Acusan a François Fillon de tener una «relación sentimental» con su jefa de prensa

El semanario «Closer», el mismo que reveló la historia de amor entre François Hollande y la actriz Julie Gayet , ha publicado una información muy polémica: Caroline Morand habría «perdido» un brazalete de oro de la firma «Hermès» en la habitación personal de Fillon, en un hotel de Córcega, al final de un viaje electoral.

Caroline Morand es responsable de prensa y comunicación de Fillon desde el 2012. Es una mujer joven, guapa, enérgica, tenista de muy alto nivel, aficionada a todos los deportes de élite. Y acompaña al ex candidato conservador a la presidencia de la República noche y día, desde hace un lustro.

Durante el último viaje de Fillon a Córcega, el candidato y su equipo sostuvieron una «reunión de trabajo» en un hotel de Ajaccio. Tras el balance político del viaje, todos los miembros del equipo volvieron a sus respectivas habitaciones. A la mañana siguiente, cuando Fillon ya estaba en París y Morand hacía su maleta en el hotel, descubrió que había perdido un brazalete de oro que han podido percibir todos los periodistas que han cubierto la campaña de Fillon.

Apremiada, denunció la pérdida a la dirección del hotel y regresó a París. Horas más tarde, «Closer» afirmaba que el brazalete había sido descubierto en la habitación que había ocupado François Fillon . La revelación se transformó rápidamente en una tormenta en las redes sociales. Doce horas más tarde, la dirección del hotel publicó un comunicado desmintiendo las afirmaciones . En vano.

No era un secreto que Morand acompaña a Fillon en todo momento por razones evidentemente profesionales. Han comenzado a rescatarse fotos personales de la pareja, en el circuito deportivo de las 24 horas de Le Mans (coches de carreras, Fórmula 1), que no tienen nada de escandalosas. Pero sí confirman una complicidad física entre un hombre aficionado a los coches de carreras (vestido con la ropa de un participante en las 24 horas de Le Mans), y una señora moderna que lo acompaña en unas circunstancias que tienen muy poco de políticas.

La falsedad o realidad de las revelaciones, suposiciones o errores del semanario dan una nueva e inesperada luz al escándalo de los 900.000 euros cobrados por Penelope Fillon , por un presunto empleo ficticio como asistenta parlamentaria de su esposo . A los pocos días de estallar el escándalo, tras las revelaciones del semanario satírico «Le Canard enchaîné», circuló profusamente el rumor de la «desaparición» de la esposa del candidato conservador. Los portavoces oficiales de Fillon respondieron afirmando que la esposa no había soportado la «presión» de los medios, y había decidido abandonar París para refugiarse en la residencia familiar en el departamento de la Sarthe. Las presiones de muy distinto signo fueron tan aparentemente intensas que Penelope Fillon no consideró oportuno dejarse ver ni fotografiar en ningún momento. Días más tarde, el diario «Le Parisien» (popular, nada populista, propiedad de un importante grupo financiero, nada dado a los escándalos) publicó una información muy breve subrayando la existencia de «fotos comprometedoras» de Fillon. Al parecer, dos medios habían «renunciado» a publicar esas fotos.

Más allá de los rumores, de difícil verificación, es una evidencia palmaria que Penelope Fillon ha estado físicamente ausente de la campaña de su esposo , fotografiado en muchas ocasiones en compañía (profesional, sin duda) de Morand, su elegante jefa de prensa, la «mujer orquesta» de la fallida campaña del candidato conservador.

Todos los fotógrafos que hemos seguido a François Fillon desde hace meses, hemos podido comprobar la silenciosa presencia de su esposa en los mitines parisinos. Presencia enigmática. Siempre se ha gastado la misma broma: «¿Has conseguido una foto de la señora Fillon, sonriendo?». Pregunta seguida de un rosario de carcajadas. ¿Existe una foto de Penelope Fillon, sonriendo, durante el último trimestre? Sin duda, el carácter extremadamente reservado de la esposa de un hombre político en campaña no tiene ningún significado político particular. Ni permite avanzar conjeturas apresuradas. Quizá ese silencio sea más enigmático comparado con el comportamiento de las esposas de otros candidatos.

Brigitte Macron , la esposa del candidato vencedor de la primera vuelta, participa muy activamente en la campaña de su marido. Instalada en el cuartel general desde donde interviene muy activamente, Brigitte Macron vigila y controla la agenda del candidato, participa en las reuniones de trabajo, da consejos íntimos y políticos. Según François Fillon ese mismo trabajo realizó su esposa para él como asistenta parlamentaria.

Paradójicamente, cuando Fillon decidió embarcarse en la aventura política más importante de su vida, acompañado a toda hora por una dinámica jefa de prensa, su esposa decidió instalarse en la penumbra de una oscura retaguardia. Sus íntimos justifican tal comportamiento alegando su «timidez» y carácter «reservado» . Quizá sea una razón plausible. Que no comporta una participación apasionada en la aventura más importante de su marido. Tarea que sí ha realizado Morand, justificando tal presencia física y participación en nombre de una profesionalidad sin tacha . Cómo dudarlo.