Diane von Furstenberg, la «reina» de los vestidos

Este tipo de vestido, llamado Hooverette por estar de moda durante la Presidencia de Herbert Hoover –1929-1933– supuso el comienzo del prêt-à-porter: en una época de escasez, los almacenes americanos necesitaban ofrecer prendas que fueran útiles para señoras de distinta talla y sirvieran para estar en casa o trabajar. Los vestidos cruzados, se podían ajustar a muy distintos físicos y eran una alternativa correcta para vestir en casa , cocinar, recibir visitas e incluso para las profesiones femeninas de la época, como la enfermería.

Ayer, Diane von Furstenberg volvió a darle una vuelta de tuerca al vestido que supo poner de moda en los 70 y añadió otros modelos de corte histórico. Abrió el desfile Karlie Kloss con el «wrap dress» en versión provenzal de dibujos geométricos azules y rojos que recordaba a las pastoras de Saint Remy.

Pero en honor al nombre de diosa romana que dio nombre a la colección –«Fortuna»–, eligió vaporosos modelos largos de gran caída atados únicamente por un fino cinturón . Para aliñar más el coctel, añadió algún vestido en rosa de corte panameño: faldas de vuelo, mangas abullonadas y escote horizontal.

Diane incluso se permitió dar un delicioso giro a los vestidos de escote asimétrico de Halston, tocando con un aire hindú y un delicioso color azafrán los clásicos vestidos setenteros. Tampoco faltaron los monos-short en ante dorado ni los conjuntos de pantalón y chaqueta de lino. En realidad, Diane repasó sus clásicos y ofreció a cada mujer una posibilidad distinta: «Quiero que cada una sea la mujer que desea ser». Inteligente y elegante.

Tommy Hilfiger organizó su desfilé rodeado de palmeras. Con la idea de viajar saltando de isla en isla, presentó una colección comercial y curiosa, mezclando prendas mil rayas de estilo Hamptons con detalles y accesorios que recordaban a Jamaica . Una versión exótica de la marca preppie de siempre.