Alejandra Romero, la duquesa que quiere vivir lejos de los focos

La primogénita de la fallecida Mariam Suárez y del economista Fernando Romero llegó al show del diseñador gallego del brazo de su madrastra, la organizadora de eventos Meya Alonso. «Se llevan muy bien, tienen una relación excelente», revela un íntimo de la familia. Alejandra esperaba pasar inadvertida entre tantas personalidades de la sociedad madrileña. Iba a compartir primera fila con Ana Botella, Cristina Cifuentes, Brianda Fitz-James Stuart, María Longoria, Luis Sartorius y Marina Danko, entre otros nombres con tirón mediático. Incluso esperó hasta el último minuto para ocupar su sitio en el front row , con la esperanza de que no la retrataran.

El esfuerzo fue en vano. Los paparazis la reconocieron y se abalanzaron sobre ella. ABC logró inmortalizarla en un instante de risas y confidencias con la mujer de su padre y con Mamen Sánchez y Belén Junco, directoras adjuntas de la revista «¡Hola!» y grandes amigas de la familia Suárez.

Alejandra huye de la notoriedad pero, muy a su pesar, despierta fascinación en la prensa . Tras el desfile, varios periodistas y cámaras de televisión se acercaron a ella para intentar arrancarle una declaración. La II duquesa de Suárez rechazó educadamente todas las peticiones y no se separó ni un minuto de Meya Alonso.

«Ha hecho la excepción de ir a un desfile porque es amiga del diseñador. No quería perderse la presentación de la colección y, pese a que quiere pasar desapercibida, accedió a sentarse en primera fila para apoyar a Jorge. Eso habla bien de ella», explica una amiga de la joven abogada. «Ni siquiera quería que le hicieran fotos. Pero yo le dije: ‘‘Te las van a hacer igual. Así que es mejor que sonrías y salgas guapa’’», añade esta fuente. Sonrió y venció.

La nieta del padre de la Transición española acapara páginas de periódicos desde su nacimiento. Suprimer retrato se publicó el 17 de abril de 1990 en las páginas ABC. «Primera salida pública de la nieta de Adolfo Suárez», tituló este diario una imagen en la que se ve al «ojito derecho» del expresidente en brazos de su madre durante un partido de tenis disputado entre Manolo Santanay Suárez en el Club de Tenis de Puente Romano, en Marbella. Alejandra tenía pocos meses de vida.

Tras la desaparición de su madre, que falleció el 7 de marzo de 2004 a consecuencia de un cáncer, la familia Romero Suárez decidió alejarse de los focos. Alejandra y su hermano Fernando, que es tres años menor, han disfrutado de una infancia y adolescencia reservadas. Y quieren seguir así. Pero la muerte de su abuelo, el 23 de marzo de 2014 , los empujó nuevamente a la luz. Ella, una joven guapa y educada, con un ligero parecido a su madre y con flamante título nobiliario , es el miembro más atractivo de la nueva generación Suárez.

«No entiende por qué genera tanto interés en la prensa. Es una chica de solo 25 años, tiene un novio que se llama Álvaro y trabaja como abogada en un bufete. No tiene mucho más que contar. Tiene toda una vida por delante», explica otro amigo. La duquesa, que habla francés e inglés con fluidez, ha seguido los pasos de su madre y de su tío, Adolfo Suárez Illana, en el mundo del Derecho. Hace unos años entró en la filial española del prestigioso despacho británico Herbert Smith Freehills, ubicado en el Paseo de la Castellana. Según ha podido saber ABC, es abogada «junior» en el departamento de Real Estate (inmobiliario) y está a las órdenes de Javier Ortega, un reputado especialista en Derecho de la Propiedad.

Solo tres semanas antes de que muriera su abuelo, la joven letrada asistió a una audiencia en el Palacio de La Zarzuela . La recibió el por entonces Príncipe de Asturias en calidad de patrona y miembro del comité ejecutivo de la Asociación para la Defensa de la Transición, una asociación sin ánimo de lucro, aconfesional y apartidista destinada a conservar y difundir el legado de su abuelo.

Durante la audiencia, Don Felipe y la nieta del expresidente demostraron tener una relación estrecha y cordial, «casi familiar». Para entonces Alejandra no sabía que a Suárez le quedaban semanas de vida. Mucho menos que a ella le esperaba un papel que aún no asume. «Lo ocurrido en el desfile de Jorge Acuña la ‘‘descolocó’’ un poco. Jamás pensó que los medios se iban a fijar en ella», dice una socialite que estuvo presente en el show y que luego charló unos minutos con ella. «Quizá todavía no sepa lo que significa ser duquesa de Suárez. Tiempo al tiempo».