La boda de la Esteban
A pesar de todo lo llovido y vivido desde el día que decidió salir de «Ambiciones» y contar cómo es la familia de Jesulín de Ubrique de puertas para adentro, ayer la noche fue de calma chicha en
A pesar de todo lo llovido y vivido desde el día que decidió salir de «Ambiciones» y contar cómo es la familia de Jesulín de Ubrique de puertas para adentro, ayer la noche fue de calma chicha en cuanto a temperatura, pero de mucho nervio ... en el entorno de Belén Esteban, que por fin fue feliz. Cual Cenicienta repudiada por las hermanastras y arrancada del que un día pensó que era su príncipe -sólo que con montera en lugar de coronita-, se vistió de blanco para contraer matrimonio con el hombre que siempre la quiso y sufrió en silencio, su Fran del alma, un camarero del barrio que la vio nacer y convertirse en un personaje de cuché.
Porque Fran siempre estuvo allí. En el cénit de la Esteban, cuando se convirtió en madre, y en el ocaso de una mujer rechazada por una familia que nunca la entendió. Luego vinieron otros. Amores fugaces e interesados que se subieron a su estela mediática, como Óscar Lozano, o un pinchadiscos de poca monta.
Pero fue Ana Rosa Quintana la que le dio la oportunidad de su vida cuando la fichó en su programa en Telecinco. La Esteban no es actriz, ni cantante, ni nada que pueda figurar en el apartado oficios, pero tiene atractivo ante la audiencia y ya se sabe quién manda en los medios. Es como es, sin trampa ni cartón, sin guión ni estrategias, puesto que su punto fuerte es la brutal espontaneidad. Hasta ahora sus desgracias siempre le han beneficiado. En «Ambiciones» no la quisieron, a su Andreíta que ni se la toquen, a la Campanario que ni la menten... Su última batalla llegó con su vestido de novia. Las grandes firmas pusieron mil y un excusas para evitar hacer ese encargo. La Esteban iba con sus billetes y se encontró con que no le vendían el vestido de sus sueños. Humillada y una vez más rechazada, al final recurrió a El Corte Inglés de toda la vida, donde se sintió «Pretty Woman», mientras le hacían una sesión completa de cómo podía llegar al altar.
Y el resultado fue la sorpresa del día. La Esteban invitó a más de 500 personas a su boda. Le habían tentado con ofertas millonarias a cambio de una exclusiva pero su respuesta siempre fue la misma: mi boda me la pago yo. Le costó un riñón, o dos, puesto que fue banquete por todo lo alto en el palacio del Negralejo. Además, no le falló nadie, ni siquiera el coro rociero durante la ceremonia. Entre los asistentes, estuvo su «jefa», Ana Rosa Quintana, junto con su marido, y todo el equipo del programa: redactores, tertulianos, maquilladoras, directora, estilistas... Ella es así: del primero al último, que para algo ha probado el sabor de los desplantes.
Sin duda, el vestido de esta novia, que tantos disgustos ha provocado, fue el minuto de oro del día. Belén apareció radiante con el diseño que ella misma ideó y que Antonio Pozuelo (El Corte Inglés) hizo realidad. A su lado, su hija, Andrea, con un vestido marfil, con puntillas y volantes, y el rostro serio, conteniendo la emoción. El modelo que usó en la ceremonia religiosa, realizado en seda natural color marfil, era un palabra de honor entallado hasta la rodilla donde se abría en quillas realizadas con el mismo encaje que la chaqueta bordada con pailletes efecto nácar y cristal. La novia lució velo de tul con encaje y como adorno llevó una tiara de cristal de Swarovski sobre el moño italiano. El vestido, cuyo precio podría rondar los 18.000 euros, es un diseño exclusivo para una ocasión única. Como el propio Pozuelo comentaba en la boda, «lo hemos hecho encantados». Desde luego, El Corte Inglés se ha portado como el héroe de un cuento. Y como todas las historias con final feliz, la Esteban comió el larguísimo menú que sirvieron de cena.
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