La sombra del comisionista Aldama planea sobre Sánchez

El presidente evita aclarar su relación con el cabecilla de la trama por la que el juez pide imputar a Ábalos

Una foto demuestra que, al menos, se vieron una vez en un acto del PSOE en 2019

Moncloa trata de controlar daños futuros ensalzando el rescate de Air Europa, en el que habría intermediado

El juez envía a Ábalos al Supremo por su «papel principal» en el caso Koldo

Pedro Sánchez, en La Moncloa Jaime García

Una semana más, y ya van unas cuantas, el caso Koldo ha puesto contra las cuerdas a Moncloa y al PSOE. Y una vez más, y también van unas cuantas, las novedades procesales sobre el mismo han sorprendido a Pedro Sánchez de visita en ... el exterior. Ocurrió el pasado miércoles en Faro, la localidad del sur de Portugal donde se celebró la cumbre anual hispano-lusa. Poco antes de la comparecencia conjunta con el primer ministro luso, Luís Montenegro, el juez Ismael Moreno, de la Audiencia Nacional, solicitaba formalmente al Tribunal Supremo la imputación de José Luis Ábalos por varios delitos de corrupción.

Hace ocho meses, el 21 de febrero, con Sánchez de visita relámpago a Rabat para reunirse con el rey Mohamed VI, su comparecencia en la capital de Marruecos se vio empañada por las primeras detenciones de la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil, la UCO. Entre ellas la de Koldo García, el estrecho colaborador de Ábalos con el que él mismo había tenido relación y al que habían ensalzado incluso en su libro 'Manual de Resistencia'.

Ya en aquella visita, el jefe del Ejecutivo mostró su enfado ante las preguntas de los periodistas sobre el caso Ábalos. Y negó airadamente que el cese del ministro en el verano de 2021 tuviese que ver con lo que en aquel momento acababa de estallar. El miércoles, y sin duda con esa comparecencia en la cabeza, Sánchez se quejó de que hubiera «otra pregunta» sobre ese particular, y con el mismo énfasis, negó «por enésima vez» que supiera o sospechase algo de su estrecho colaborador como para haber prescindido de él. Donde no fue tan tajante, sino más bien totalmente ambiguo, fue a la pregunta de si conocía o tuvo algún contacto con el comisionista Víctor de Aldama, figura central de la trama, ahora en prisión preventiva por el fraude con el IVA de los hidrocarburos. Su respuesta en este caso osciló entre la evasiva y el intento de desviar la atención. «Esa decisión la tomé con el Gobierno», afirmó en referencia al rescate de Air Europa en el año 2020. Y sin que los periodistas desplazados desde España para cubrir la cumbre bilateral hubiesen preguntado por ello, se explayó en una larga y pormenorizada explicación de ese rescate, de las circunstancias que lo propiciaron, e incluso de la cantidad de dinero público que la compañía aérea ha devuelto ya, casi un lustro después del mismo.

Las evasivas no eran nuevas. Justo una semana antes, en la sesión de control al Ejecutivo en el Congreso de los Diputados, había evitado contestar a una pregunta concreta del líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, sobre su relación con Aldama. Aunque lo que el fragor del debate parlamentario pudo ocultar, quedó más al descubierto en una rueda de prensa, junto a un homólogo como Montenegro.

Ministros airados

Durante las cuarenta y ocho horas siguientes, la sombra de Aldama siguió planeando sobre Sánchez y sobre su Gabinete, incomodando sobremanera a cada ministro o portavoz que era preguntado por ello. El flamante titular de la cartera de Transformación Digital y Función Pública, Óscar López, en una tensa y breve comparecencia ante los medios en el Ateneo de Madrid, se encaró con uno de los informadores que le preguntaba por el particular. Y le dijo que él no tenía derecho a hacerle (al periodista) «preguntas absurdas». Al tiempo que señaló que había en marcha un supuesto «bulo» por la presunta relación de Sánchez y Aldama, que bien podría haber quedado desmentido si el primero negase públicamente cualquier relación con el segundo.

En parecida línea se manifestó la vicepresidenta primera, número dos del PSOE y ministra de Hacienda, María Jesús Montero. Sin embargo, el mismo día, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, uno de los más estrechos colaboradores de Sánchez desde que llegó a Moncloa en 2018, no tuvo reparo en el Senado en contestar con toda precisión a su propia relación con Aldama. A quien dijo no haber visto nunca en su vida. Ya el viernes en la sala de prensa de la Moncloa, donde comparecía después de los encuentros de Sánchez con las presidentas de Baleares y Extremadura, Marga Prohens y María Guardiola, el ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, tuvo que enfrentarse a la misma pregunta sobre la relación de Sánchez con Aldama. El expresidente de Canarias y líder de los socialistas insulares, al menos, no se encaró con la prensa, ni habló de ningún bulo. «No puedo responder», afirmó en un rapto de sinceridad.

Preguntadas fuentes del Gobierno sobre por qué quien sí puede responder, es decir, Sánchez, no lo hace, una media sonrisa y un encogimiento de hombros es lo máximo que se obtiene por respuesta.

La estrategia comunicativa de Moncloa y de Ferraz ha ido mutando desde esas primeras detenciones de la UCO en febrero y la posterior defenestración de José Luis Ábalos, ahora diputado en el Grupo Mixto de la Cámara Baja. Una actuación de la que los socialistas siempre presumen por haberse adoptado con gran celeridad.

En realidad, también el propio Ábalos ha ido mudando de versión. El ex ministro y ex número tres del PSOE, en su siempre intensa agenda de entrevistas en radio y televisión, llegó a mostrarse muy distante, en los primeros instantes del escándalo, con respecto a Víctor de Aldama, y a asegurar que le había conocido tangencialmente. Ocultó entonces, por ejemplo, que el hermano de Aldama era uno de sus escoltas, dato que difícilmente podía ignorar. Desde el Gobierno y el PSOE, y en relación con el escándalo por la supuesta corrupción de Begoña Gómez que investiga el juez Juan Carlos Peinado, limitaron durante meses los contactos de la esposa del presidente del Gobierno con Javier de Hidalgo, CEO de Air Europa, y de su amigo De Aldama, a los que se habían producido en «ferias y congresos», como repitió incansablemente, lunes tras lunes, la portavoz de la Ejecutiva Federal socialista, Esther Peña. La revelación posterior, por parte de 'El Confidencial' de que Gómez se había visto con Hidalgo en su despacho de CEO de la compañía en el verano de 2020, en plena negociación del rescate de Air Europ, puso en solfa esta afirmación. Y las evasivas y titubeos del propio Sánchez ahora no arrojan sino más sombra sobre la cuestión.

Ya desde el pasado viernes 11 de octubre, cuando se conoció el informe de la UCO que dejaba a Ábalos al borde de la imputación, y ponía el descubierto las mentiras del Gobierno sobre la llegada de la vicepresidenta de Venezuela Delcy Rodríguez a España, en enero de 2020, Moncloa se afanó en la justificación del rescate de Air a Europa como uno de los puntos fuertes de su defensa argumental. El mismo que empleó esta semana en Portugal el propio Sánchez. Aun sin haber sido preguntado por ello específicamente. Una estrategia que parece diseñada a establecer un control de daños sobre eventuales futuras revelaciones que sitúen a Sánchez más cerca de Aldama de lo que sería prudente para el presidente del Gobierno. Convienen no olvidar, y siempre según la UCO, que los cabecillas de la trama se referían al líder socialista como «el 1».

Se vieron al menos una vez, en 2019

Informaciones que ya han empezado a aflorar. Pedro Sánchez se vio al menos una vez, siendo ya presidente del Gobierno, con el comisionista de la 'trama Koldo' Víctor de Aldama. Tal y como publica este domingo 'El Mundo', ambos se fotografiaron juntos, en actitud cordial y sonriente, en febrero de 2019, durante la presentación en el Teatro La Latina de Madrid del entonces candidato socialista al Ayuntamiento de la capital, el ex seleccionador nacional de baloncesto, Pepu Hernández.

De Aldama estuvo sentado en la tercera fila, muy cerca de José Luis Ábalos y de otros pesos pesados del partido como la entonces número dos de la formación, Adriana Lastra. Al terminar el acto, el comisionista de la trama corrupta entró en la zona reservada por el partido para personalidades, y allí se hizo la foto con el jefe del Ejecutivo, una instantánea que tomó el propio Koldo García, como se acredita en la firma de la propia foto.

«Hasta debajo de las piedras»

Durante la pasada legislatura, y cada vez que se le preguntaba por sus alianzas en principio contranatura con grupos separatistas, incluido Bildu, la coalición heredera del antiguo brazo político de ETA, Sánchez, siempre blasonaba de buscar votos «hasta debajo de las piedras» para implementar políticas sociales beneficiosas para toda la ciudadanía. Ahora y 'mutatis mutandis', el jefe del Ejecutivo y Moncloa y Ferraz al unísono bien podrían decir en el futuro –si la acción judicial contra Ábalos y la trama corrupta revelase contactos, al más alto nivel, con el comisionista de la trama– que se hizo todo lo preciso para rescatar una aerolínea estratégica, salvar decenas de miles de puestos de trabajo y permitir la supervivencia de una compañía clave para España.

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