Ocho días para hacer un pan

Una apuesta arriesgada, en un contexto económico complicado para la aventura empresarial. Hace seis años desembarcaron en nuestro país introduciendo pan, bollería y cocina artesana y respetuosa con el medio ambiente. Toda una aventura teniendo en cuenta que la filosofía «eco-friendly» y la fidelidad a los procesos de elaboración tradicionales supone automáticamente, un fuerte incremento en los costes; tanto en las materias primas, como en los procesos de producción.

«Nuestros panes llevan un proceso de siete, ocho o nueve días hasta que realmente tenemos el producto de calidad y el sabor que nosotros perseguimos» comenta Taide Martín, responsable de comunicación, se reafirma en que el cliente cada vez más es consciente de lo que quiere y sabe valorarlo.

Resulta difícil vincular conceptos como el respeto por la naturaleza, la elaboración casera y la ecología con una empresa fuerte internacionalmente como Le Pain Quotidien. Sin embargo, Martín defiende orgullosa haberse manteniendo fieles a la filosofía de su fundador, el chef belga Alain Coumont: «Intentamos que todas nuestras verduras vengan de comercio justo, de acuerdos con productores locales… intentamos que todo lo que ofrecemos sea de una calidad superior (…) si la diferencia de precio es asequible, merece la pena».

Y es que, consumir productos artesanos y ecológicos no sólo beneficia al medio ambiente, también se nota en las digestiones y el sabor de los ingredientes.

Una alternativa al pan que solo sabe a harina y a los tomates que no saben a nada.