Sánchez y Scholz aprietan a Macron apostando por el gasoducto MidCat para 2025

El canciller alemán, Olaf Scholz, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, celebran un encuentro previo a la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno en la que ambos participan a partir de mañana en Praga. Por la delegación española participan las tres vicepresidentas -Nadia Calviño (Economía), Yolanda Díaz (Trabajo) y Teresa Ribera (Transición Energética)- y otros cinco ministros -José Manuel Albares (Exteriores), Margarita Robles (Defensa), Reyes Maroto (Industria), Luis Planas (Agricultura) y Joan Subirats (Universidades).

En el plan que proyecta los ámbitos de acción conjunta de ambos gobiernos socialdemócratas, Sánchez y Scholz se comprometen a intensificar «la cooperación bilateral en aspectos relacionados con la energía y el clima, particularmente en eficiencia energética, energías renovables, almacenamiento de energía e hidrógeno verde«, así como el impulso industrial de esta nueva fuente de energía.

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En la rueda de prensa que ambos mandatarios ofrecieron durante la cumbre, Scholz señaló que el gasoducto MidCat es «un elemento clave» para acelerar la descarbonización del continente y garantizar el suministro energético europeo: «Apoyo de manera explícita esta conexión», señaló el canciller alemán. Berlín reconoce sin reparos como un error su elevada dependencia de Rusia. El mandatario germano planteó que necesitan «corregir» una «mala decisión de hace décadas» por no tener infraestructuras propias.

«Ambos seguiremos abogando por una mayor capacidad de interconexión de la Península Ibérica para mejorar su contribución a la seguridad del suministro a toda la UE«, plantea el documento. Alemania y España ratifican así su entendimiento respecto al despliegue del MidCat. Y le ponen fecha: »La construcción de un gasoducto listo para el hidrógeno lo suficientemente grande a través de los Pirineos para que esté operativo en 2025 es de suma importancia para lograr un mercado interior de energía verdaderamente sólido dentro de la UE«, y como palanca imprescindible para acelerar la autonomía estratégica de la UE. Este entendimiento tendrá que sortear la posición francesa, que se ha mostrado contrario a este planteamiento hasta la fecha.

Donde el esquema de alianzas cambia es en el debate de las reglas fiscales. Aquí España aparece más alineado con Francia y con la tradicional posición italiana. El pasado mes de enero, al poco de ser elegido, Scholz visitó La Moncloa y dejó claro que no era partidario de abandonar drásticamente la filosofía de la sostenibilidad de las cuentas públicas. Aunque aceptando y defendiendo que estén suspendidas a cuenta de la pandemia, y pese al cambio de Gobierno en Berlín, los alemanes se alejaban de una reforma que cambie drásticamente el marco europeo respecto al déficit y la deuda. Pero esa posición se expresaba antes de la invasión de Ucrania y de sus consecuencias en materia energética y económica.

La Moncloa percibe que Alemania puede estar empezando a flexibilizar su postura. En la declaración conjunta de la cumbre no se expresa un gran detalle, pero sí se ha conseguido que Scholz admita la necesidad de una futura reforma de esas reglas que, antes de suspenderse temporalmente por la pandemia, establecían unos parámetros de sostenibilidad de las cuentas públicas con un 60% de una deuda pública y un 3% de déficit. No obstante no se puede hablar de posición común. El texto solo recoge un compromiso respecto a una futura reforma: "Junto a nuestros socios europeos, deseamos discutir conjuntamente y llegar a acuerdos sobre el futuro desarrollo de las reglas fiscales europeas". Esta parte del texto vendría a satisfacer la posición española. Si bien previamente se plantea que el crecimiento económico debe ser "sostenible y a largo plazo" y siempre "asegurando la sostenibilidad fiscal".

 En la declaración conjunta y en el plan de trabajo no figura ninguna referencia específica al escudo antimisiles. Una propuesta controvertida que defiende Alemania y que ayer la embajadora alemana en España puso encima de la mesa como una cuestión que podría tratarse hoy. El Gobierno español trasladó su desconocimiento al respecto. Hasta el punto de que la secretaría de Estado de Comunicación tuvo que desmentir que España hubiese recibido una propuesta formal de incorporación.

El canciller alemán, sorprendido, reconoció que se trata de una cuestión doméstica que Alemania va a llevar a cabo como parte de un plan de defensa antiaérea. Lo ha considerado «realmente urgente por la amenaza de nuestra vecindad». Scholz no descartó que pueda existir colaboración futura dentro de «muchos años». Y aseguró, al igual que hizo Sánchez, que no ni se abordó en la cumbre ni se está tratando por ahora la cuestión.

En los documentos de trabajo sí se apuesta por fortalecer "nuestra ya intensa y confiable cooperación en materia de defensa y armamento, que abarca desde ejercicios comunes y entrenamiento militar hasta importantes proyectos para fomentar las capacidades de defensa industrial europea". Pero siempre refiriéndose a cuestiones ya en vigor como el programa de desarrollo Weapon System/Future Combat Air System (NGWS/FCAS), así como los programas de armas en curso EUROFIGHTER, A400M, European MALE RPAS.

Ambos países han acordado continuar con el intercambio de personal que va desde el Estado Mayor del Ministerio de Defensa hasta las Fuerzas Armadas "para fortalecer nuestro entendimiento común". Y se implementará un nuevo mecanismo de relación y coordinación entre los ministerios de Defensa de ambos países.

El plan de trabajo sí hace referencia a un compromiso para reforzar "significativamente nuestra disuasión y defensa a largo plazo", en línea con lo acordado en la Cumbre de la OTAN que se celebró en Madrid en el mes de junio. Alemania y España dejan claro que "la OTAN y la UE desempeñan papeles complementarios, coherentes y que se refuerzan mutuamente en el ámbito europeo de la seguridad y la defensa, apoyando la paz y la estabilidad internacionales".