Podemos alfombra la vuelta de Irene Montero a la política nacional
Agita el regreso de la exministra a la vez que exprime la debilidad parlamentaria del Ejecutivo de Sánchez
Podemos da por muerta la mesa de partidos sobre el impuesto energético hasta que PNV y Junts se sienten en ella
La secretaria general de Podemos, Ione Belarra, y la eurodiputada, Irene Montero
La maquinaria está en marcha desde hace tiempo. Y el hecho de que Podemos lleve semanas agitando la figura de Irene Montero no es casualidad. El regreso de la exministra de Igualdad a la primera línea de la política española es ya una ... realidad que cobra cada vez mayor fuerza. Algo habrá tenido que ver que los primeros espadas de la formación morada no paren de repetir la consigna 'Irene está de vuelta'.
Especialmente, su secretaria general, Ione Belarra, que se encargó de alentar esta hipótesis durante la gala de los premios de la Asociación de Periodistas Parlamentarios (APP), cuando recogió en nombre de Montero el galardón a eurodiputada del año. Belarra aseguró que «dentro de muy poco va a volver» de Bruselas, donde ahora se encuentra «exiliada». Hasta la propia Montero ha dado pistas: «Me veo en primarias», confesó en 'Canal Red', la plataforma de Pablo Iglesias, confirmando así su intención de postularse como candidata a unas elecciones generales y avisando de que este será un requisito imprescindible para una coalición de izquierdas a modo de dardo a Sumar.
Tampoco pasa desapercibido que Montero negocie ya con el Gobierno el apoyo de Podemos en el Congreso. Prueba de ello fue que se encargara de negociar con el ministro de Justicia, Félix Bolaños, para desbloquear la ley de eficiencia judicial. Un papel que hasta ahora venía ejerciendo Belarra en exclusiva. La intención es que la dinámica siga así y se repartan las negociaciones a futuro, explicaron fuentes de la formación.
Preparar la vuelta de Montero a Madrid es una maniobra que forma parte también de la estrategia de Podemos de recuperar posiciones en detrimento de Sumar, con quien mantiene un pulso para monopolizar el espacio a la izquierda del PSOE. Una batalla en la que Irene Montero se perfila como ariete del 'yolandismo'. Cualquiera diría que, en marzo de 2021, el entonces líder Pablo Iglesias llegó a hablar de la actual vicepresidenta segunda como «la próxima presidenta del Gobierno de España» cuando la designó sucesora en el Ejecutivo. La relación saltó por los aires cuando Díaz anunció su intención de construir una plataforma que superara a Unidas Podemos. Algo que los morados percibieron como una traición. Aquel proyecto fue Sumar.
Tras dos años de distanciamiento, los cinco diputados de Podemos (cuatro sin Lilith Verstrynge) pasaron al Grupo Mixto y Díaz, a ser su mayor «error político», en palabras de la propia eurodiputada. El veto a Montero en las generales de 2023 tras la crisis del 'sí es sí' es algo que Podemos no perdona a Sumar y uno de los principales motivos de la ruptura. Ahora, los morados quieren volver a verse en una papeleta electoral tras concurrir en los últimos comicios bajo una formación distinta. Y que Díaz haya condenado su propio proyecto político a la disolución, abandonando la dirección apenas un año después de lanzarlo, allana el camino.
En junio, coincidiendo con el paso a un lado de Díaz en Sumar, Podemos dio por «finiquitada» la legislatura después de que el PSOE sellase un pacto con el PP para la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Desde entonces, opta por una estrategia de desgaste contra el Gobierno de Pedro Sánchez. Para ello, se apoya en el discurso antisistema de su vieja guardia. Entre ellos, se encuentra Pablo Iglesias, que 'de facto' continúa ejerciendo como gurú político del partido en la sombra y en la no tan sombra, y que aprieta desde fuera -rozando el estilo Alvise- para reventar el bipartidismo. La caída a los infiernos de Íñigo Errejón, investigado por una presunta agresión sexual, también les abrió en octubre una nueva oportunidad de la que buscan provecho.
La formación de Belarra ondea la vuelta a casa de Montero mientras mantiene una clara actitud de exprimir la debilidad parlamentaria del Ejecutivo al más puro estilo de Junts, acusando al PSOE de 'derechizarse' y a Sumar, de no hacer ruido. Podemos ha logrado así convertir cada votación en el Congreso en un martirio, haciendo valer el poder de sus cuatro diputados, que parecen pocos, pero han metido en más de un apuro al PSOE este año. Enero comenzó con Podemos tumbando la reforma de los subsidios de desempleo, en un duro golpe al Gobierno, que sufrió su primera gran derrota parlamentaria. Después del verano llegó la consulta a la militancia sobre las condiciones para apoyar los presupuestos: romper con Israel y rebajar por ley los alquileres. El último órdago, apoyar el veto del PP en el Senado a la ley de eficiencia judicial, que salió adelante a cambio de ceder el PSOE en desahucios y transporte.
Todo apunta a que seguirán presionando en 2025 y el próximo 23 de enero se torna en fecha clave. Junts y PNV se aliaron con el PP para derogar el impuesto energético. El Gobierno optó por el parche de un decreto in extremis para prorrogar este gravamen a sabiendas de que las derechas catalana y vasca rechazarán su convalidación en el Congreso cuando se vote a finales de enero. El tributo energético fue la promesa que los socialistas hicieron a Ione Belarra a cambio de que su formación salvara su paquete fiscal tras un acuerdo -otro más- de última hora. Sin él, insiste Podemos, no habrá presupuestos.