Antonio Marras se estrena con un emocionante desfile para Kenzo

Un emocionante y aplaudido desfile de Kenzo, firmado por el modisto Antonio Marras, encabezó hoy las sorpresas de la penúltima jornada del pret-a-porter parisiense para el otoño-invierno 2004-2005.

La ovación otorgada al artista italiano y a su primera colección Kenzo sirvió ... de bienvenida absoluta a su refrescante talento y marcó de hecho una nueva etapa en la historia de la firma, fundada por el japonés Kenzo Takada, quien la vendió en 1999.

Nacido en Cerdeña en 1961, donde vive y trabaja con toda su familia, pues el trabajo y el clan forman parte de un mismo todo para él, Antonio Marras hizo suyo el objetivo original de Kenzo de ofrecer una visión maravillada del mundo, una fiesta magistral e infinita de tonos, texturas y estampados.

Sus volúmenes fueron sumamente complejos e impresionantes, a veces exagerados, con abundantes líneas trapecio, en ocasiones sobre otras mismas líneas trapecio, por ejemplo, en el torso y en el pecho.

Las faldas, de "patchworks" plisados, superpuestos y colocados de manera asimétrica, con retazos de telas monocolores y lisas, bordadas, floreadas, de tapicería o a cuadros, se adornaban con chaquetones y abrigos trapecio, pompones de lanas multicolores o verdaderos bloques de largos collares de oro sobre mallas transparentes.

Los pantalones, de lana verde caqui, muy anchos, sujetos en la cadera con un cinturón al mejor estilo campesino, vaqueros con el bajo vuelto casi hasta la rodilla o delicadamente estampados en rojos, negros, verdes y rosas, no estuvieron ausentes.

Los colores vivos, como fucsia, turquesa o azul celeste, éste en calcetines de lana, vestidos de tul bordados, chaquetas y bufandas de punto, surgieron sobre su triple pasarela triangular unidos a estampados floreados, claros o de tonos oscuros, marrones, negros y azules vaqueros.

La inspiración venía de todas partes, pero ante todo transportaba al siglo XXI vestigios de civilizaciones antiguas, de romanos, Scintios, mongoles y Magiares, en esa búsqueda de alquimia entre Oriente y Occidente que figura en la carta constitucional de la marca.

En primera fila, era visible y diríase que inevitable, ante el hallazgo de una perla tan rara, la satisfacción de Bernard Arnault, presidente de LVMH, número uno mundial del lujo, quien controla los destinos de otras grandes casas francesas de costura como Dior, Givenchy o Lacroix.

Su esposa parecía no menos entusiasta y el público, que aplaudió -algo cada vez más raro sobre las pasarelas- algunos bellísimos diseños aislados, se dejó conquistar definitivamente cuando, a modo de broche último, se descorrió majestuoso el telón y las maniquíes surgieron de una especial tienda nómada para ofrecer un último pase.

Muy conocido en Italia, Antonio Marras se estrenó en París con un desfile en el que unió su inspiración natural y la de la firma para la que ahora trabaja. El famoso espíritu Kenzo está de suerte, pues el nomadismo intelectual del modisto y la importancia que otorga a sus raíces personales le corresponden perfectamente, como pudo verse y como se subraya en LVMH.

Fascinado por las poblaciones que viajan sin cesar, en perpetúa migración, Antonio Marras quiso aportar en su primer desfile parisiense sus ganas "de vivir, a través de la indumentaria, los contrastes de aquellos que fueron algo y que hoy son diferentes".

"Lo que admiro en Kenzo, explicó, es su modernidad, ese universo a la vez tan coherente y tan heterogéneo. Su manera personal de mezclar géneros y estilos en apariencia diferentes, pero cuya unión se vuelve poética y natural".

Nada mejor que sus palabras para explicar lo que hizo. Por suerte o por desgracia, al tratarse de la penúltima jornada de colecciones, abiertas el pasado lunes, una parte de la prensa y de los compradores internacionales, especialmente los procedentes de Estados Unidos, faltaron a esta importante cita con la moda.

Otras sorpresas bienvenidas fueron las del modisto coreano Lie Sang Bong, autor de una moda ultra-sexy, construida sobre vinilo, cuero y piel tejida a mano, vestidos de estampado cortina a juego con medias o pantalones-medias igualmente estampados.

Yuki Torii, por su parte, vistió a otro tipo de mujer, romántica y actual, portadora de faldas evasé, trajes de chaqueta de twedd beige tejidos con algunos hilos dorados, a juego con diferentes piezas del modelo, confeccionadas en cuero también dorado.

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