La madre de Cristiano Ronaldo recibe el alta médica

A sus 65 años, la mujer más popular de Portugal ha estado protegida durante este periodo por el equipo médico del principal centro clínico de Madeira, que de momento solo registra nueve casos de la enfermedad y ningún fallecido.

Por tanto, doña Dolores ya está en casa con su familia, incluido el propio Cristiano Ronaldo. El confinamiento lo pasan esparcidos a lo largo de las siete plantas del edificio completo adquirido en la capital de la isla por el jugador estelar de la Juventus.

«Tengo la suerte de vivir para amar a mi familia y tenerlos cerca de mí. He vuelto con paz en mi corazón y pensando que por qué juzgar el color de la piel, la ropa que llevas o el aspecto de cada uno. No somos nada frente a la vida, somos simples peatones en el mundo. La vida es una lección, tenemos que estar agradecidos por todo y tener fe en Dios para que todo salga bien», dice la matriarca de los Aveiro en la publicación dirigida a sus más de dos millones de seguidores en Instagram.

« Ya estoy en mi casita , rodeada del amor de mi familia, que es mi fuerza, y de buena energía», añade con optimismo renovado, mientras el número de fallecidos en todo Portugal sube a 23 a causa del nuevo virus. Dolores Aveiro fue sometida a una operación de urgencia nada más ingresar en el centro hospitalario, y después pasó a la unidad de cuidados intensivos.

Han sido también momentos duros para el delantero portugués de 35 años, que tiene a varios compañeros de la Juve infectados y atraviesa la cuarentena en las mejores condiciones en su ciudad natal. Eso sí, fue criticado en las redes sociales al ser fotografiado saliendo de compras con Georgina Rodríguez , pues Madeira apenas se está viendo afectada, por ahora.

Con todo, la fase de aislamiento resulta fundamental para que las cifras no se disparen en la isla, que vive del turismo y ya está sufriendo la cancelación masiva de reservas , como es lógico.

Lo que está claro es que ha saltado de nuevo al primer plano el perfil de madre coraje que convierte a doña Dolores en una luchadora empedernida, pese a los obstáculos y el sufrimiento que le ha tocado vivir en diversas etapas de su vida, sobre todo antes de poder disfrutar del estrellato mundial de su hijo. Ella misma lo reflejó en su libro de memorias , escrito en portugués pero traducido al español.