Los pensionistas vascos piden una paga extra que compense «el poder adquisitivo perdido»

En el manifiesto que ha leído uno de los portavoces del movimiento, han resaltado que el riesgo más inmediato del colectivo está en «la pérdida de poder adquisitivo derivado del desigual reparto de la riqueza». Han denunciado que frente al crecimiento «exponencial» de los precios, los «oligopolios de la energía y financieros baten récords de beneficios». Se han mostrado especialmente críticos con el pacto de rentas que se promueve, que, en su opinión, no es más que «un trasvase ingente de rentas de los bolsillos de la mayoría de la gente a las oligarquías financieras».

Creen que, más allá de medidas «puntuales» para controlar los precios, es «imprescindible» que salarios y pensiones recuperen el poder adquisitivo. «Con la revalorización de la última reforma de las pensiones de 2021 perdimos un 3% de nuestro poder adquisitivo y, si no lo evitamos, este año volveremos a perder previsiblemente otro 8%», han añadido.

Para evitarlo, han pedido que se apruebe una paga en diciembre que cubra la diferencia entre el 2,5% de subida pactada y el IPC de final de año. «Demandamos recuperar la paga compensatoria suprimida con la reforma de 2021», han insistido.

Ha sido el final de una concentración que arrancaba entre gritos de «terrorismo es no llegar a fin de mes» o «lo público no se vende, lo público se defiende» y en la que también han puesto en su punto de mira a los bancos. Los pensionistas vascos también han denunciado el «cierre de sucursales y cajeros» y los «recortes de servicio».

Han anunciado, además, que el próximo lunes, día 26, en lugar de concentrarse frente al Ayuntamiento, lo harán a las puertas de entidades bancarias. Su intención es entregar a los directores un documento con sus reivindicaciones.

Las concentraciones de los lunes de los jubilados del País Vasco arrancaron el 15 de nero de 2018 para reclamar pensiones «dignas». Desde entonces las reclamaciones han ido adaptándose a la actualidad.