Siete de cada diez españoles piden la dimisión de Marlaska por el caso Barbate

El asesinato de los dos guardias civiles sacó a la luz la realidad de las fuerzas de seguridad del Campo de Gibraltar, donde los medios son cada vez más exiguos, hasta el punto de haberse desmantelado una unidad especial que perseguía esta lacra, por orden del propio ministro, cuya gestión tras el suceso ha sido polémica.

Tanto que siete de cada diez españoles creen que Marlaska debería dimitir, según una encuesta de GAD3 para ABC. Una mayoría abrumadora que entiende que la labor del ministro al frente de Interior no alcanza los estándares para continuar en el puesto. Solo un 19,5 por ciento opinan, por el contrario, que el antiguo magistrado de la Audiencia Nacional debería mantenerse en el puesto y un 12,5% prefiere no pronunciarse al respecto.

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Llama la atención que la mitad de los votantes del PSOEen las últimas elecciones creen que sería bueno que el ministro del Interior dejara su puesto por su mala gestión contra el narcotráfico. Ni siquiera los votantes del socio de Gobierno de los socialistas, Sumar, sostienen con firmeza al ministro, pues solo la mitad de ellos están a favor de que continúe como cabeza del ministerio.

Marlaska fue reprobado por el Congreso esta misma semana con el voto a favor del Partido Popular, de Vox y de UPN y la abstención decisiva de Podemos, Coalición Canaria y Junts. Los independentistas optaron por no sostener esta vez al ministro, opinión que comparten una parte importante de sus votantes. Según la encuesta de GAD3, hasta el 54 por ciento de los electores que eligieron el pasado 23 de julio una papeleta nacionalista quieren que el titular de Interior dimita.

No hay división en la derecha, donde más del 90 por ciento de los electores de PPy Vox apuestan por la salida de Marlaska. En el caso de los votantes populares, el porcentaje se dispara hasta el 94%, mientras que los de Vox se quedan en un 91%. Opinión, en cualquier caso, que es casi unánime y que señala al antiguo magistrado como el ministro más débil de todos los que se sientan en La Moncloa.