado en la bancada de la defensa, mascando un chicle y con la barbilla apoyada en la mano, una funcionaria entonó las palabras de Haley escuchadas hace unos días durante su crudo testimonio sobre el incidente supuestamente ocurrido en julio de 2006, parte integral del caso. «Intenté rechazarlo pero él insistió, me sujetó con los brazos. Dije 'no, no, no', y me di cuenta de lo que estaba pasando: 'me están violando'», respondió la funcionaria a las preguntas de un compañero, que interpretaba al interrogador, y ante la mirada de los jurados, algunos de los cuales tomaban notas o se tocaban la cara con nerviosismo.

Weinstein, a la entrada del juicio AFP

Asimismo, el jurado pidió revisar «todos los correos» del productor enviados a Haley y, como chascarrillo que causó risas y alivio entre las decenas de personas presentes en la sala, también solicitó « cerrar la ventanas » debido al frío, algo que el magistrado aprobó de buena gana. A última hora, los miembros pidieron información sobre la firma Black Cube y sobre varios testigos: la psiquiatra Barbara Ziv; un amigo del acusado, Paul Feldsher; y una amiga de Sciorra, la actriz Rosie Pérez, cuyo testimonio fue también objeto de una lectura dramatizada por los funcionarios de la sala.

La jornada comenzó con la defensa de Weinstein cargando contra una mujer del jurado a la que ya intentó apartar el martes, tras averiguar que había indicado en una red social que estaba leyendo el libro «My Dark Vanessa», de Kate Elizabeth Russell, sobre una relación sexual entre una adolescente y su profesor adulto.

El abogado Damon Cheronis, que al principio del juicio ya quiso descartar a la «jurado número 11» por ser autora de una novela sobre «hombres depredadores», insistió al juez esta mañana para que tomara su lugar uno de los tres jurados sustitutos, pero Burke rechazó la moción alegando que la mujer «no ha hecho nada incorrecto». Hacia la mitad del día, Cheronis pidió al juez imponer una «orden mordaza» a la abogada de Sciorra y Haley, Gloria Allred, en reacción a sus acusaciones de que la defensa «victimiza» a las testigos, algo que rechazó con ironía el juez y a lo que respondió la propia abogada en declaraciones a medios: «Diré las cosas como las vea. No me van a silenciar».

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