Sánchez defiende la reforma del sí es sí en plena escalada con Podemos: «Vamos a hacer lo que hay que hacer. Es lo correcto»

En las últimas horas el intercambio de declaraciones ha subido de nivel. La decisión del PSOE de presentar en solitario una Proposición de Ley para reformar la norma estrella del Ministerio de Igualdad ha hecho estallar las tensiones y el malestar que se venía acumulando en las últimas semanas. El grupo parlamentario socialista se ha reunido hoy en el Congreso de los Diputados. Los sentimientos caminaban entre el alivio por haber presentado ya la propuesta de reforma y la preocupación por ver cómo este asunto está ocupando toda la agenda política y mediática. «Es el tema que más daño nos está haciendo en toda la legislatura», reflexionaba un diputado. Y lo cierto es que el tema está todavía lejos de resolverse. Y de hacerlo será muy probablemente con el auxilio imprescindible del Partido Popular.

En ese contexto, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, acudía a esta reunión, algo que hace solo dos veces al año, para intentar transmitir serenidad a sus filas. Que lo ovacionaron puestos en pie. En su intervención ante los diputados y senadores el presidente ha defendido la reforma registrada por los socialistas porque «resulta evidente» que ha tenido «efectos indeseados». «Y me quedo corto», ha añadido. Sin querer entrar al choque con su socio de Gobierno, Sánchez ha dicho que «existe un problema» y que ante esa realidad la única alternativa es «utilizar el diálogo, pero resolver el problema».

Sánchez ha recurrido a terminología económica para defender que es un avance «neto» en derechos. Y por eso su mensaje da una instrucción muy clara al PSOE: defender la ley como «una buena ley» que surge como «una amplia reivindicación feminista». Y defendiendo ante la opinión de Podemos que pese a la reforma que plantean los socialistas se sigue situando «el consentimiento explícito de la mujer» en el centro de la ley.

Desde la perspectiva de defender el fondo de la ley, Sánchez se ha mostrado claro en que el texto registrado ayer por el PSOE es el único camino que contempla: «Vamos a hacer lo que hay que hacer, lo correcto, de sentido común, defender la ley y corregir el problema a futuro para que no haya ni una sola rebaja de condenas». Este último mensaje es muy comprometido porque como recoge la Proposición de Ley socialista, las nuevas penas solo aplicarán para actos futuros. Los actos cometidos en el pasado o durante la vigencia de la ley del solo si es si en su formato original se podrán a coger a las penas menos duras que recoge la ley original todavía vigente. El Gobierno conoce perfectamente esa consecuencia irreparable, pero prioriza el mensaje de mitigar el clamor social y trasladar la idea de que han hecho algo para poner fin a la situación.

Estos discursos tienen el objeto de fijar posición. Y de reforzar los mensajes que los cargos socialistas repetirán reiteradamente cada vez que tengan un micrófono delante. Para levantar el ánimo de su tropa con este tema que tanto daño está haciendo, Sánchez ha hecho dos cosas que siempre funcionan ante los suyos. Primero reivindicar el «compromiso histórico» del PSOE con el movimiento feminista. Y después, la mayor parte de su discurso ha estado centrada en reivindicar su gestión y criticar al PP, al que ha acusado de «no tener proyecto» y ser una oposición «desnortada».