Zapatero resucita al PNV
El lendakari busca oxígeno tras la «rendición» del jefe del Ejecutivo a los nacionalistas, a los que concede en la oposición lo que les negó en el Gobierno
Lejos de dar el puñetazo en la mesa que le reclaman desde su partido y sus socios parlamentarios del PP, el lendakari ha optado por bajar la cabeza y acatar el pacto sellado entre el PSOE y el PNV. Y ello a pesar de que ... el acuerdo, si bien alarga la vida de José Luis Rodríguez Zapatero en el Palacio de La Moncloa, resucita de golpe al nacionalismo vasco, relegado a la oposición tras treinta años de hegemonía y, lo que es aún más grave para Patxi López, entierra a un PSE ninguneado por el presidente del Gobierno durante toda la negociación.
El pacto coloca de nuevo al PNV en primera línea de la política vasca y le permite exhibir su mensaje de que, aun estando fuera de Ajuria Enea, es el único capaz de defender los intereses de los vascos. De hecho, no deja de ser curioso que sea ahora, con los nacionalistas en la oposición, cuando Zapatero les ha concedido todas las transferencias que les ha negado en los últimos años, con Ibarretxe en el poder. No sólo eso; tal como recordaba el viernes un eufórico Urkullu, en este proceso han conseguido todo lo que no lograron en tres décadas.
El Estatuto ahora sí vale
Obligado por las circunstancias, Patxi López trató ayer de hacer de la necesidad virtud al valorar como «muy positivo» el «sí» del presidente a su mayor rival político. En un intento por salir del segundo plano al que ha sido relegado, recordó que será su Gobierno el que cierre la negociación, en la Comisión Mixta de transferencias, y gestione las competencias conseguidas por el PNV. «Después de treinta años, va a ser con un gobierno socialista en Euskadi cuando se produzca el empujón definitivo al Estatuto de Guernica», se vanaglorió el lendakari tirando del viejo manual del «optimismo antropológico» zapateril. Con el desarrollo íntegro del Estatuto se cumplen uno de los «objetivos prioritarios» de su Ejecutivo, vino a decir. Una medalla que, lógicamente, ya se colgó la víspera Iñigo Urkullu en la sede del partido en Bilbao mientras hacía recuento del suculento botín logrado en La Moncloa.
En un intento por dar la vuelta a la situación, el lendakari celebró el regreso del PNV a la «senda estatutaria». «Antes para ellos el Estatuto estaba muerto y ahora es la base sobre la que se asienta su acción política. Por tanto, ¿cómo va a ser una mala noticia?», planteó. Pero lo cierto es que no le quedó más remedio al lendakari que dar la «bienvenida» a la ristra de acuerdos —estatutarios o no— prometidos por Zapatero. A todos, salvo a uno: la partida de 120.000 euros para un estudio museístico en Urdaibai (Vizcaya). Una «calderilla» que tiene gran carga política ya que se trata del proyecto que más guerra ha originado entre el PNV y el PSE en los últimos meses y que los socialistas vascos califican de «chiquillada de mala fe para meter el dedo en el ojo» de López. Aquí sí el Gobierno vasco amaga con plantarse.
Conscientes de la pérdida de credibilidad del lendakari, en el PSE confían en que el protagonismo del PNV sea cosa de «un día». Sin embargo, Urkullu ya se ha encargado de recordar que la estabilidad del Gobierno de Zapatero depende de él. Ni su pacto es de legislatura ni el PNV ha firmado ningún «papel en blanco», por lo que aún puede pasar «cualquier cosa», recalcó para corroborar las sospechas del PP de que el cierre del Estatuto no es la «estación final» de su partido. «Al PNV el Estatuto le importa un pimiento», advirtió Antonio Basagoiti. Mientras, en Sabin Etxea saborean la «histórica» tajada presupuestaria y miran con optimismo los comicios locales de 2011 que podrían socavar aún más la figura del lendakari.
Ver comentarios