El PSOE se desliga del fracaso de Yolanda Díaz con la reducción de jornada

La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, medida estrella no sólo de su Ministerio de Trabajo, sino de Sumar en esta legislatura -como en la anterior lo fue la reforma laboral, que salió adelante en enero de 2022 gracias al error de un diputado del Partido Popular, que votó a favor-, no superó ayer el debate de totalidad en el Congreso de los Diputados. La triple entente de derechas que formó Junts con el PP y Vox logró frenar en seco la medida que beneficiará, según Trabajo, a doce millones y medio de trabajadores en nuestro país. Estas tres formaciones (juntas suman 177 escaños) impidieron con su voto que la norma prosiga su tramitación parlamentaria, infligiendo así al Gobierno de coalición de PSOE y Sumar su enésima derrota parlamentaria que, esta vez, vino también de la mano de uno de sus socios del bloque de investidura. Muestra, una vez más, de la debilidad parlamentaria que el Ejecutivo evidencia, semana tras semana, en el Congreso de los Diputados. Aún así, quiso Díaz autoconvencerse ayer de que «hay derrotas parlamentarias que son victorias políticas» y de que la de la reducción de jornada «se va a ganar tarde o temprano».

Tras meses de negociación para lograr el apoyo de los de Carles Puigdemont en la Cámara Baja, la vicepresidenta y su equipo no han conseguido encarrilar el proyecto de ley al que el Consejo de Ministros dio luz verde a principios del mes de mayo y que estaba abocado al fracaso desde un principio al no contar con el respaldo de la patronal -Díaz negoció sólo con los sindicatos- y sobre todo, tras el portazo de los neoconvergentes a la misma, que desde entonces se han mantenido firmes en su rechazo a la norma por atentar, dicen, contra los intereses de la pequeña y mediana empresa catalana.

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Según han indicado en un comunicado, con este resultado se «evita un grave impacto negativo sobre la economía, el empleo y también sobre los consumidores»

En julio fue Díaz la que decidió aplazar su votación para ganar tiempo. Pero un «error» de la Mesa de la Comisión de Trabajo, que preside Sumar, calificó las enmiendas a la totalidad de PP, Vox y Junts en su última reunión antes del parón estival, algo que aceleró y precipitó su inclusión en el orden del día del primer pleno del curso. Aún con todo, y pese a que tanto el PSOE como varios de los aliados de Sumar le aconsejaron lo contrario, la vicepresidenta segunda optó por no retirar el texto de la reducción de jornada.

Visto el resultado y desoída su opinión, ahora es el PSOE el que decide desmarcarse del fracaso de la norma estrella de Díaz, si bien admiten que es una derrota de «todo» el Gobierno. «Es cosa de Yolanda y los sindicatos. Siempre lo ha sido», deslizan voces del ala socialista del Ejecutivo, que se lavan las manos y niegan que la de la reducción de jornada sea su guerra.

En cualquier caso, el objetivo Díaz a la hora de seguir adelante con el proyecto, era dejar que PP, Vox y Junts, a los que metió ayer dentro de un mismo 'pack' -una estrategia que irritó sobremanera a los de Puigdemont y, en especial, a su portavoz parlamentaria, Míriam Nogueras- para que se «retrataran» ante los españoles. «Las tres derechas con distintos nombres van a votar abofeteando a las cajeras de los supermercados y a los que trabajan en hostelería», denunció. Algo que, añadió, en un tono mucho más duro del que había venido empleando en los últimos días, «les va a perseguir y no les saldrá gratis, igual que tampoco les salió a los que votaron en contra de la reforma laboral».

Una fuerza y coraje de los que hizo ayer gala Díaz a sabiendas de que la derrota era inminente y que socios de izquierdas como ERC echaron en falta que hubiera empleado antes para arrancar los votos favorables de la derecha catalana independentista. «Habría que habérselo reprochado más [a Junts]. Que Yolanda siga en esa línea, pero no sólo hoy», le recriminan los republicanos, que, en su día, cabe recordar, votaron en contra de la reforma laboral de Díaz.

Sea como fuere, Junts, PP y Vox devolvieron ayer a Díaz a la casilla de salida, que habrá de empezar de cero aunque no de inmediato. Fuentes de Sumar trasladan que su 'plan b' pasa ahora por desgajar el texto rechazado y centrarse de inmediato en el registro horario con la intención de llevarlo «pronto» al Consejo de Ministros vía decreto para poder aplicarlo mientras se negocian los apoyos parlamentarios. Pero en Moncloa no renuncian al resto de la norma y no descartan convocar la mesa de diálogo para volver a sentarse con la CEOE. Algo, creen, que les permitiría aproximarse al PP una vez descartada la vía Junts.